La aldea destruida.

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Lo que habían dicho los elfos era cierto, la aldea de los Fide'il se encontraba en ruinas, sin embargo mientras más me adentraba en el pueblo, más desconcertado me sentía.

La aldea estaba destruida, sí, pero era debido a la vegetación que ya había invadido el lugar, aunque las plantas parecían estar sucumbiendo también, pero más paulatinamente. La mayoría estaba seca, cuando toque la rama de un helecho, las hojas se deshicieron en mis manos; y las que no, aquellas que se encontraban más al centro del pueblo tenían sus hojas pudriéndose, aún pegadas a las ramas. Era un espectáculo horrible.

El silencio que cubría la aldea era escalofriante. Las casas, hechas de barro y techos de madera, parecían gigantes muertos con las bocas y ojos negros, como si sólo esperaran a que entraras en una de ellas para poder devorarte. La pequeña plaza en el centro estaba llena de juguetes de madera y algunos excrementos de animales, así como huellas humanoides, pero sin los autores cerca. Además se sentía frío, a pesar del ardiente sol sobre nosotros.

No entiendo como a los elfos se les ocurrió pasar la noche aquí, ni porque aquella tribu decidió cazarlos en un lugar como este, tan... perturbador.

Habíamos entrado en varias de las casas que conformaban la aldea, pero ninguna tenía signos de lucha u objetos regados que hicieran pensar que fueron abandonados rápidamente, lo único roto parecía haberse caído de las manos de sus dueños durante un descuido, incluso había algunos hogares con las mesas servidas, con los platos llenos de comidas ya podridas y a medio terminar. Era muy extraño, parecía que los habitantes solo habían desaparecido así, sin más.

-¿Qué opinas? -le pregunte a Tyna. Nos encontrábamos en una de las casas más grandes, buscando pistas sobre lo que podría haber ocurrido. Al escucharme, ella solo se encogió de hombros y tomo una cuchara de madera para examinarla. Desde que regresamos después de rescatar a los elfos se había estado comportando de una manera rara, en más de una ocasión pareció como que quería decirme algo, pero al final se mantenía callada.

-Algo muy grave paso aquí, estoy seguro -dijo, nervioso, uno de los elfos, el que encontramos herido. Todos los demás, incluyendo a sus compañeros, se quedaron en los límites de la aldea, esperando a que regresáramos.

Lo que dijo el elfo era innegable. No le había dicho a ninguno de los chicos, pues aun no sabía que ocurría, pero nada más acercarme a la aldea mis ojos comenzaron a arder y vi de nuevo la energía mágica, solo que en esta ocasión observaba como estaba siendo absorbida por la tierra, era la causa por la que le pedí a los chicos que esperaran fuera. No tenía pruebas, pero mi intuición me decía que eso había tenido que ver con la desaparición de los habitantes. Se negaron, obviamente, pero accedieron a esperar si Tyna me acompañaba y ella arrastro al pobre elfo, diciendo que si nos acompañarían un tiempo, también debían ayudar. Lo escogimos a el porque era el que mas había descansado, sus amigos aún estaban muy débiles, ni siquiera Tyna los iba a obligar a acompañarnos.

-Mejor vayámonos, no me gusta este lu...

-Guarda silencio o te pateare hasta que quedes irreconocible -Tyna amenazó al joven mientras examinaba la comida, ya podrida, de uno de los platos, removiéndola con la cuchara-. Recuerda que estas con los únicos que se opusieron a que nos acompañaran.

Bueno, en realidad yo no me opuse, cuando la chica elfa se arrodillo y nos pidió que los dejáramos acompañarnos, yo me quede callado. Por una parte no quería dejarlos a su suerte, digo, los acabábamos de rescatar y para que los maten justo después de eso, pues como que no. Y regresar con ellos hasta la ciudad portuaria nos haría perder demasiado tiempo. Por otra parte, siento que serían más un estorbo que una ayuda, aunque bueno, sobrevivieron meses viajando por sí mismos, así que experiencia tienen.

Theria Volumen 1: Un Nuevo Mundo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora