La ciudad flotante.

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El ambiente ya no era tan cálido y desde se hace seis días que no se veía ninguna señal de lluvia, eso era bueno. Y aun mejor es que, casi un mes después de dejar atrás la aldea destruía de los Fide'il, llegamos a la primera gran cuidad del continente mágico: Casys, la ciudad flotante. Una maravillosa construcción con la que los humanos solo podrían soñar en igualar. Y a la que no podíamos entrar.

La ciudad estaba construida en su mayoría por torres blancas con una cima redondeada de color dorado, rodeada por una muralla de piedra azulada y transparente, lo que le confería el aspecto de un castillo gigantesco flotando a casi cuarenta metros del suelo. Siete cadenas de plata bajaban hasta las montañas circundantes y se anclaban a ellas, se sabia que solo era algo estético, pero esto hacia que pareciera que sostenían a la ciudad en su sitio. La única forma de entrar era atravez de un puente de mármol, fuertemente custodiado por guardias armados con grandes alabardas.

Bajo la urbe corría un río de grandes proporciones, y aguas cristalinas. Incluso desde la distancia se podían ver, flotando en él, barcos pesqueros qué atrapaban con grandes redes peces del tamaño de delfines. Y en este lugar no había que temer a las criaturas mágicas. Dieciséis enormes cristales del tamaño de rascacielos y de color lila orbitaban la ciudad a casi veinte kilómetros de ella. Dentro de su perímetro no existía otra vegetación más que praderas y sembradios, era incomprensible para mi como se había logrado, pero la protección de esos cristales impedía al continente mágico tomar el control de este lugar.

-Un paraíso idílico para para sus habitantes, pero solo puede ser visto de fuera por los extranjeros -murmuro la niña elfo.

La ciudad no estaba  habitada por razas bestia, como cabria de esperarse, sino que fue construida por una raza que jamas había salido del continente mágico, los Emethia. Aunque se parecían en sus costumbres a los elfos, sus rasgos no podrían ser mas diferentes. Poseían una piel oscura cubierta de finas escamas no visibles a simple vista, adecuada para el clima donde se desarrollaron; sus ojos eran casi completamente negros, aunque, decían algunos que los habían visto, se podía observar algo de blanco en las orillas si uno se fijaba bien; tenían una estatura un poco mas alta que la de los humanos, pero no la suficiente para ser considerados gigantes, el promedio de esta raza eran los dos metros, alguno alcanzaban incluso los dos metros y medio. Pero su rasgo más característico eran sus brazos, casi lo doble de largo de lo normal.

Podrían parecer a simple vista salvajes, pero era la raza mas inteligente que existía, sus conocimientos de magia, historia, biología, arquitectura y geología no tenia igual, su ciudad, brillante como ninguna del continente humano, era una pequeña prueba de ello. A menudo creaban artefactos que comerciaban con el resto del mundo. El sistema de defensa de la academia de caballeros y la maquina que lograba hacer flotar al  castillo en Mirie, ambos fueron creaciones suyas. Sin embargo eran seres antisociales que no permitían la entrada mas allá de los límites de la ciudad a ninguna persona que no fuera explícitamente convocada por sus gobernantes, elegidos mediante voto popular.

Aún así dejaban a los viajeros acampar al amparo de los cristales mágicos, incluso había miembros de la raza bestia que vivían dentro de este confín, a cambio daban un pago en especias a los Emethia, una especie de tributo por dejarlos estar ahí.

-Me gustaría ver como es por dentro -desde donde estábamos alcanzaba a ver lo que más me interesaba, la torre mayor. En el interior de ese lugar se encontraba la biblioteca más grande que jamas existió en este mundo, nunca antes visto por ojos humanos.

-Se que es un lugar seguro -comento Aria, mirando a sus alrededores-. Pero ¿porque hay tanta gente?

A nuestro alrededor había miembros de todas la razas en diversos campamentos, algunos parecían ser gente importante de sus respectivas razas, porque los acompañaban guardias fuertemente armados y vestían ropas elegantes, nada apropiadas para un viaje largo en lugres peligrosos.

Theria Volumen 1: Un Nuevo Mundo.Where stories live. Discover now