Capítulo 6

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El silencio no significa soledad, se trata de callar el entorno y concentrarse en lo que susurra el alma.

—Dime la verdad, Rebecca. —La áspera voz del oficial se deslizó en mis oídos por enésima vez.

Sus facciones eran una capa de inmutable seriedad y profesionalismo, pero parecía que su paciencia estaba al borde del colapso. El señor Carter no solo me había sacado a tomar una taza de café, sino que había ocultado el verdadero motivo de aquella salida.

El departamento de policía estuvo haciendo una exhaustiva investigación luego de la desaparición de Becca, y necesitaban respuestas para cerrar y archivar el caso. Nada mejor que tener a la protagonista de la historia para contarla, pero la realidad era que yo estaba tan vacía de respuestas como ellos.

Pero no podía admitirlo, claramente.

—Esa es la verdad —murmuré con mis ojos clavados en la mesa, estábamos en un pequeño cuarto de paredes grises que normalmente se utilizaba para llevar a cabo interrogatorios, o eso creía—. Ya se lo dije —agregué observando la dura e indescifrable mirada del oficial John Trainor.

Era como observar un abismo, un túnel interminable de oscuridad que te consumía como un agujero negro en el espacio.

—Dilo otra vez, entonces.

Las ojeras formaban una perfecta forma de medialuna bajo sus ojos, destacando el cansancio que se negaba a mostrar en ellos.

—Alguien me estaba persiguiendo —dije con labios secos. Ni siquiera sabía si era verdad o mentira lo que salía de mi boca ya que no tenía idea de lo que había provocado que Becca dejara Shinefalls, lo que sea o quien sea que la haya desterrado del la ciudad—. Me sentía acechada, vigilada, no sabía qué hacer y escapar fue lo primero que vino a mi mente —repetí intentando adentrarme en aquella farsa, memorizando mi propia historia como si al decirla muchas veces pudiera hacerla realidad—. No podía vivir con miedo, huir era una opción fácil.

—¿Por qué no acudiste a la policía en primer lugar? —interrogó con su cuerpo reclinado sobre la mesa, dejando expuestos sus fornidos y pálidos brazos.

—Estaba asustada, él podría perseguir a mi familia, o incluso hacer algo peor. No sabía quién era, y eso que intenté averiguarlo por un tiempo, ¿cómo iban a saberlo ustedes también? —pregunté con incredulidad.

—Nuestro trabajo era y es averiguarlo —concluyó elevando su tono de voz.

Podía ver enojo en sus facciones.

—No han hecho grandes avances en un año —repliqué, y mis palabras parecieron avivar el fuego en su mirar—, e insisto en que estaba asustada. Temía que pudiera hacerle algo a mi padre o a mi hermano si iba con la policía o si me quedaba aquí.

Entonces la puerta se abrió de par en par, un policía escoltaba al señor Carter que estaba observando el interrogatorio a través del cristal. Éramos conscientes de que podía verme y que yo a él no, por lo que cada palabra debía recordarla y decirla al pie de la letra si volvía a preguntarme sobre la desaparición de Becca.

—Es suficiente —habló con voz firme, y sus ojos disgustados fulminaron a los de Trainor—. Mi hija no necesita que la acusen de nada, ella es la víctima aquí —añadió antes de tomar mi abrigo del respaldo de la silla e impulsarme suavemente para salir de aquella habitación cargada de tensión y preguntas sin respuestas.

—El caso aún no está cerrado, señor —indicó el oficial con una advertencia en la punta de su lengua—. Quien sea que supuestamente acechó a su hija aún anda suelto en las calles —dijo haciendo hincapié en supuestamente.

El cuenta mitos de BeccaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora