Hermosa venganza.

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Mientras tanto, en otra parte de la mansión, una castaña con un chándal azul y blanco corría a cuatro patas como un Zigzagoon huyendo de su padre. Miró hacia atrás para asegurarse de que había dado de lado a las sombras fantasmales que la seguían pero cuando volvió a mirar al frente se chocó con una cosa blanquecina y terminó cayendo al suelo. Dolorida, se frotó la frente por debajo del flequillo.



-Agh...¿¡Quién te cr...!? –Palideció de golpe. El bulto contra el que se había accidentado era una criatura mediana, de un blanco sucio y que movía los brazos desesperadamente. No tenía cara. Su enfado se esfumó. - U...u-un...¡¡FANTASMAAAA!!



Sapphire corrió a coger cualquier cosa cercana que le ayudase a defenderse de aquella "cosa". La silla sería perfecta. Con pulso tembloroso pero intenciones firmes, tendió el objeto delante de ella, amenazante. El bulto blanco sólo balbuceaba cosas sin sentido alguno y seguía moviendo los "brazos" como si quisiera atraparla con cantícos en otro lenguaje extraño y llevársela a su mundo.



-¡Atrás, monstruo del averno, atrás! –Le advirtió, haciendo énfasis en su defensa.- Tengo una silla...¡Y no dudaré en usarla! ¡No me llevarás! ¡NUNCA!



Aquel ser sin cara y de un pálido enfermizo se acercó más, sin hacer caso a las amenazas de la chica de ojos zafiro. Ella no lo vió venir. El "monstruo" tropezó con una arruga de la alfombra aterciopelada y cayó encima de la chica estrepitosamente. Un quejido humano seguido de la pronunciación de su nombre le indicó que esa cosa no era un fantasma...sino uno de sus compañeros. Mejor dicho, compañeras.



-¿¿Yellow??



-¿Sapphire? –La rubia se levantó al instante y se sacudió el polvo, avergonzada por la situación que acababa de provocar. La cortina blanca que la cubría se deslizó en el suelo como una pluma al viento.- L-le estaba intentando decir que, por favor, me quitase la capa de encima...P-perdón.- Le daba vergüenza reconocer que se había quedado enredada.



-¿Eh...? Oh, no, no, no tienes que disculparte.-Se justificó, con una sonrisa nerviosa y quitándole importancia con la mano. Suspiró aliviada, por suerte no había sido un monstruo.- Yo casi te "ataco" con una silla. Por cierto, ¿Qué hacías con eso en la cabeza?



-Esto...je...jeje...-Entrelazó sus manos a la altura del vientre y bajó la mirada, tímida. Estaba claro que era demasiado torpe para que no le pasasen este tipo de meteduras de pata.- Cuando huíamos del vestíbulo intenté esconderme detrás de unas cortinas en uno de los pasillos...No fue una buena idea. Cuando quise salir me enredé y se cayó. No veía nada. Hasta que oí tu voz y quise acercarme para que me ayudases...



-Entonces lo siento, estaba claro que era una sábana...qué torpe. -Se rascó la nuca, sonriendo nerviosa. Se descruzó de piernas y se levantó, quitándose el polvo de los pantalones cortos.

~ Un verano juntos ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora