➤ 31; MATADERO.

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CAPÍTULO TREINTA Y UNO;
MATADERO. ❞

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Es un edifico rectangular. Con una única entrada, también con curvas de derecha a izquierda.⏤ Todo el grupo estaba reunido en una sola ronda, planeando aquel ataque a los Salvadores. Junto con la ayuda de más miembros de La Cumbre. A este punto, era cuándo más personas teníamos que tener reunidas. Y con los de Alexandría, no eran suficientes, a penas si aprendían lo necesario para sobrevivir al nuevo mundo. Pero, no necesitábamos mucho.

Confiaba en nuestra capacidad, habilidad, y nuestra voluntad. Si quisiéramos, podríamos llevar el mundo por delante nuestro. Nos pertenecía.

⏤Formaremos grupos.⏤ acotó el líder, conforme dejaba el papel a un lado para empezar el plan a llevar a cabo. ⏤Quiénes revisen el perímetro, y quiénes luchen, a mi lado, allí adentro.⏤

Hasta que Maggie elevó el brazo como forma de que quería decir algo, llamando la atención de todos nosotros, que dirigimos la mirada dónde ella para oír lo que tenía para decir. ⏤Yo quiero ir, y podría estar afuera.⏤ semejante petición me provocó un agujero en el pecho, ante el miedo de su decisión. ⏤Provoqué todo esto, debo hacerlo.⏤

⏤Yo estaré con ella.⏤ me uní, sin cuestionarme dos veces. A lo que Rick respondió con una mala mirada, pero decidí ignorar ello para continuar lo que decía. ⏤Estaremos alejadas, será muy seguro.⏤

⏤Ya no se que es seguro...⏤ el murmuro de Rick no habría sido oído si no fuera por la cercanía que manteniamos. Pero antes de que pudiera comentar a lo que decía, alguien se adelantó.

⏤Puedo ir con ellas. Asegurar su bien estar.⏤ Carol se agregó al grupo, sólo teniendo a cambio un asentimiento de cabeza por parte del rizado, quién no apartó su mirada de hielo de mi hasta después de un rato, para seguir planeando el ataque. Pero muy bien conocía el hecho de que no iba a terminar aquí la discusión.

Al caer la noche, cada uno se encontró en su respectiva casa para armarnos en fuerza física, para el día de mañana que sería el decisivo. Rick no me dirigió la palabra hasta que ambos nos encontramos tendidos sobre las sábanas de nuestra cama, con su espalda a metros de la mía, por la lejanía que manteníamos con orgullo. ⏤¿Por que tienes que ir?⏤ inició.

⏤Sólo quiero ayudar.⏤ admití.

⏤Ellos son peligrosos, Leah. Lo sabes, has oído lo que hicieron con ese niño de Hilltop.⏤ Sabía que tenía razón, pero no podía evitar sentirme necesitada de querer mantenerme cerca de él, como si de ese modo, pudiera asegurar su seguridad.

⏤Estaré vigilando el perímetro, con una buena compañía. Voy a estar bien.⏤

⏤Eso no lo sabes...⏤ murmuró, detonando su voz frustrada ante semejante situación. Aunque lo entendía, porque después de eso el destino no estaba escrito. Y el hecho de perder, me helaba los huesos.

Bufé. ⏤Yo debería ser quién se preocupa. Tú estarás adentro.⏤
Se mantuvo unos minutos en un silencio, como si examinará lo que decía, y cedió a mi decisión. Estar peleados en tal situación no tenía sentido, en lo mínimo. Así que, no tardó en girar hasta tener su cuerpo tan próximo al mío como fuera posible, dando de su calor a toda la zona de mi espalda. Así fue como me dormí aquella noche, con los miedos apaciguados por su compañía, y el cariño amontonado en mi corazón.

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⏤Por favor, cuídate.⏤ pedí, por décima vez en la jornada de la madrugada. A lo que Rick sólo respondió dando un apretón a mi cintura, cuidándose de herir mi vientre. Con cuidado, aparte su anatomía de la mía, sólo para grabar una vez más su rostro en mi memoria, al compás que de sus labios salía su confesión de amor más grande, que provocó una sonrisa en mi, junto con mi clara correspondencia a ello. ⏤Te amo también.⏤

Él se marchó dónde la caravana, mientras yo me montaba en el automóvil dónde Maggie, y Carol me esperaban. Llegamos tras algunos minutos, ahora con el cielo aclarándose sobre nuestra cabeza. Dando a saber que en cualquier momento estaría ya amaneciendo, por lo que quería que el ataque finalizará pronto. ⏤¿A dónde vas?⏤ Carol me cuestionó, cuando mis pies no fueron muy desapercibidos por las hojas secas debajo. Pero no podía evitar estar ansiosa de saber qué, mientras los demás arriesgaban la vida, yo estaba de pie, sólo mirando a la nada. En espera de lo mejor.

⏤Estaré un poco más allá para un mejor ángulo de visión. No te preocupes, no me alejaré.⏤ me marché sin más, pero no más que unos cuantos pasos, desde dónde el edificio se veía más de cerca, y todo parecía tranquilo. Hasta que empecé a escuchar movimientos a mis espaldas, en dónde los árboles yacían. Vi a dónde mis compañeras estaban, pero al parecer ninguna oyó en aquel lado. Por ende, decidí por ignorar aquello. Quizá se trataba de una paranoia mía. Pero, de nuevo, el crujir de las ramas se presentó a mis espaldas. Elevé mi arma a la altura de mi ojo, en lo que mis pies se aproximaban al arbusto, con el corazón justo en mi garganta. Suspire al notar como, evidentemente, no había nada allí atrás. Pero mi paz no duró demasiado en cuánto una repentina alarma me inundó los tímpanos. Era obvio que estaban en peligro, y con el sonido, los muertos no tardarían en llegar.

Me devolví dónde había dejado a mis compañeras, pero ninguna de ellas estaba allí. Eso sólo me exaltó peor, hasta que un disparo me llamó la atención, y sin ser lejano, corrí dónde él. Hasta detenerme detrás de un arbusto, para espiar la manera en la que dos mujeres, y un hombre eran amenazantes de mis amigas. Y se marcharon en otra dirección, con ellas de rehenes. Y las seguí hasta que se detuvieron en un punto fijo que daba una mirada completa de la zona que había sido atacada.

Una pelirroja veía por binoculares, conforme tenía los labios moviéndose a través de su radio. Mientras las otras dos tenían sus armas apuntando a mis compañeras, justo hacía la cabeza. Mientras tanto, el único hombre se mantenía sentado, presionando lo que parecía ser una herida que se desangraba con velocidad.

Nuevamente se transportaron, esta vez hacía un automóvil en la carretera. Iba a maldecir, pero una bicicleta al costado estuvo presente en mi visión. Gastada, y vieja por los años, pero por lo menos, me haría llegar a donde quería. Me monté en la misma, iniciando el pedaleo. El coche se mantenía por la ruta, en lo que yo intentaba mantenerme recta en medio del bosque repleto de rocas. Hasta que, de repente, frenaron en lo que parecía ser una antigua fábrica. Mis dedos se hundieron en los frenos, por lo que la bicicleta se inclinó para adelante, hasta hacerme perder el equilibrio, y caer entre las piedras. El golpe provocó un dolor punzante que se alojó en mi espalda, para al rato sentir el líquido caliente que se esparcía por la zona. Me puse de pie como pude, quitando mi chaqueta para atar la misma en dónde creía que estaba la herida, y detener la hemorragia de forma mediana.

Giré el edificio, en busca de una segunda entrada. Y allí estaba, cubierta con algunos troncos que removí rápidamente. Hice un forcejeo, hasta abrirla. Pero una ola de humo se presentó, causando que tuviera que cerrar los ojos, y que este mismo no se fuera a introducir por mi vista.
Sin darme cuenta, un caminante se enseñó del lugar. En una sorpresa que me lanzó hacía la tierra, sólo para aumentar el dolor en mi espalda. Y en busca de un arma de defensa, estiré una mano hacía una rama, en lo que la otra lo sostenía por el hombro. Pero antes de un mordisco más hacía mi, un disparo traspasó la cabeza del mordedor.

⏤¡Miren esto! Aquí tenemos otra invitada más.⏤

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𝗗𝗔𝗥𝗞𝗡𝗘𝗦𝗦┃RICK GRIMES.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora