Preludio Arco 2

2.9K 362 27
                                    

(Okey, okey, okey. Este iba a ser parte del primer capitulo del arco 2, pero me gusto tanto que quiero dejarlo como una pequeña demostración de lo que nos espera)

-¡Maestro! -Grito Clarisse mientas entraba, presurosa, al camarote donde nos encontrábamos Tyna, Aria y yo. Los tres habíamos pasado días enteros encerrados intentando aumentar nuestro repertorio de ataques, aunque solo teóricamente, pues no podíamos practicar en un ambiente cerrado- ¡Venga a cubierta! ¡Rápido! ¡Tiene que ver esto! ¡Ah, cierto! ¡El capitán dice que ya casi llegamos! -después de decir eso salio rápidamente, era notorio que estaba muy exaltada.

Di un suspiro de alivio. Llevábamos cuatro semanas de viaje y ya solo en los primeros tres días me había hartado del barco, de su bamboleo constante y el olor a pescado que llenaba la embarcación cada vez que un monstruo la atacaba y era destruido por el grupo que habían contratado para defenderla. Una vez incluso nosotros peleamos contra uno, una especie de cangrejo con tentáculos de pulpo y seis enormes pinza con la que intentaba cortarnos. Solo he de decir que no fue buena idea atacar a alguien que puede lanzar rayos de sus manos estando empapado. Ahora que lo pienso, desde hace cuatro días que no ha habido ataques, me pregunto porque será.

-¿Que es tan impresionante como para que estuviera tan emocionada? -preguntó Aria, mientas se levantaba para seguir a Clarisse. En sus manos llevaba un libro lleno de cantos de fuego, ni idea de porque quería aprender uno, pues son difíciles de controlar y gastan demasiada energía.

-No lo se, pero es obvio que le gusta el mar -le contesté. Tanto ella como Sarel habían pasado casi todo su tiempo en cubierta, admirando el océano. No se que le veían, yo me aburría con tan solo ver por media hora ese azul infinito, que no parecía acabar nunca, aunque debo admitir que tiene cierto encanto al atardecer.

Salimos del camarote y mientras subíamos las escaleras pude escuchar lo que me pareció el resoplido de un animal grande, algo que mi mente asocio de inmediato con una ballena, el ser mas grande que conozco.

-¿Que nos querías mostrar, Clarisse? -le pregunte nada mas salir a cubierta. Enfrente de nosotros se encontraba una especie de montaña, algo alejada, pero ocupaba gran parte de mi campo de visión.

-¡Eso, maestro! -me respondió, señalando la montaña.

-No entiendo -le dije con sinceridad. No veía nada extraordinario, solo era una simple montaña saliendo del océano, mirando tras ella pude ver una isla llena de arboles y maleza, seguramente el lugar a donde nos dirigimos.

-Mire bien -Sarel apareció tras de mi y señalo a la montaña, pero a la cima. Mire hacia donde señalo. Ni siquiera sentí el dolor cuando caí de espaldas. ¡Aquello es increíble! ¡Lo más alucinante que jamás he visto en mi vida! Esa cosa no era una montaña, sino un enorme cuello que conectaba a una cabeza titánica, que emitía el resoplido que escuche antes. El cuerpo, ahora me doy cuenta, se movía con suma lentitud, creando olas con sus aletas colosales. Sus ojos, esmeralda y del tamaño de autobuses, miraban el barco, impasible.

Era una tortuga titán.

Había leído sobre ellas, pero siempre las imagine del tamaño de un elefante cuando mucho, la que estaba frente a mi tenia un caparazón que fácilmente podría servir como hogar para decenas de personas, incluso estoy seguro que hay animales viviendo ahí. Según sé, nunca se hunden por completo en el mar.

Otros resoplidos llamaron mi atención. Rodeando el barco había mas de esas tortugas, casi una docena de islas vivientes que se movían en sincronía, todas adentrándose al mar por el camino contrario al que seguía barco. Una de ellas agacho su cabeza y la zambullo en el mar, cuando salio llevaba en su boca, terminada en un pico, un tiburón enorme, del tamaño que pudo haber tenido el mítico megalodón y se lo trago de un mordisco. Ahora entendía porque no había habido ataques de monstruos, todos habían escapado al sentir acercarse a esas tortugas, sus depredadores naturales.

-¿No hay peligro de que ataquen el barco? -pregunté, a nadie en particular.

-Nunca han atacado embarcaciones humanas -me respondió uno de los trabajadores del barco-. Solo a monstruos. Además son la señal de que el continente esta cerca, solo en Demery hay criaturas tan grandiosas.

-Increíbles -susurré. A mi lado mis compañeros miraban el espectáculo tan fascinados como yo.

Nos quedamos ahí, contemplando a las tortugas hasta que desaparecieron en el horizonte, horas después, justo antes de que tocáramos puerto. Mientras desenbarcabamos en el rustico puerto pude escuchar, en la lejanía, el resoplido de esos titanes, como dándonos la bienvenida al continente mágico.

Theria Volumen 1: Un Nuevo Mundo.Where stories live. Discover now