Partiendo.

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El lobo intento huir, pero lo paralice con una ligera descargar para luego cortarlo a la mitad. Era el último, ya todos los demás los había cazado la noche anterior, este vino por venganza.

Desde hacía cosa de un mes una manada de ul'hesh, lobos de llanura, había estado cazando al ganado de esta granja, por lo que el viejo y su familia solicitaron ayuda del gremio. Pero ningún mercenario había aceptado el trabajo dado que la paga era poca y el lugar estaba apartado, a tal punto que me tardaría mínimo seis horas para llegar a la ciudad de nuevo. Y no se diga tomar un carruaje, porque te cobraban más de lo que se pagaba. Era obvio que nadie querría hacerlo

No era raro que la familia no pudiera pagar más que unas pocas monedas de cobre. Generalmente los ul'lesh podían ser frenados por los propios granjeros. Sin embargo, el jefe de la familia y su mujer murieron enfermos pocas semanas antes debido a una rara enfermedad y los únicos que quedaban para manejar la granja eran los ancianos, de ya avanzada edad y sus nietos, el mayor de no más de nueve años y sin educación en magia ni en esgrima. Necesitaban ayuda, así que juntaron todos sus ahorros y fueron al gremio. Si la manada no era exterminada, no solo acabarían con el ganado, sino que era posible que atacaran a los humanos. Depositaron toda su fe en esas monedas y esperaron, pero por semanas no fue nadie y poco a poco su medio de subsistencia se iba acabando.

Una rara enfermedad, ¿eh?

A pesar de la magia de sanación, en este mundo aun existían enfermedades mortales. Los virus y bacterias eran un problema verdadero que podía afectar a todos. Si, se habían encontrado remedios y los curanderos, como Rina, generalmente podían sanar a la mayoría. Sin embargo, las personas con estos conocimientos eran pocas y a menudo cobraban bastante. Creo que era una de las pocas cosas buenas que tenía mi madre, ella casi nunca cobraba de más por su servicios, a menos que el cliente fuera rico, claro.

Con esos pensamientos me acerque a la vieja casa, de donde ya se podía ver una luz encendida por la ventana carente de vidrio. Era una suerte que no existieran los mosquitos ni otros insectos, de lo contrario eso los atraería.

El verdadero problema eran los ladrones y secuestradores, pero en esta provincia casi no había. Al menos la seguridad del reino era buena, incluso para los más pobres.

—¿Estás seguro que no quieres pasar aquí la noche de nuevo? —me pregunto la anciana, nada más me asome por la ventana para informarles que la plaga había sido erradicada.

Debido a que me tomo dos días completar la misión, la cual hubiera sido más fácil si contara con ayuda o lo hubiera hecho alguien mejor preparado, pase la última noche en un pequeño cuarto sobre el granero. He de decir que no pude descansar bien, más que nada debido a que no me gustaba estar en casas ajenas. Con las posadas no me pasaba lo mismo, quizá porque pagaba por ellas o tal vez se debía a que no tenía que hablar con nadie, ni deberle a nadie. Quien sabe, pero lo prefería. También estaría bien tener una casa propia, pero ese aun es un sueño lejano.

—No, gracias, es hora de volver, antes de que oscurezca más —le respondí, intentando sonreírle.

La familia, después de intentar convencerme de al menos quedarme a cenar, me despidió con un gesto de sus manos y un gracias. Mientras salía por la verja y miraba al ganado, una especie de cerdos sin orejas, un hocico parecido al de un elefante y el cuerpo aplastado, recordé cuando llegue. Los ancianos no se sorprendieron de mi edad, lucían felices de al fin contar con ayuda, aunque también tristes. Tal vez pensaron que me matarían al primer intento.

Quien sabe, a lo mejor podría haber pasado.

A pesar de que los caminos eran muy peligrosos por la noche debido a la oscuridad, no sentí miedo. Es más, pasear a la luz de la luna, muy parecida a la de mi mundo, mientras respiraba el aire fresco era tranquilizador. Acompañarlo con el té que me dio la anciana antes de partir lo hacía aún mejor. Fue por eso que llegue a mi destino antes de darme cuenta.

Theria Volumen 1: Un Nuevo Mundo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora