➤ 21; DESCONOCIDOS.

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CAPÍTULO VEINTIÚNO;
DESCONOCIDOS. ❞

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La reunión en la casa de Deanna Monroe había sido complicada.

Existían muchas réplicas, malos comentarios, pesimismo y en especial, miedo. De lo que podría pasar, de lo poco que estaban preparados para enfrentar el mundo exterior que caía en picada a pesar de los muros alrededor. Los mismos muros que corrían riesgo con los caminantes de aquella fosa en la que se mantenían atrapados, pero no por mucho. En alguna ocasión, los camiones que cubrían sus pasajes de salida se derrumbarían por el tiempo abandonados allí, y entonces, todo sería un caos para lo conocido en lo Alexandría.

No obstante, el debate finalizó cuándo Deanna otorgó el permiso que los habitantes de afuera buscaban, una afirmación a su petición. Después de todo, a ella ya no parecía importarle demasiado el exterior. No desde que había perdido a toda su familia, quedando únicamente un único hijo que sólo sabía embriagarse y recriminar su decisión sobre la estadía del grupo de Rick Grimes. Quién había empezado a tomar el mando, no sólo de su círculo, si no también de la comunidad.

El líder había impedido a su pareja el hecho de participar de aquella movida. A lo que ella aceptó, con la promesa de que él regresa a casa sano y salvo. Era un juramento, que ninguno de los dos podía romper.

Aquella misma tarde, a minutos de que el equipo se marchará a la práctica que se llevaría a cabo para estar preparados el día de mañana, Leah se encaminó por las calles de la comunidad en dirección despedir a su pareja, y amistades que partirían hacía el ensayo. Eso tras haber alistado el bolso que Rick llevaría con todo lo necesario para atacar.

⏤¡Zanahoria!⏤ exclamó. A lo que Abraham se identificó con aquel apodo típico de ella, a pesar de haberle recalcado cantidad de veces que no lo llamará de ese modo. El mismo se volteó, para recibir la mochila que Leah había lanzado en su dirección. Y tras despedirse, y desearle una buena suerte, se condujo al hombre que de tan sólo apreciar su perfil monótono e indiferente impulsaba a su corazón a dar rápidas palpitaciones en su pecho. Eso, hasta que él mismo se giró en su dirección, trazando una sonrisa en cuánto se percató de ella, que sólo hizo a las piernas de Leah flaquear, y haberse caído de no haber sido atrapada por sus brazos fornidos en el trayecto.

⏤Por favor, dime que vas a tener cuidado y... volverás.⏤ pidió o más bien, rogó entre susurros por la proximidad que llevaban sus rostros. Más no llegaron a deshacer la distancia que otro par brazos se unió a aquel gesto que se otorgaban, tratándose de Carl, cargando a su pequeña hermana. Se unieron en un abrazo reconfortante de cuatro, dando a una maravillosa despedida.

Cuándo el conjunto se marchó, Leah y los menores se devolvieron a su respectivo hogar. ⏤Carl, cariño. Debo ir con Deanna para empezar con la expansión de la comunidad, ¿vas a estar bien?⏤

⏤Claro, . Le daré un paseo a Judith.⏤ la mayor estuvo de acuerdo con la idea, y dando una despedida a ambos, se dirigió fuera de los muros. Dónde ya Maggie junto con Deanna le aguardaban para iniciar la tarea.

⏤Muy bien. Ya que estamos todas, empecemos.⏤ Greene animó, pasando una pala a cada una de ellas, empezó a cavar la tierra. Más Deanna se mantenía estática en su posición, viendo sólo un punto fijo y sin ganas de avanzar en todas las ideas con las que alguna vez había tenido expectativas altas. Moribunda, con el alma muerta y sin una gota de esperanza en aquella sonrisa que solía irradiar en el pasado. Respiraba, claramente. Pero Deanna Monroe no estaba viva.

⏤Reg quería que este lugar creciera.⏤ habló Leah, causando que la mirada esmeralda escondida tras las bolsas de orejas se dirigiera a ella. ⏤Y sé, que en el fondo tu también lo quieres aún. Te necesitamos con nosotros, demuestra la fortaleza con la que has inspirado a los habitantes de la comunidad que tú has iniciado.⏤

Intentó sonreír, más sólo se enseñó una mueca en sus labios y sin otra opción, imitó a las acciones de sus compañeras.

Al menos, era un comienzo. Pensó.

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El trabajo se alargó hasta una hora bastante intensiva. Dónde Leah ya se había deshecho de la mayoría de sus prendas, dejando sólo su playera sin mangas sobre su cuerpo sudoroso de tanto sol que había golpeado en él. Con la fina capa de sudor en su frente, el ligero mareo y sus manos a punto de crear callos, se incorporó para tomarse un respiro.

Pero pronto, algo más le llamó la atención. Se trataban de gritos de auxilio, detrás de la muralla. Primeramente creyó que estaba loca, ya delirando ante el calor y sus potentes rayos, pero supo que no era así cuando sus acompañantes también fueron llamadas por el bullicio.

⏤¡Carlos! ¿Qué está ocurriendo?⏤ Deanna actuó, cuestionando al hombre que se hallaba de pie en la torre mientras hacía la guardia habitual. El aludido llegó a voltearse a la dirección de las mujeres, sin embargo no contestó cuándo un monoblock se estrelló en su rostro e incendió su cuerpo en llamas.

Con su visión nublada por el humo que se mezcló con el aire, Leah consiguió distinguir un grupo de desconocidos trepando los muros hasta dejarse caer al otro lado.

Y lo que único que se le cruzó por la cabeza, fue el nombre de ambos menores que ya se habían vuelto sus hijos, Carl y Judith.

( • • • )

𝗗𝗔𝗥𝗞𝗡𝗘𝗦𝗦┃RICK GRIMES.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora