La ciudad de Astorie

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Tardamos tres días más en llegar a la siguiente parada, la ciudad de Astorie.

Tanto Aria como Sarel se encontraban bastante cansados, aunque no era de extrañar ya que notaba ninguno de los dos estaba acostumbrado a viajar, aunque Aria lo sobrellevaba un poco mejor. Yo por mi parte, estaba desecho, lo que más deseaba era dormir al menos una noche entera.

Cosa que no he podido hacer por andar vigilando que nada les pasar a esos dos.

A diferencia de Friender, Astoire no tenía ninguna muralla, eso era debido a que ya contaba con una increíble defensa natural: se hallaba en una isla situada en el centro de una enorme laguna. Para llegar a ella se debían cruzar uno de sus cuatro puentes, los cuales se podían destruir fácilmente en caso de guerra. Cada uno apuntaba hacia un punto cardinal, marcando el camino a diferentes ciudades. En el centro se erigía un imponente palacio, parecido a los de medio oriente, aunque un poco menos ostentoso ya que servía como casa de gobierno y no vivienda de algún noble. La comida típica en este lugar eran los pescados gigantes de color rosado que se obtenían del lago, según el diario de George, eran un manjar imperdible si se llegaba a esta ciudad.

Lo primero que debía hacer era buscar una posada para descansar. Era la segunda ciudad habitada que encontraba en mi viaje y me gustaría dormir en una cama, al menos de paja. Pero los chicos, pese a estar casi tan agotados como yo, miraban sin descanso las tiendas que se encontraban alrededor, sobre todo aquellas que vendían ropa, pues los dos estaban muy sucios y no tenían ningún cambio, dado que lo habían perdido todo durante el ataque.

Yo les dije que podíamos regresar, pero ninguno quiso, Sarel porque dijo que todo se había perdido y Ariane... pues ella ni idea, no me quiso dar explicaciones. Y dicho sea de paso yo no quise pedírselas.

—Espérenme aquí —dijo Sarel cuando pasábamos frente a una sastrería de alta calidad.

No me pidió nada por lo que supuse que lo compraría con su nombre noble, que aún no me decía. Si es que de verdad era un noble.

—No tengo mucho, así que tendrás que conformarte con ropa ya hecha —le comente a Aria, quien miraba la sastrería con tristeza. En ese momento Sarel salió y nos hizo señas para que nos acercáramos.

—Ya he negociado, están dispuestos a hacer una sola una muda para Aria y una para mí, pero debemos ir a la sede del gremio mañana temprano para que se acredite mi identidad, ahora nos tomaran las medidas y mañana nos las entregaran ahí.

—¿Estás seguro? –le pregunto Aria, dudosa—. No tengo como pagarte en este momento.

—No te preocupes —le contestó el chico—. Solo tómalo como un regalo.

Si, un regalo, como no. Mejor los dejo solos midiéndose o podría correr el riesgo de hacer un mal tercio. Algo que nunca me ha pasado, porque nunca tuve amigos.

Rayos, mejor dejo de pensar en eso o comenzare a lagrimear aquí.

—Mientras se miden iré a buscar un lugar para descansar, regresare en poco tiempo —me excuse. Mi impresión hacia Sarel mejoro un poco con el gesto que tuvo hacia Aria, no parece ser mala persona, pese a de ser de una familia acomodada.

Después de que entraron ambos en la sastrería proseguí mi búsqueda de una buena posada. Lo más importante para hacer en el momento. Encontré varias, pero para mi sorpresa, todas estaban ocupadas, ni siquiera tenían libre una sola habitación, dios. Al final encontré una, era algo cara, pero me la podía permitir, además de que servían la carne de pescado que tanto ansiaba probar como desayuno. Lo único malo era que solo tenía dos habitaciones disponibles, ambas individuales. Lo que significaba que tendría que compartir la habitación con Sarel, dejándole la cama mientras yo dormía en el suelo.

Theria Volumen 1: Un Nuevo Mundo.Where stories live. Discover now