CAPÍTULO 33: NO ES AMOR

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Vince Sant -> Keith Anderson

*PdV Keith*

La lucha iba como lo esperé, Ray alias estúpido se esforzaba en esquivar mis golpes, y a duras penas lograba darme un puñetazo.

Tengo que admitir que ha mejorado mucho en este tiempo, antes luchaba bien, pero no tanto. Igualmente, no es nada para mí, yo tengo más de novecientos años, y él apenas llega a los doscientos-diez. Y contra más viejo es un vampiro, más aumentan sus habilidades y sentidos: fuerza, rapidez, agilidad, vista, olfato...

En un movimiento rápido lo lancé contra el suelo, me senté sobre él a horcajadas y comencé a golpearle, el mísero hecho de haberle hecho a Aria, me ponía enfermo, y eso que no puedo enfermar.

Sé que ya lo he dicho antes, pero me parece increíble que, después todo lo que le ha hecho este estúpido, Aria siga luchando por él, y que él ni siquiera haya contactado con ella para preguntarle si estaba bien.

-Mátame ya, esto es aburrido, ambos sabemos que no puedo contigo, nunca he podido, no al menos desde que soy vampiro.

-Esto no funciona así – gruñí justo antes de romperle el cuello.

Saqué de mi chaqueta una flor de verbena y cogí dos botellas de agua del coche, también llenas de verbena. También cogí unas cuerdas muy gruesas y guantes.

No sé si imaginan que iba a hacer, pero les aseguro que iba a doler mucho. Ese estúpido pagaría por todo hoy.

Coloqué a Ray en una silla, y me puse los guantes. Comencé a mojar las cuerdas en verbena, y una vez estaban empapadas, las até alrededor de sus tobillos y de las patas de la silla. Hice lo mismo con sus manos; las coloqué detrás del respaldo y las até con fuerza.

-Hora de levantarse – dije golpeándolo. A los segundos abrió los ojos con pesadez.

-¿Agh enserio? – Bufó – Seguro que tienes cosas mejores que hacer que torturarme – puso los ojos en blanco. Yo por lo contrario reí.

-Sabes de sobras que mi familia es grande, ellos se ocuparán de lo demás, por ahora, eres lo que voy a usar para no estar aburrido.

-Pues tengo hambre, tendrás que alimentarme si quieres que te haga reír – dijo sarcástico.

-Bien – me encogí de hombros - ¿Quieres comer? – Asintió y sonreí con malicia – Pues come – con rapidez le introduje la flor de verbena en la boca y le hice masticar. Su boca ardía y sus gritos de dolor eran cada vez más fuertes.

Cuando pasaron unos segundos le dejé escupirla.

-Agua – susurró con un hilo de voz. Le di un poco de agua, y la escupió. Normal, aún tenía verbena por toda la boca.

-Me he aburrido – dije cogiendo mi chaqueta – Adiós.

-Pensé que ibas a matarme – dijo intentando soltarse, se notaba que le dolía.

-Te mentí – me puse la chaqueta sobre mi hombro y volteé hacia la puerta – Jamás le haría eso a Aria.

-¿Por qué te importa? ¿Acaso te gusta? – preguntó con curiosidad.

-La admiro – le corregí – La admiro porque todavía lucha por mantenerte con vida. Y además, ella tiene preferencia por alguien.

-¿Puedo saber quién es ese alguien?

-¿Acaso te importa? – cerré mis puños, si seguía preguntando iba a golpearle, fingía que le importaba para que le soltara.

-No – dijo inexpresivo.

ASCENDE: La Leyenda #Wattys2019 {EN EDICIÓN}Where stories live. Discover now