Capítulo 86

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"No tenías un ritmo sencillo de seguir, pero las canciones más difíciles de aprender siempre fueron mis favoritas."

Un horrible grito de terror llegó para hacernos estremecer. Era de Pixie y parecía provenir de todas partes y a la vez de ninguna. Nos miramos entre nosotros con pánico para luego perder los ojos entre los árboles, intentando distinguir entre las figuras de los árboles otras de personas.

Tyler gritó su nombre girando sobre su propio eje, pero la respuesta a su desesperación fue el rugir de la brisa.

—Si Sarah disparó la flecha y el localizador dice que Glenn está aquí —empezó Becca—, es porque todos lo están. Nos tienen rodeados.

Ella era de las personas más valientes que conocía, pero en ese momento su rostro mostró el de una niña lista para salir corriendo. Antes de que alguien más pudiera hablar, un silbido cortó nuestras respiraciones. Una flecha se clavó en la tierra frente a mis zapatos.

No reaccioné, pero mi hermana tomó mi mano y tiró de mí para que corriera. Todos nos lazamos hacia el mismo camino mientras más flechas caían del cielo, reflejando en sus puntas de acero el reciente resplandor de la luna. Ramas se rompieron bajo nuestro acelerado paso y apartamos otras con manotazos, intentando avanzar todos juntos, aunque en medio del caos empezamos a alejarnos.

Nos estaban disparando como si fuéramos animales cuando otro grito llegó acompañado de un impacto. Alguien había caído.

Kyle yacía en el piso, con una flecha enterrada en su muslo. La sangre ya estaba oscureciendo sus jeans. Estaba intentando arrastrarse hasta el árbol más cercano en busca de refugio. 

Fui por ella, pero antes de alcanzarla un cuerpo se estrelló contra el mío. La brusquedad del ataque produjo que un agudo dolor se expandiera por mi caja torácica. Rodamos hasta que las ramas y hojas se adhirieron a nuestras prendas y cabello. Cuando abrí los ojos vi a Killian. 

Al ladear la cabeza encontré una flecha clavada donde había estado de pie hace segundos atrás.

—¿Estás bien? —preguntó agitado.

Asentí aturdida y me impulsé en mis palmas para que mi espalda quedara contra el tronco más cercano. Él gateó hasta mí y se tomó un segundo para verificar cada porción visible de mi piel, en busca de cortes.

—Hay que ir por Kyle.

—Amit ya está en eso. Lo vi, estarán bien. Ahora hay que asegurarse que nosotros también lo estaremos. Debemos salir de aquí.

—No si Pixie y Gleen —dije intentando ponerme de pie, pero me tomó por la muñeca y mantuvo en mi lugar.

—No —se limitó a decir, como si el monosílaba contuviera en sí todas las explicaciones y razones que necesitaba para obedecerlo—. Correrás cuando yo lo haga y no te separarás de mí. Más herida de lo que estás o muerta no podrás ayudar a nadie. Hazme caso es ta vez, por favor.

No discutí al respecto. La lógica estaba de su lado, así que desistí con mis impulsos. Con el corazón en la mano nos convertimos en sombras que esquivaron toda flecha que apareció. A pesar del inminente peligro, una parte de mí estaba segura de que saldría ilesa. Killian tenía la habilidad de mirarte y hacerte sentir a salvo aunque no lo estuvieras de verdad. 

Mientras escapábamos una leve llovizna cayó sobre nosotros, acompañada de un trueno lejano cuyos hermanos no tardarían en acercarse.

—¡Becca! —llamé al reconocerla entre el follaje, estaba intentando ponerse de pie tras un tropiezo.

—¡Al invernadero, ahora! —respondió.

No fue hasta que llegamos al lugar que Rebecca cayó de rodillas, sin aire, empapada y cubierta de suciedad. Apoyé mi mano en su hombro para chequear que estuviera bien, pero a pesar de que escapamos de los filos no logramos escapar de ellos.

Trainor y su grupo nos estaban esperando.

El cuenta mitos de BeccaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora