➤ 25; ADENTRO.

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CAPÍTULO VEINTICINCO;
ADENTRO. ❞

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Al día siguiente la situación se mantuvo del mismo modo que el día que quisimos darnos a la fuga junto con Aaron, y Maggie. Nadie se enteró de la situación, y ninguno comentó al respecto. El secreto se iba a ahogar con toda el agua en descomposición allí abajo, en aquella fosa sin algún retorno.

Para esa tarde, habían muchas tareas pendientes que rogaban por un solución pronta. Cómo, por ejemplo, los caminantes que multiplicaban su cantidad detrás  del muro metálico que nos dejaba protegidos, al menos por el rato en que buscábamos un arreglo. Mientras tanto, algunos tenían el trabajo de reforzar la seguridad en los alrededores. En especial, en la torre del reloj que parecía venirse sobre nuestras cabezas en cualquier momento.

Había despedido a Carl, después de que Mikey llegará en busca de él, para ambos encaminarse hacía la escuela. Por alguna razón que desconocía, Ron no había vuelto a pasar por aquí.

Dejando al hogar en soledad, cargué a la pequeña bebé entre mis brazos para dirigirme con la misma hacía la casa Anderson, en dónde Jessie, cuidaría de ella conforme me mantenía afuera.
⏤Buenas tardes.⏤ saludé a la mujer rubia, una vez en el porche de su hogar.

⏤Oh, buenas tardes.⏤ devolvió mi saludo con la clásica sonrisa que irradiaba amabilidad trazada en los labios rosas. ⏤Ven, pasa. Debo guardar un par de cosas.⏤
Asentí a sus palabras, mientras la seguía hasta permanecer en la sala, y de ese modo, esperar a que regresará para recibir a la menor.

⏤¿Leah?⏤ mi nombre fue aclamado desde una distancia que pude reconocer como la planta más alta. Por lo qué di pequeños pasos hasta dejarme en el umbral de las escaleras, dónde en la cima de ellas, Sam se encontraba sentado con las cortas piernas cruzadas, y las facciones pálidas como si no hubiera dormido alrededor de cantidad de noches. Su mirada verdosa estaba opacada por un oscuro bajo sus ojos. ⏤Las personas que entraron, ¿Ellos eran los monstruos? ¿Volverán?⏤

⏤Sam...⏤ quise contestarle, decirle que todo iría a marchar bien. Que encontraríamos una solución, y que no había de qué preocuparse, pero esa promesa estaba vacía, porque ni siquiera yo sabría que pasaría. Y me preocupaba el futuro que me tocaría. ¿Cómo podía otorgar fortalezas cuando yo no tenía ni para mi misma?

⏤Ya está.⏤ no llegué a articular más oraciones en el momento que Jessie se devolvió en la sala con los brazos abiertos en busca de la cría. A quién le pasé, y me mantuve unos minutos en mi lugar, estática. Sin saber muy bien que acción llevar a cabo al principio. ¿Mentir al pequeño en falsas esperanzas, o marcharme de allí sin alguna respuesta en específico? A pesar de mis expectativas, opté por la segunda opción. Y me despedí de Jessie, antes de marcharme en busca de Deanna para iniciar el planeamiento de la comunidad.

Afuera el panorama era bastante alentador. Las personas se movían de un lado a otro para mantener el orden en su hogar, trabajando duro a pesar del sol sofocante sobre nosotros, eso no nos detenía. Ningún detalle parecía detenernos, si no, nos incitaba a dejar las diferencias alejadas para unirnos en uno solo, y luchar por lo que a todos nos importaba.

Armé mi cabello en una coleta alta, mientras movía los pies en el asfalto de las calles de la comunidad, y con la mirada hacía arriba, distinguí el firmamento veraniego de un tono turquesa que sólo traía a mi memoria el bellísimo par de ojos que Rick Grimes portaba como orbes de ensueño en los que podías perderte. ¿Que había hecho ese hombre conmigo?

Hasta que de repente, unos globos verdes interrumpieron en el panorama. ⏤Es Glenn, es Glenn.⏤ escuché exclamar a Maggie, con tanta emoción que su voz llegó hasta mis oídos a pesar de la distancia que nos separaba. Dividise a la mujer castaña, a un lado del líder que asentía a lo que ella decía sobre los inflables volando libremente por el cielo, entre las nubes. Y quise acercarme, hasta que un sonido en específico captó mi atención plena. Era un crujido, como cuando la madera es tan vieja que al ser tocada cruje cuál papel. Así de sencillo se cayó lo conocido para mi, se desmoronó tal cuál la torre lo hacía.

¡LEAH!
Alcancé a escuchar su voz, en la lejanía. Perdido entre todo el caos que estaba entre nosotros, y después sólo hubo una cortina de tierra que se dispersaba al punto de dejarte sin vista alguna de lo que ocurría alrededor.
Tosí un par de veces, tratando de acoplar mi visión al polvo, por más de que esta me ardiera por ello. Trataba de cruzar alguna cara conocida, alguien con quién poder huir del caos, pero sólo habían caminantes, y todavía más caminantes a mis lados.

Cuando quise hacer otra acción, algo jaló fuertemente mi cabello hacía abajo. Estropeando mi peinado, y dejándome tendida en la acera que sólo impactó en la herida de mi espalda. Causando un dolor intenso en mi espina dorsal. Un muerto viviente tuvo toda la intención de abalanzarse sobre mi, pero me adelanté a ello, e inpacté la punta de mi bota sobre su cráneo. Semejante impacto consiguió la rotura de sus huesos podridos, y su sangre no tardó en caer en gotas en mi rostro pálido por el terror. Tomé, con una mano, mi espalda que ya chorreaba sangre de ser la herida nuevamente abierta, y dejando atrás el dolor, corrí en busca de mi familia. ⏤¡Rick! ¡Carl! ¡Rosita! ¡Maggie!⏤ el grito se desprendía gutural desde lo más profundo de mi garganta, pero a pesar de encontrarme rompiendo mis cuerdas vocales, no había una respuesta de vuelta. Sólo los gruñidos que parecían hambrientos, hasta ahogarme el conducto auditivo.

Entonces estaba atrapada, sin ningún tipo de escape. Sólo me encontraba rodeada de arbustos, de caminantes, y de muerte. Creí que sería el fin, pero pronto en mi cabeza estuvo la memoria del día anterior. De aquella alcantarilla mal oliente, y más segura de lo que se encontraba en mi espacio. Con la mirada, no tardé en encontrarla a unos cuantos metros de mi posición. Aceleré la velocidad, empujando a uno que otro errante que se cruzaba, hasta llegar a mi objetivo. A lo qué, removí la tapa para introducirme en su estrecho interior de un solo salto. Y con velocidad, con la fuerza ejercida hacía abajo, cubrí la entrada. Sólo bastaron unos segundos, para que una severa cantidad de caminantes se amontonara allí, golpeando, arañando y gruñendo.

Estaba sola.

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𝗗𝗔𝗥𝗞𝗡𝗘𝗦𝗦┃RICK GRIMES.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora