CAPÍTULO 49: TE AYUDAREMOS

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Christian Grace -> Nick Hamilton


Ayudé a Keith a bajar del coche lo más rápido que pude. No paraba de gritar por que le dolía todo, y siempre que podía me robaba la calidez de mi cuerpo. Cada vez tenía más frío y parecía que mi calidez no duraba mucho en el cuerpo del vampiro que se apoyaba sobre mí.

-Abrázame por la cintura – me dijo con voz débil.

-Tenemos que irnos – le dije intentando andar con él, pero no se movió.

-Tú hazlo – rodeó uno de sus brazos por mi cintura y me sujetó con fuerza. Le hice caso no muy segura y le miré.

-Vaya, vaya, mira quién ha aparecido por aquí, eres estúpida por volver, la propia Lena te matará – era la voz de Clarissa, pero no la veía por ninguna parte – Aquí arriba – miré hacia la copa de un árbol, y la rubia saltó desde esta.

-Marchaos – dijo Drew quitándose su chaqueta y arremangándose la camisa – Ya – Keith me sujetó aún con más fuerza y no tardó ni un segundo en llevarme a una parte de la casa dónde no había estado antes.

-¿Estás bien? – me preguntó al ver que me sobaba el cuello. La velocidad de Keith había hecho que sintiera un pinchazo en la nuca.

-Si, es solo que no estoy acostumbrada a ir tan rápido.

-Lo siento, no me controlo mucho cuando me enfer... - su frase se vio interrumpida por su propio grito.

-Keith, ¿dónde está tu hermana? – le pregunté sobándole la espalda. Levantó su cabeza y me miró con ojos de asesino, estaban rojos y había dejado salir sus colmillos - ¿Qué haces? No hay tiempo para eso, Lena se muere – Me miró como si no entendiera nada, parecía un perro confusa -¡Vamos! – le pegué en la cabeza, la cual sacudió y volvió a su ser.

-Mierda, no nos queda mucho tiempo, lo siento – se disculpó, imagino que por su comportamiento.

-Ya, ya me explicarás que acaba de pasar, y ahora dime donde está tu hermana – asintió y caminó con dificultades hacia una puerta que había en la pared derecha de la habitación – Cuidado – dije apresurándome a sujetarlo antes de que se cayera. Pasé su brazo por mi hombro y rodeé su cintura con mi otro brazo – Pesas mucho – me quejé.

-Los músculos también pesan ¿sabes? – por muy moribundo que estuviera, su sonrisa socarrona hacía su aparición cada vez que podía, haciendo que yo perdiera cada vez un poco más los nervios.

-Dios mío – dije cuándo abrí la puerta. La imagen era terrible, Lena estaba tumbada en una cama, apenas se movía. Tenía dos enormes marcas de mordiscos, una en el muslo izquierdo y otra en la parte derecha de su torso.

Dejé a Keith en la cama situada al lado de Lena. Le ayudé a recostarse y me dirigí a Lena.

-¿Keith? ¿Eres tú? Lo siento mucho hermano, siento como mueres por mi culpa – Dijo en cuánto sintió mi tacto.

-Lena, soy yo, soy Aria.

-¿Aria? – Su voz sonaba realmente débil y confusa - ¿Porque?

-Para ser honesta, no lo sé – suspiré – Keith también está aquí, a tu lado – tomé su mano y la entrelacé con la de su hermano.

-Gracias – susurró.

-¿Lena? – Noté como su pecho comenzaba a dejar de moverse - ¡Lena despierta!

-Aria, coge el mejunje de la mesa y el papel, corre – miré hacia la mesita y corrí a cogerlo.

Tuve un impulso y sin saber si era eso lo que debía hacer, apliqué el mejunje sobre las heridas de Lena, estas sin previo aviso comenzaron a supurar y a absorber lo que sea que fuera esa masa verde y espesa.

ASCENDE: La Leyenda #Wattys2019 {EN EDICIÓN}Where stories live. Discover now