Capítulo 80

7.5K 1.2K 167
                                    

"Quiero ser capaz de amarte a pesar del odio, la ira, la tristeza y la muerte."

Los ojos de la enfermera se posaron en mí por unos segundos antes de volver a las planillas en las que estaba garabateando. Me preguntaba cosas simples. Su voz era monótona. Desapareció tan rápido como apareció y ni siquiera fui capaz de sonreírle por cortesía.

Killian se había marchado hace más de una hora, dejándome con un dolor que sobrepasa cualquier dolencia física. Ya ni siquiera sabía que lo estaba sintiendo, era una mezcla de emociones demasiado aterradora como para analizar. 

—¿Estás bien? 

Amit se recargó en el umbral de la puerta con una caja entre las manos.

—Lo estaré —prometí, aunque no sabía si sería capaz de cumplirlo—. ¿Qué hay en la caja?

Necesita distracción. Hubiera dado cualquier cosa para dejar de repetir la conversación con Killian en mi cabeza.

Él suspiro y se acercó con pesar. Se detuvo al borde de la cama y la dejó en la trozo de camilla que no estaba ocupando. Ambos nos quedamos viendo las pocas pertenencias que tenía. Mi computadora, tres libros, mi teléfono y algo de ropa. Eso era todo.

—No necesitas oírlo, Becca.

Los Rosewood me habían echado.

Ni siquiera me había percatado de que realmente los quería y extrañaría por haberme dado más de lo que tuve alguna vez, tanto sentimental como materialmente.

—Quiero oírlo, y ya no debes llamarme así.

A veces los seres humanos no necesitamos escuchar lo que sabemos que nos lastimará, pero la curiosidad es más fuerte.

—¿Y cómo debería llamarte entonces? Tyler no nos dijo cómo te llamabas.

Nos sumimos en un silencio sepulcral, únicamente interrumpido por los pitidos de mi pulso en la máquina a mi lado. Mis labios se mantuvieron entreabiertos, pero al igual que ocurrió con Killian, nada salió de ellos. Tal vez me había acostumbrado tanto a tener secretos que necesita quedarme con uno, porque... ¿Quién era yo si no tenía nada que ocultar?

—Ni siquiera puedes decir tu nombre, ¿y crees que eres lo suficientemente fuerte como para oír todo lo que Carter dijo sobre ti?

Sonaba preocupado, no enojado. Aprecié que alguien aún quisiera cuidar de mí.

—Solo dime si me odia.

Sus ojos me dejaron saber la respuesta y asentí tragando el nudo en mi garganta.

—¡Amit! —gritó una voz desde el corredor, antes de que Pixie apareciera agitada.

Llevaba de la mano a Kyle, que lloraba mientras sufría espasmos. En un impulso lancé las sábanas a un lado y salí de la cama. Ni siquiera tuve tiempo para sacar la intravenosa que se clavaba en mi piel, esta se arrancó ante la brusquedad de mi salto peor ignoré el dolor.

Cuando llegué a Kyle, la envolví en un abrazo apretado.

—¿Qué diablos está ocurriendo? —espetó Tyler.

—Ky, mírame —pedí pasando una mano repetidas veces por su cabello en el afán de tranquilizarla—. Habla conmigo, ¿qué sucedió?

Cuando levantó la cabeza creí que respondería, pero calló. En su lugar, me tendió con una mano temblorosa su teléfono. En la pantalla brillaba un mensaje.

—Hacemos lo que sea por las personas que queremos, aún más si se trata de un hermano —leí antes de contener la respiración por un segundo—. Saben lo que tienen que hacer. RR.

Abajo había una foto.

Miré a Pixie y Tyler de soslayo.

—Tienen a Gleen.

El cuenta mitos de BeccaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora