PRÓLOGO

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Blake Gray -> Brad

Quizás pueda parecer un cliché o un tópico, pero la verdad, me da igual lo que piensen de mí, soy la típica chica de la clase que hace lo que le da la gana y que es maja si no la hacen enfadar, pero si me tocas lo que no suena, es mejor que no te acerques a mí, porque muerdo.

En fin, que hay días que soy una santa, y otras que soy un demonio borde ¿No os parezco adorable?

-¿Lista para entrar al infierno amiga? – mi mejor amiga me sobresaltó por detrás mientras tocaba mi hombro.

-Joder Eline, me has asustado, te juro que un día me dará un ataque al corazón por tu culpa y moriré. Aunque, pensándolo mejor os mato a ti y a Dake para irme de esta cárcel – dirigí mi mirada hacia el gran edificio que tenía delante: el instituto.

- ¿Hablabais de mí, enanas? - Dake apareció de la nada, asustándome de nuevo.

- ¿Qué os ha dado con los sustos? - Pregunté a la vez que me cruzaba de brazos e inflaba mis mejillas - Y que conste Dake, no soy bajita, es solo que tengo las piernas cortas.

- Tranquila Aria – rio - ¿has visto hoy a tu chico? - preguntó mi querida mejor amiga levantando las cejas y con una sonrisa pícara dibujada en su rostro. Me sonrojé y aclaré mi garganta.

-No es mi chico, Eline.

-¡No me gusta ese nombre! – gruñó - Te odio - Dijo girando sobre sus talones y cruzando sus brazos.

-En realidad me amas - le tiré un beso al aire y vi cómo se marchaba fingiendo indignación.

-Yo solo amo al chocolate - sentenció gritando.

-¡Pero no chilles, loca! - Exclamó Dake riendo. Rodé los ojos y, junto con Dake rodeando mis hombros con sus robustos brazos, entré al instituto.

Automáticamente, y sin quererlo, mis ojos se dirigieron a un rubio de ojos miel alto y delgado. Sin siquiera darme cuenta, el chico se dirigía hacia a mí, y mis piernas caminaban hacia él.

-Atención, que el hípster ataca - susurró Dake riendo. Aún estaba cerca de mí así que lo golpeé con mi codo - Auch, hombre herido - Y yo, como la persona madura que soy, le saqué la lengua.

Mis ojos se centraron de nuevo en el chico que seguía avanzando hacia mí. Yo me había detenido, pero tan solo estábamos a unos 5 pasos del uno del otro. Me iba a decidir a hablar con él, pero una voz chillona me interrumpió.

-¡Cariñín! - chilló la chica más irritante de este mundo. Se abalanzó sobre Brad mientras alargaba la "í". Oí al rubio bufar y separar a la pelirroja de él - ¿Qué hacías con ella? - la chica me inspeccionó y me miró muy mal. Volvió su mirada hacia Brad y lo volvió a abrazar. Él gruñó y se volvió a separar de ella.

-Aria, después tenemos que hablar- la voz le salió más gruesa de lo normal y, además, sus ojos brillaban. Asentí a la vez que sonreía y me marchaba.

-Alumnos - la voz del director resonó por el pasillo - A clase ahora mismo, las clases empezarán en cinco minutos.

Odiaba que todos los viernes nos avisaran para ir a clase, éramos adolescentes, no gente anormal, si acaso había personas como Kelly, la pelirroja entrometida, que era subnormal, pero eso ya eran casos aparte. Los demás simplemente nos definíamos como GAPH (Gente Alocada Por las Hormonas).

Con Dake, nos dirigimos hacia el aula de música, me gustaba cantar, pero tocar la flauta y sentir la voz chillona del profesor Steve a primera hora de un viernes me daba ganas de ponerme en frente de un tren y que me atropellara hasta llegar a Hogwarts. Pero, en fin, todos sabíamos que, por desgracia, no había ningún tren en dirección a Hogwarts. Suspiré y entré a clase.

-¡Buenas noticias alumnos! - Exclamó la secretaria entrando al aula - El profesor Steve estará ausente durante dos meses, y como tenemos un gobierno al que no le importamos, no nos mandarán un profesor sustituto, así que, no os puedo dejar salir, pero ¡tenéis libre esta hora!

Todos chillamos con ella. Yo amaba a esta secretaria, era una viejita adorable, pero que tenía un espíritu más infantil que el de una niña de 3 años.

Nos pasamos las siguientes clases entre risas y, a tercera hora, antes del patio coincidimos con Eline, y nos sentamos al final de la clase sin atender a cálculo. Luego suspenderíamos el examen y le haríamos la pelota al profesor para que no contara la nota o para que nos lo repitiera. Él acabaría cediendo y sacaríamos notable porque el profesor era tan vago que no cambiaría las preguntas del examen. En fin, que lo manejábamos a nuestro antojo.

-Bendita media hora de descanso y malditas 5 horas de infierno – Se quejó Eline a la vez que mordía su chocolate.

- ¿Cómo puedes mantener ese cuerpo si prácticamente te alimentas de chocolate?

-El metabolismo cariño – me guiñó un ojo y mordió de nuevo su barrita de chocolate – Bueno, y la hora y media diaria de voleibol – se encogió de hombros y todos reímos.

Llegó la última hora, solo debería soportar una hora más para ser libre durante dos días y medio más.

-Hola ¿me permite decir algo?– La profesora de educación física irrumpió en el aula y tomó la palabra -Bien, dentro de dos semanas, el lunes, saldremos a correr por el bosque, así que vengan preparados, y si no vienen, deberán correr el doble la próxima vez – Y dicho eso, sin darnos tiempo a protestar, se marchó de la clase. Toda la clase comenzó a murmurar y a susurrar cosas sobre lo que acababa de pasar hasta que la profesora de historia puso orden y continuó su clase.

Puse atención, historia es una de las pocas asignaturas que me gustan y, lo único que quería era que pasara rápido, porque me juntaría con Brad al terminar esta clase. Y bueno, dicen que si te gusta algo pasa más rápido ¿no?

ASCENDE: La Leyenda #Wattys2019 {EN EDICIÓN}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora