➤ 32; ESCAPE.

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CAPÍTULO TREINTA Y DOS;
ESCAPE

CAPÍTULO TREINTA Y DOS;❝ ESCAPE ❞

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Leah fue empujada por detrás nuevamente, mientras una voz ordenaba que caminará aún más rápido, a pesar de la chaqueta en su cabeza que no dejaba mirar mucho más que sus botas ya desgastadas por los años. De repente se detuvo, seguido del sonido de la puerta metálica que se abría frente a ella, en donde la metieron para por fin dejarle ver más allá. Así encontrando a Maggie en una esquina, Carol en la otra, ambas atadas de pies y manos, con una mordaza que le impidió hablar aldedor de los labios. Pero eso no impidió que ambas mujeres suspirarán con agradecimiento de tener a su compañera faltante allí. Ya que, al no encontrarse con ella tras la captura, habían pensado lo peor.

⏤Miren quien se unió a esta fiesta tan divertida.⏤ Paula sonrió, teniendo a Leah por el brazo cuál trofeo. ⏤Pero no estará por aquí mucho más, así que pueden ir despidiéndose.⏤ a pesar de lo que decía, no permitió ni una última mirada entre ellas que se la llevó afuera de la habitación.

⏤¿Dónde la llevan?⏤ Maggie cuestionó, como si aquella gente fuera a darle una respuesta en concreto.

⏤Cállate.⏤ Chelly ordenó, con el arma apuntando justo hacía su cabeza para que fuera más demandante sobre lo que decía.

Leah fue trasladada a un cuarto a unos cuantos metros alejado, ya que tener a tres rehenes en una habitación no era bueno en el plan que llevaban a cabo. La misma se trataba de un espacio más reducido, con las ventanas como única fuenta de luz.
Leah fue arrojada cual bolsa de basura en una esquina, quitando la chaqueta que habían usado de nuevo para que no viera aquel trayecto. Molly se acercó, para amarrar las sogas alrededor de sus muñecas, y tobillos.

⏤Como intentes algo, vas a ser la culpable de la muerte de tus amigas.⏤ advirtió la mujer al mando, antes de desaparecer por la única puerta de la zona.

Entonces estuvo sola.

Buscó con la mirada que podría usar para huir de allí, sin dar la relevancia necesaria a aquella amenaza que la mujer pelliroja había hecho. Pero todo parecía inservible, hasta que se encontró con la punta de un azulejo medio salido, y pensó "Bingo". A lo que empezó, arrastrándose a causa de su herida hasta la otra punta, y se dejó de espaldas antes de pasar la punta por la soga. Casi lo logró, en el momento que los pasos ajenos hicieron eco en los pasillos, anunciando la cercanía de los salvadores. Como pudo, e intentando no soltar un grito de por medio, se devolvió a su lado de la habitación, pero ahora con el azulejos entre las manos.

Paula, junto a Molly estuvieron dentro apenas Leah se dejó en su respectivo espacio. Ambas no se preocuparon por la misma antes de encender un cigarro, y dejar que el comprimido fuera a expandirse por la habitación, a lo que Leah respondió con una tos exagerada, y las ganas de devolver su desayuno. ⏤¿Tú también estás embarazada?⏤

Wood no respondió, sólo pasó la punta de la lengua por su boca reseca, sin quitar la vista sobre la mujer. Y con eso, la colorada pareció entender. ⏤Carajo, es claro que todos allí son unos grandes idiotas.⏤ acabó sus palabras con el eco de su pie, que explotó el cigarrilo en el suelo. Seguidamente, enseñó su radio antes de preguntar por su nombre.

⏤Leah.⏤ masculló.

⏤¡Hey! ¿Adivina qué? Alguien más está aquí.⏤ anunció con los labios pegados al aparato. ⏤Se hace llamar Leah. Bonito nombre, ¿No crees?⏤

Entonces el pánico de Rick pudo descansar, puesto que al saber sobre la captura de dos de su gente, buscó a Leah por cielo, y tierra, sin tener un rastro de ella hasta ese entonces. Pero, de un modo u otro, su chica estaba en peligro todavía. Y él se ocuparía de ello.

⏤¿Ya lo pensaste?⏤ su tono de voz desesperado hizo sonreír a la líder, que continuó platicando conforme pedía a su compañera ver por la rehén.

Leah se perdió en la charla de la mujer, que olvidó sobre lo que antes había estado haciendo, y mientras las manos de Molly la palpaban, una situación fue expuesta ante sus ojos. ⏤Eres una maldita perra.⏤ murmuró la mujer rellena, percatando como la soga había sido aflojada, casi al punto de romperse. Entonces, Wood volvió a tierra, oprimiendo el azulejo en sus manos para esconder el mismo, hiriendo sus palmas en el proceso.

⏤Es notorio que Leah no quiere cooperar. Tal vez sólo devuelva dos.⏤ Paula hizo saber al líder del grupo contrario.

⏤¡No la lastimes!⏤ exclamó el mismo.

⏤No le haremos daño... Ella misma se lo está haciendo.⏤ acabó la conversación, y apagó el radio para no tener respuesta a cambio. Se dejó frente la rehén con las rodillas dobladas para estar a su altura. ⏤Mírate... Te estas matando a ti misma. Tal vez también a tu bebé. Ahogada en tu propio charco de sangre.⏤

Ambas se fueron nuevamente, insinuando que ella no iba a ser importante pues moriría ante el desangre en cualquier momento.
Entonces Leah volvió a iniciar lo que hacía, pero ahora con la cinta que había sido reemplazo de las sogas. Esa misma resultó más sencilla, pues al cabo de minutos estuvo libre de pies, y manos. Se dejó detrás de la puerta, oculta para la próxima vez que la amenaza se apareciera en el cuarto.

Pero ninguna lo hizo después de un rato, lo que pareció extraño.

Abrió la puerta, con cuidado, por los rechinidos de la misma. Y enseñó su cabeza para ver hacía ambos lados del pasillo, pero todo estaba vacío, incluso pacífico. De repente, lo escuchó, una voz masculina, pero desconocida.

⏤Yo revisaré ésta. Sigan.⏤ los múltiples pasos se alejaron, pero ese par sólo se acercó. ⏤¿Pau? ¿Estás aquí?⏤ pronto estuvo en el cuarto, sin notar la presencia de Leah entre las sombras. Pero antes de ello, la mujer se montó en su espalda. Golpeando con fuerza en su cabeza justo con la punta del azulejo, pero aquel dio batalla, e impulsaba su espalda hacía las paredes, golpeando a Leah contra las mismas. Ante ello, ella no se rindió, y continuó con lo que hacía a pesar del dolor. Y no dejó de golpear hasta que el hombre se tendió sobre el suelo, anunciando su muerte.

Con las manos temblando, dejó el objeto a un lado para pasar a hacerse dueña de las armas del muerto, y salió del lugar. Ahora preparada para la pelea. Caminó en busca de sus compañeras, pero ninguna estuvo por los alrededores. Hasta que un olor inusual empezó a reemplazar el oxígeno. Cubrió su nariz con el cuello de su camiseta, mientras los labios le tosían ante la falta de aire. Buscaba una salida, pero era inútil. Todo empezó a ser humo a su alrededor, y la vista se tornó confusa. Pronto sus piernas, su cuerpo entero dejó de responder. Se sostenía de las paredes, pero todo de ella pedía por un descanso, por aire puro y limpio.

De repende, se oscureció.

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𝗗𝗔𝗥𝗞𝗡𝗘𝗦𝗦┃RICK GRIMES.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora