Capítulo 42 (Sin Editar)

3.7K 330 27
                                    

La cena de nochebuena había sido un éxito, todos la pasaron entre bromas y risas, llegaron familiares que Ellie ni tenía idea de quienes eran pero no le importó, ella solo disfrutó cada segundo de esa noche ya que era la primera de muchas más que tenía pensado vivir al lado de sus seres queridos. Incluso varios vecinos se acercaron al oír la fiesta que había en casa de los Littleton.

Los niños ya se habían ido a la cama con la ilusión de que al despertar papá Noel les habría llevado sus obsequios hasta el árbol de navidad mientras los adultos continuaban con las charlas.

Ellie estaba conversando con Leila, quien después de hablar con su madre cambió radicalmente su humor y ahora estaba alegre y vivaz como solo ella podía ser. Incluso llegó a contar sus chistes subidos de tonos y todos carcajeaban con ellos.

Habían hablado con Liam acerca de que ella se iría con Will a New York nuevamente y su hermano pareció volver al estado de tensión al máximo pero Will lo tranquilizó y prometió que no dejaría que me metiera en problemas hasta que el joven viajara de regreso al seguimiento de James. Por el contrario su madre entristeció cuando le dio la noticia pero Ellie le juró que volvería pronto y que se mantendría en contacto con ellos todos los días.

—Atención a todos.

Ellie prestó atención a la voz grave de su padre al igual que todos los presentes.

...Aquí William quiere decirnos algo muy importante.

Ellie observó a Will ponerse de pie, alisarse la camisa blanca manga larga que anda y dirigirse hasta donde ella estaba al lado de Leila con su copa de vino en la mano.

Ellie se rio con nerviosismo ya que la atención de todos estaba en ella.

Will se aclaró la garganta antes de hablar.

—Recuerdo la primera vez que vi a esta bella mujer —comenzó a decir al tiempo que tomaba un trago de vino blanco —. En mi mente no existía otra cosa que no fuera hablar con ella, pero resultó ser bastante escurridiza y solo desapareció —agregó con humor, a lo que todos rieron incluyendo a la misma Ellie. Will le guiñó un ojo —. Cuando ambos coincidimos en esa veterinaria ese mismo día supe que no era solo una casualidad y le pagué a la asistente del veterinario para que me diera su dirección.
Fueron los veinte dolares mejor pagados de toda mi vida. Desde ese día en el que hablamos lo sentí  aquí —Will puso la mano en su corazón —, y supe que eras la mujer correcta para mi y aún lo sigo creyendo. Te amo y toda la vida seguiré apostando por nosotros. Por nuestra familia.

Ellie sonrió ante las palabras de Will  y su corazón palpitó más rápido de lo normal debido a las emociones que se albergaban en el.

William acortó la poca distancia que quedaba entre ambos y se arrodilló frente a ella mientras sacaba del bolsillo de su pantalón una pequeña cajita de terciopelo negra y quedaba a relucir un precioso anillo de oro blanco con un pequeño diamante azul ovalado.

—Y por eso hoy, justo aquí delante de tu familia te quiero pedir que seas mi esposa.

"Si, si, si, si, si" al menos eso le gritaba su subconsciente pero las palabras al parecer no querían salir de su boca debido a la impresión que aun era bastante grande.

Conocía de primera mano la renuncia de William hacia los hijos y el matrimonio y verlo ahí de rodillas frente a ella en espera de una respuesta a su propuesta hizo que sus emociones —que de por si ya estaban a flor de piel —se dispararan aun más.

William estaba cambiando debido a ella y eso lejos de hacerla dudar hacia que el amor que sentía por aumentara cada vez más.

—¡Oye, Rainer! —la voz de Leila se escuchaba a la distancia a pesar de que se encontraba cerca de ella —. Estamos esperando la respuesta mujer.

Todos se rieron y Ellie regresó a la realidad y primero asintió con la cabeza antes de que las palabras pudieran salir de su boca.

- ¡Si! - exclamó fuerte y claro. Se lanzó a los brazos de Will y lo beso con tanta fuerza que pronto se sintió mareada.

Todos los presentes festejaron y les dieron las felicitaciones y Ellie no estaba segura de cuantas cuotas de alegría podía aguantar en tan poco tiempo, pero se estaba empezando a acostumbrar. 

—¿Hace cuánto que llevas planeando esto? —le preguntó Ellie a Will, mostrandole el dedo en donde ahora lucia su reluciente anillo de compromiso. Aun le temblaban las manos.

—Desde que hace varios días atrás —confesó él tomándola de la cintura y juntando sus cuerpos —. Eres la mujer de mi vida Ellie. Y no sabes lo feliz que me has hecho al aceptar ser la señora Stewart.

—Señora Stewart —repitió Ellie sonrojándose —. Me gusta como suena. 

*******

Ellie iba en el auto de regreso a New York junto a William, al tiempo  que su mente aun repasaba la conversación que había tenido con Chris antes de marcharse.

El chico no había puesto ninguna objeción al respecto. Más bien pareció feliz de quedarse.

—Mi amor, te prometo que pronto regresaremos a casa juntos —le había dicho Ellie mientras lo tenía cargado sobre sus regazos.

—Me gusta aquí mami —le confesó el niño—. ¿No nos podemos venir a vivir aquí?

—Cariño, nosotros tenemos nuestra casa  ¿y qué hay de la escuela y tus amiguitos? 

—Aquí también hice amigo, hay escuela y aquí tengo abuelos y más tíos.

—Continuaras teniéndolos aunque nos vayamos —le aseguró Ellie besandole las mejillas, sonrojadas por el frío—. Ellos podrán irnos a visitar y nosotros volveremos también.

—Ellos siempre me prestan atención —dijo en voz baja y escondiendo la mirada de su madre.

—¿Y yo no lo hago cielo? —Ellie se sintió mal ante las palabras de su hijo. 

—Si lo haces, pero ahora vas a tener otro bebe y te vas a casar con Will y no tendrás tiempo para mi —se quejó Chris haciendo su clásico puchero.

Ellie comprendió de inmediato todo y abrazo con fuerza a su bebe y lo besó con más ganas hasta hacer que el niño se riera.

—Tu siempre vas a ser mi niño adorado, y nunca voy a dejar de tener tiempo para ti solo porque vaya a tener otro hijo o porque me vaya a casar con William. El amor que siento por cada uno de ustedes se multiplica  en lugar de disminuir. 

Chris sonrió y abrazó con mucha fuerza a su madre.

Le costó un mundo despedirse de sus padres y su hermana, pero esta última había prometido llegar a visitarla pronto.

Sus padres prometieron cuidar de Chris  y Leila muy bien.

—¿Cariño, estás bien? —William llamó su atención y ella le sonrió.

—Si, estoy bien.

—Si quieres que me detenga para que descansemos no hay ningún problema.

—No nada de eso. Es que estoy pensando... lo afortunada que soy en estos momentos, tengo a mi familia, tengo a mis hijos y te tengo a ti que nunca perdiste la fe en mi, en nosotros.

Will le sonrió con ternura y beso su mano.

—Nunca mi amor.

Una Segunda OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora