El hombre y el dios.

2.8K 311 53
                                    

?

Nuestros pasos resonaban en los húmedos pasillos de roca mientras nos adentrábamos cada vez más en la oscuridad. El chico que me acompañaba no dejaba de quejarse del frío, que se incrementaba conforme avanzábamos, pero yo apenas lo sentía, mi corazón estaba ya tan congelado que jamás volvería a sentir frío ni calor.

-¿Esta seguro que es por aquí? -me preguntó el chico, algo nervioso. Para calmarlo le sonreí, una expresión a la que ya me había acostumbrado, pese a lo mucho que la despreciaba.

-¡Claro que sí! ¡No te preocupes, pronto veras la fuente de mi poder! ¡Por algo te he elegido como mi aprendiz!

¿Cuantas veces había hecho esto ya? No lo recordaba, me parecía que por siempre, un ciclo interminable de engaños y muerte. Pero hace mucho que me dejo de importar, era intrascendente. Mientras avanzábamos observe las joyas de sangre, cuyas raíces absorbían como vampiros la esencia divina atrapada en las runas. Ver eso siempre me daba asco.

Al fin llegamos a nuestro destino, un antiguo templo bajo tierra con un cubo cubierto de runas en el centro. El muchacho miro asombrado y me iba a preguntar algo, pero antes de que pudiera decir nada lo tome del cuello y lo arroje al abismo. Sus ojos sorprendidos me miraron por un segundo, pero no importaba, necesitaba su combustible.

Mientras el muchacho caía, del cubo salió energía arcana que se transformó en una enorme mano. Aquella cosa envolvió al chico con su luz azulada y absorbió su energía mágica y, en medio de gritos agónicos, su alma.

-Aun no entiendo porque les quitas sus almas también.

Son deliciosas. Además así no podrán renacer.

-Como sea.

Has tardado más esta vez.

-Cada día es más difícil encontrarlos. Aurien sabe dónde hay más, pero no me lo dice ya que los ocupa para sus experimentos. Aunque he de agradecer que me trajera, desde Virelia hasta aquí es un viaje muy largo, pero si lo necesitabas ya se ha ido, dijo que tenía asuntos que atender. Por cierto, vi lo que hiciste allá arriba, ten cuidado, podrían descubrirte y arruinar nuestros planes.

No pude evitarlo, el hambre cada día es peor, muero segundo a segundo. Hace no mucho vino un alma de apariencia deliciosa, la desesperación por su esencia me hizo enloquecer.

-¿Y?

Escapo. Venia con otros que la ayudaron

-Lastima, me habrías ahorrado el trabajo de buscar alimento por ti, cada día es más difícil moverme sin llamar la atención. Pero bueno, ya no falta mucho, pronto él tendrá la maquina lista, sólo procura no hacerlo de nuevo. La mayoría de esa esencia no es compatible contigo y solo se desperdicia.

No necesitamos maquinas, la necesitamos a ella.

-Puede, pero hasta que nazca, o si ya lo ha hecho de muestras de su poder, no sabremos donde está. Aurien ya ha tomado medidas para evitar su nacimiento, confía mucho en sus máquinas, aunque debo decir que esas medidas me parecen inútiles, nacerá queramos o no.

Saque de mi mochila mi comida, la que más me recordaba a casa. Una hamburguesa, hecha con mis propias manos, una de las pocas cosas aquí que podía fabricar yo solo. Me senté en el frío suelo y le di una mordida. El sabor no era el mismo, pero la criatura de la que salió era lo que más se acercaba a una vaca.

<¡Papi, te llenaste de salsa! ¡Pareces un vapiro! ¡Cárgame! ¡Quiero ver los gatos grandes!>

<¡Ja, ja, ja! ¡Amor! ¡Siempre tan descuidado!>

Enjuague mis ojos. De nuevo la sensación de tristeza, una emoción que jamas desaparecería. Junto con el odio.

De nuevo estas llorando.

-Solo recordaba algo -el viaje al zoológico, el último día de mi vida.

No entiendo aun el porque de tu ayuda ¿sabes que los destruiremos? ¿Verdad? Nada vivo sobrevivirá a nosotros.

-Cuento con eso. Ella me quito todo, yo haré lo mismo -mire al cubo. El dios que se encontraba encerrado dentro era mi única forma de vengarme. La única forma de hacer que pagase-. Hablando de eso, al parecer hay uno nuevo, recibí un informe de que alguien de características similares a los otros había nacido. Los estúpidos de los dioses elementales están buscándolo.

Él podría ser un obstáculo tarde o temprano, necesita ser destruido.

-Es lo que yo pienso, pero Aurien se niega a darme información de él, dice que podría estar de nuestro lado. Que podría ayudarnos.

¿Tú qué opinas?

-No lo he conocido aun, pero Charlenee dice que ella envió a alguien a salvarlo cuando lo estaba a punto de matar. Dio su último aliento para salvarlo, así que confía en él. O estaba desesperada, era su última oportunidad después de todo. Sea como sea, no confió en alguien que desconozco. Ni siquiera confió en Aurien, esta demente.

Pero es útil. Deberías hablar con los otros, si esta en el continente mágico ellos lo habrán sentido. Pero siesta cerca de aquí no sera tan fácil localizarlo.

-Ellos están a punto de perder la razón. Es poco prudente hablarles, a diferencia de ti nadie los ha estado alimentando. Pero vigilare a Aurien, si llega a tener contacto con él podre encontrarlo y deshacerme de una vez de nuestra única preocupación.

¿Cuánto tiempo más deberé esperar? Es una duda que me asalta siempre.

-Has estado ahí durante milenios, yo llevo esperando esto casi doscientos años. Un poco mas no será problema para mí y no debería serlo para ti. Las visiones no lo han dicho, sin el señor de la tormenta triunfaremos, pero si llega a intervenir hay una mínima posibilidad de fallar.

¿Porque el cazador lo dejo escapar? Dijiste que estaba de nuestro lado.

-Lo confronte, dijo que está del lado del destino, y el destino le impidió matarlo esa vez. Es una estupidez. Lo mataría enseguida pero me temo aun lo necesitaremos, el poder de las visiones es fuerte, recuerda que él es único que logró conversar con tu hermano sin ser destruido, aunque dio sus ojos a cambio.

Me levante, mirando al ser que se encontraba dentro del cubo.

-He de retirarme, mi ausencia podría despertar sospechas. Pronto recuperaremos lo que es tuyo y haremos a esa tipa pagar por lo que nos hicieron a ambos. No descansaré hasta que este mundo arda.

Nos veremos nuevamente Christopher.

Salí del antiguo templo mientras en mi cabeza seguían resonando las voces caóticas de mi esposa y mi hija. Mi pequeña, que solo quería un paseo en el zoológico. Mi niña.

Theria Volumen 1: Un Nuevo Mundo.Where stories live. Discover now