-Quería que me matara, ¿sabías? Y con eso solo logré matar a un ser que era inocente -la chica volvió a llorar sin poder evitarlo.

-Llora cariño, llora, pero hazlo por el hecho de estar con vida y al lado de las personas que te amamos por sobre todas las cosas, llora porque de ahora en adelante tú y tu hijo jamás se volverán a esconder por miedo, llora porque tienes una familia que jamás perdió la fe en encontrarte nuevamente y llora porque tienes un novio que te adora con toda su alma y que fue capaz de golpear a un médico y a un policía para venir hasta aquí cuando se enteró que te traerían para acá -Leila le secó las lágrimas con la yema de sus dedos y la abrazó por la cintura con delicadeza. A pesar de que físicamente ya no le dolía tanto el cuerpo sentía cierto malestar cuando la tocaban sin su autorización.

-¿Te había dicho ya cuanto te extrañaba? -la joven acarició el cabello de su hermana con suavidad y una ligera sonrisa se dibujó en sus labios resecos.

-Solo como tres millones de veces nada más -respondió Leila haciendo pucheros.

Leila siempre había tenido la habilidad de sacarle una sonrisa hasta en los peores momentos y esa vez no fue la excepción.

La televisión estaba encendida y el noticiero estaba estrictamente enforcado en la "Captura de una banda dedicada a la trata de personas". Hablaban de los integrantes de dicha organización, no se daba la información acerca de quienes eran pero entre ellos habían policías, políticos y bastante gente adinerada.

La ojiazul observó el lugar en el había estado encerrada através de la pantalla, era un edificio grande que estaba a las afueras de la cuidad el cual funcionaba simplemente como bodegas privadas pero trás previas investigaciones oficiales descubrieron que era prostíbulo en el cual habían más de treinta personas entre ellos siete menores de edad reportados como desaparecidos en distintos estados del país y en el extranjero.

Según la mujer que daba el reporte en el noticiero no se sabían dado a conocer la identidad la identidad de ninguna de las victimas pero se sabía que todas habían salido ilesas del operativo que gracias a la adecuada organización del cuerpo de policía no hubo ninguna perdida que lamentar.

-Todos esos malditos van a pagar por cada uno de sus delitos -dijo Leila, secándose las lágrimas que había derramado al escuchar la nota informativa.

La joven aun tenía sus reservas con respecto a ese tema pero no quería incomodar a su hermana con sus dudas. Si de verdad eran personas tan influyentes como políticos, policías y demás tendrían los recursos necesarios para una muy buena defensa, ¿y ellos que tenían? Solo su palabra y la esperanza de que se hiciera justicia.

-Necesito ir al baño -dijo entonces para dejar a un lado ese tema.

Leila la ayudó a ponerse de pie y por suerte la bata que andaba le cubría los pies en su totalidad así que no se sintió cohibida a que su hermana la viera.

Al ingresar al baño se percató de que había un espejo en una de las esquinas y le pidió a Leila que lo tapara. No se sentía preparada para ver su reflejo otra vez y no era por pura vanidad sino más bien que no deseaba agregar más pesadillas a la larga lista que ya tenía.

La doctora le había explicado que debido al legrado que le habían hecho tendría sangrado abundante parecido al del periodo así que no debía asustarse si sangraba.

No sabía en que momento se volvió a quedar dormida pero cuando abrió los ojos de nuevo observó a su madre dormida en el pequeño sofá que estaba a la par de la camilla.

Estudio el rostro de su madre por unos minutos y se sintió que las palabras de Leila tenían sentido al fin, debía llorar sí, pero no a causa de unos miserables sino por el hecho de tener a su familia junto a ella, esperándola con los brazos abiertos, ¿cuántas personas que habían pasado por lo mismo que ella tenían esa segunda oportunidad de abrazar a sus familiares?

Una Segunda OportunidadWhere stories live. Discover now