Capítulo 43(Sin Editar)

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Ellie estaba de pie observando el bello salón del edificio que el agente inmobiliario le había conseguido para su nueva pequeña empresa.

Era un lugar grande, de tres plantas, con el equipamiento necesario para dar sus primeros pasos como empresaria y lo mejor de todo a un precio muy cómodo. El señor Barnes había hecho un trabajo excepcional y no podía estar más agradecida con él.

-Es sencillamente perfecto -dijo Ellie sonriéndole tanto a su agente como a su hermano, quien la había acompañado más por seguridad que como consejero.

Liam apenas le sonrió y Ellie decidió no prestarle atención al gruñón ese. Tanto él como William estaban molestos con ella por el hecho de que había decidido ver con sus propios ojos el lugar en donde pondría todo su empeño y fuerzas para sacar adelante en compañía de su hermana, ambos decían que era arriesgado que saliera a las calles así como así, pero Ellie no estaba dispuesta a dar su brazo a torcer, en algún momento todo tendría que volver a la normalidad, no iba a pasar el resto de la vida encerrada en el ático de William, temerosa nuevamente de que James apareciera.

Habían pasado las primeras horas del año nuevo de maravilla, hasta que al amanecer el señor Barnes le había llamado y dicho que tenía consigo un juego de llaves de un edificio perfecto para sus demandas, solo que necesitaba verlo casi que de inmediato ya que no era la única que quería comprar el lugar.

Ellie no estaba dispuesta a que esa oportunidad se le fuera de las manos tan fácil, no solo se estaba jugando su suerte sino la de Leila también, así que apesar del enojo de su hermano y prometido ella planeó el encuentro que estaba llevando a cabo en ese instante.

-¿Así qué este es el definitivo? -le preguntó el hombre regordete y bajito bastante emocionado.

-Por supuesto.

Ambos quedaron de reunirse con la dueña del edificio en el lapso de una semana ya que esta andaba de vacaciones pero al menos ya tenía asegurada la compra.

-Fue un placer trabajar con usted señorita Rainer -se despidió el hombre.

-Igualmente y muchas gracias.

Ellie y Liam quedaron a solas y el hombre, quien había permanecido callado durante todo el recorrido al fin habló.

-¿Podemos irnos ya? -le preguntó sacándose las manos de los bolsillos del pantalón.

-Vaya, había olvidado que hablabas -lo molestó su hermana un poco.

-Sabías que yo podía hacer esto por ti, no hay necesidad de que te arriesgues de esta manera -explotó Liam poniéndose rojo, furioso.

-Liam, necesito que dejen de hacer todo por mi, no tienes idea de lo mucho que eso me frustra -la chica tomó las manos a su hermano, las tenía hechas un puño.

-Y a mi me frustra ver que no me pones las cosas fáciles, estas en peligro, esto no es un chiste y necesitas ser cautelosa hasta que atrapemos a ese hombre. No sabemos que es capaz de hacer si te encuentra-Liam la veía con dureza y Ellie se sintió incómoda y se puso a la defensiva de inmediato.

-Se que debo ser precavida, yo se lo que es capaz de hacer James, ¿o acaso se te olvida que pasé diez años a merced de él? O que no hace ni tres semanas atrás me golpeó en un restaurante donde se suponía había vigilancia y nadie vio nada. ¡Así que no me digas que no sé de lo que es capaz de hacer o no! -le gritó ella mientras sentía como su cuerpo temblaba debido al enojo.

Tanto Liam como Ellie se encararon en silencio por varios segundos y fue Ellie quien rompió el contacto visual con el joven y le dio la espalda.

Se encaminó hasta la salida y escuchó los pasos de Liam tras ella pero no le prestó atención.

Una Segunda OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora