Capítulo 1

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Kendall se cubrió las orejas para tratar de aplacar el llanto de los demás niños que estaban junto a ella en ese desagradable lugar, pero era casi imposible.

"Es una pesadilla", se decía a si misma "Mamá vendrá en un segundo a despertarme"

No sabía dónde estaba, pero era un lugar muy grande, repleto de personas más grandes que ella. Muchos lloraba y otras decían las mismas malas palabras por las que su madre regañaba a Quinn y Liam. Todo olía mal, ella, las demás personas, el charco de orina que había junto a ella.

— ¡Silencio! —gritó una voz masculina muy fuerte.

Kendall se puso tensa de inmediato. Reconoció la voz.

Era el mismo hombre calvo y feo que le había hablado desde el patio trasero de la casa de su abuela y le ofreció un caramelo de sandía -su favorito- y luego de comérselo no recordó nada más. Se echó para atrás de inmediato, rogando poder hacerse invisible.

— No te muevas — dijo un chico que estaba a la par de ella. Era moreno, delgaducho, con los ojos grises más bellos que jamás hubiese visto, parecía que tenía una edad similar con Liam, su hermano mayor. Parecía amable—. Agacha la cabeza y no prestes atención a nada de lo que veas —le continuó susurrando.

Kendall hizo caso de inmediato, pero por el rabillo del ojo pudo ver como agarraban a una muchacha y la golpeaban hasta hacerla sangrar.

Cerró los ojos con más fuerza y se tapó las orejas con más vehemencia pero fue imposible no escuchar todo lo que le decían a la muchacha e incluso todo lo que ella gritaba para pedir auxilio.

A los pocos segundos alguien la tomó con mucha fuerza del brazo y la levantó en el aire.

— No, no, no, no —lloró por primera vez desde que llegó a ese lugar.

El adulto la alzó en el aire sin mucho esfuerzo.

— Déjala, es solo una niña —el muchacho se puso de pie de inmediato y era mucho más alto de lo que parecía.

— No me toques, maldito mugroso — el hombre que la había agarrado lo pateó en el estómago, haciendo que el joven muchacho cayera al suelo quejándose de dolor.

Kendall no prestó atención en donde estaba, ella solo luchaba lo más que podía para soltarse de su agarre y poder salir corriendo. Solo fue consciente de donde se encontraba porque el camino dejo de ser oscuro y más maloliente.

El corazón le latía con demasiada fuerza y sabía que el hombre sucio lo podía oír también

"Mamá, ven por mi", rogaba por sus adentros.

— Aquí está lo que me has pedido, James

El hombre la tiró al suelo y Kendall se quejó de dolor. Se había golpeado el brazo y la oreja.

— Hola, Kendall —un señor bastante alto, rubio y de una bonita sonrisa se acercó a ella. Le acarició el rostro con mucha delicadeza

No lo conocía y estaba segura de eso pero se veía un señor muy amable. Él podría llevarla de regreso a casa.

— Ayúdeme —sollozó ella. Eso fue lo que dijo la chica que había sido golpeada en su presencia minutos atrás—. Quiero irme a mi casa.

— Esta es tu nueva casa ahora, cariño —sonrió él. La levantó del suelo y la sentó en una cama grande que estaba en la bonita habitación con paredes del color del melón.

— No, no lo es —gritó ella. Hizo un intento de levantarse pero ese señor no se lo permitió— . Quiero volver con mis hermanos y mis papás.

Una Segunda OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora