Capítulo 20 (Sin Editar)

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Ellie ingreso a la oficina de Paige sin siquiera tocar la puerta y cerró esta como si la viniese siguiendo el mismísimo diablo.

-Ellie, ¿estás bien?

La voz aguda de Paige, la pelirroja de ojos negros y de figura voluptuosa la hicieron soltar un grito apenas audible.

-Lo siento- se disculpó la ojiazul poniéndose una mano en el pecho para tratar de calmar los latidos violentos de su corazón.

Desde que tuvo esa extraña sensación de estar siendo vigilada en las escaleras minutos atrás, la paranoia se apoderó de ella.

Ahora que estaba en la oficina de su jefa, se sentía más segura.

-¿Querías hablar conmigo? -preguntó cuando recuperó por completo.

-Si -Ellie se sentía en la silla que estaba frente al escritorio de Paige -. Leila me ha comentado que su préstamo en el banco ha sido aprobado y se lo que eso significa.

Claro que lo sabía.

Ellie y Leila, sus dos mejores ayudantes se marcharían y le harían competencia en el área.

-Tu sabías del préstamo, Paige -Ellie se revolvió incómoda en la silla.

-Lo sé, Ellie. Estoy muy contenta por ustedes dos, se lo que han luchado por este nuevo proyecto. Sólo quería pedirte un último favor -Paige se inclinó sobre la mesa de su escritorio y movió a la velocidad de la luz sus espesas pestañas negras.

-¿Qué necesitas? -la joven sonrió, estaba dispuesta a ayudar a su aún jefa, después de todo lo que la mujer las había ayudado a ella, era lo mínimo que podía hacer.

-En dos semanas será la re-inauguración de un restaurante muy prestigioso en la cuidad y la dueña nos a solicitado a nosotros personalmente para servir en el evento...

-Claro que te ayudaremos, Paige -aseguró la castaña.

La pelirroja sonrió complacida.

Ellie se levantó de la silla y se disculpó con su jefa, alegando que debía continuar capacitando a los chicos nuevos.

Antes de que saliera de la oficina, la voz de Paige la detuvo.

-Ellie, espera -la ojiazul se volteó-. Ayer te vinieron a buscar y han dejado esto para ti -Paige le extendió un trozo de cartón blanco pequeño.

Ellie tomó la tarjeta y leyó a quien le pertenecía.

Liam Littleton.

Sus nervios regresaron inmediatamente.

-¿Te ha dicho algo más? -preguntó Ellie con curiosidad.

-Solamente dejó la tarjeta y se ha marchado. ¿ Se puede saber quien es? -claramente la pelirroja esta interesada, pero Ellie no pensaba decirle nada, ya que ni ella sabía que era lo que ese hombre quería con ella.

-Es un conocido -sé limitó a responder y salió de la oficina.

Iba debatiendose entre que debía hacer. Sentía curiosidad por saber que demonios quería ese sujeto, pero igualmente tenía miedo de mezclar a ese hombre en su actual vida.

Todo estaba de maravilla en su vida. Tenía a Chris, Leila, incluso a Shawn, su proyecto laboral propio estaba por ser una realidad y tenía un novio al cual amaba con todas su alma.

Se detuvo en mitad del salón al recapacitar sobre ese pensamiento.

Amaba a Will.

¿Pero, desde cuándo?

Desde que lo conoció lo único que le provocó fue enojo, ya que quería inmiscuirse en su vida y en la de sus seres queridos a cómo diera lugar, pero apresar de eso, se ganó un lugar en la mente y en el corazón de todos a quienes conocía.

Su pecho se ensanchaba y su estómago se revolvió cada vez que pensaba en él, su mente viajaba lejos y sus ilusiones de formar su propia familia iban ganando terreno. Y todo era gracias a ese hombre maravilloso.

-¡Planeta tierra a Ellie!

La ojiazul pego un brinco debido al susto y vio a Leila, la rubia platino justo frente a ella.

Sonrió como una tonta al ver a su hermana.

-Oh por Dios, Leila -Ellie la abrazó con fuerza, Leila le respondió el abrazo.

-Oh, deberías quedarte a dormir en casa del doctor mil amores más seguido -sé burló la ojiverde.

-Cállate tonta. Estoy así de feliz porque lo hemos logrado. Tendremos nuestras propia empresa.

Leila comenzó a dar saltitos de alegría.

-Si, no sabes lo feliz que me puse cuando recibí esa llamada ayer -contó su hermana.

Leila le dijo detalle a detalle de la llamada del Banco y Ellie le contó -no tan detalladamente- su cena y su noche con William.

El día transcurrió con lentitud y cuando por fin llegó la hora de salida, Ellie se olvidó por completo de Liam Littleton y centró su atención en su viaje hasta el banco.

En el Banco, la mujer que las atendió fue muy amable e hizo que todo transcurriera con suma facilidad y les explicó como serían los pagos y las transacciones.

Ellie y Leila estaban que no cabían de la alegría ya que al fin estaban logrando sus cometidos.

Cuándo llegaron a casa, se encontraron con Chris, William y Shawn esperándolas en la sala, con un pequeño pastel en las manitas del pequeño ojiazul.

-¡Felicidades! - gritaron los tres, cada uno a su ritmo.

Ellie y Leila se carcajearon al ver la sorpresa que les estaba esperando en casa.

Chris le dio el pastel a Shawn y corrió a abrazar a su madre.

La joven lo abrazó con mucha fuerza, nunca antes se había separado tantas horas de su pequeño.

Shawn le ofreció un cálido abrazó y casi se comió a Leila con la boca.

Will, se le acercó a paso lento, la tomó de la cintura y la besó con delicadeza.

Ellie sintió como las rodillas le temblaban y se sujetó a los hombros de Will para no caerse.

- Te extrañé mucho - susurró el hombre, ofreciéndole esa mirada que hacía que Ellie deseara que estuvieran solos nuevamente.

- Yo también te extrañé.

Celebraron la ocasión en grande; pastel, refrescos y helados.

Ellie no podía estar más agradecida con la vida por todo lo que le estaba ofreciendo.








Una Segunda OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora