Theria Volumen 1: Un Nuevo Mundo.

Arco 1: El inicio de la aventura.

"Mi más grande deseo es descubrir los secretos del mundo."

Así es como comienza el diario de George, lo encontré mientras revisaba el contenido de la bolsa que me dejo. Siento que es un muy bonito sueño, aunque no lo haya cumplido, así que he decidido cumplirlo yo en su lugar. Pero primero debo asegurarme de que puedo sobrevivir, de nada servirá si me matan a medio camino, por eso me haré caballero, o mínimo intentare seguir ese camino lo más que pueda.

En este momento me encuentro viajando en una carreta que tome a la salida del pueblo, junto con algunas otras personas, aunque de todos ello solo he visto a dos antes, los demás deben ser viajeros. Uno es un hombre mayor y la otra, que está sentada junto a mí, es una niña rubia de más o menos mi edad, ella fue junto conmigo a la escuela, bueno, eso creo, siento que hay algo familiar con ella, pero no consigo recordar... no ha de ser importante de todas formas. Salimos desde hace casi seis horas de los límites del pueblo y ninguno me ha dirigido la palabra, por lo que asumo que no saben quién soy. Es mejor así, no quiero volver a tener contacto con nadie más de ese lugar en mi vida, de todas formas no estoy apegado a nadie ni a nada de ahí.

El viaje a la capital me tomara entre seis a ocho semanas, apenas a tiempo para presentar el examen de admisión. Según mi padre, solo aceptan a los mejores, por año solo admiten a doscientos candidatos, de entre doce a dieciséis años; si no logras entrar en ese tiempo, ya no tendrás otra oportunidad, lo que significa que solo puedes presentar el examen cinco veces. Al año van cerca de mil personas, lo que quiere decir que hay una probabilidad del veinte por ciento de ser admitido.

Mi padre entró a los quince años, si el no pudo al primer intento, dudo que yo lo logre. A pesar de que los caballeros son la elite de los protectores del reino, no son la fuerza más grande que hay, ese puesto se reserva para los gremios de mercenarios.

Existen dos grupos, aunque se llamen igual, están separados uno del otro. Los mercenarios y los mercenarios negros. Los mercenarios negros son contratados para guerras, secuestros y asesinatos, no se puede llegar a ellos sin conexiones, ni tampoco es fácil unirse. Mi padre los odiaba, pues decía que son seres viciosos que harían cualquier cosa por dinero. Los mercenarios son una empresa expandida por todo el mundo, con sedes en todas las capitales, ellos aceptan a todo el mundo, sin importar su raza. Se encargan de repartir trabajos de caza de monstruos, defensa de pueblos donde los caballeros son escasos o donde no existen, recolección de materiales y protección. Tiene reglas estrictas que sus agremiados deben cumplir.

Pero, al no ser entrenados, su tasa de mortalidad es alta, muy alta, de cada cinco tres morirán en su primer año, pero si logran sobrevivir algunos alcanzan una fuerza superior a cualquier caballero, debido a la experiencia de campo. También está el dinero, para los mercenarios más veteranos la paga es alta, pero para los novatos es mísera, en cambio, los caballeros reciben un pago equitativo a su rango y bastante generoso. Si alguien me preguntara, si quietes vivir una vida estable, ser caballero es lo mejor, pero si eres fuerte y quieres viajar por todo el mundo, es mejor ser un mercenario. Si me llegan a rechazar, ser un mercenario es mi siguiente opción. Ellos aceptan a todos a partir de los doce años, no sé porque a esa edad, pero creo recordar que tiene algo que ver con una raza en específico.

Mientras pensaba en mis cosas, observe a la chica sentada a mi lado. Ella intento crear una llama en su mano, incluso intento hacer un hechizo de gran nivel cantando en voz baja, algo inútil realmente, porque para hacer uno de esos se necesita una gran concentración y talento e incluso el canto llega a ser innecesario. Obviamente no le fue muy bien, luego intento crear un chorro de agua, este si le salió bien, pero mojo al anciano, quien la miro algo molesto. La niña intento disculparse, pero el anciano solo murmuró en voz baja y seco su ropa, sin hacerle caso.