Capítulo trece - Un correo electrónico. PARTE 1.

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Me niego a levantar el tenedor para comerme la ensalada frente a mí. En cambio, miro a la tía Susan, a quién he descubierto llorando por la mañana. Frunzo el ceño tratando de averiguar qué es eso que la atormenta tanto que ha llegado al punto de llorar. Ella solo ignora mi mirada intrigada. Por suerte, Fanny ni siquiera se ha percatado del ambiente denso que hay en la cocina, se limita a tragarse el vaso de leche con chocolate que tiene entre las manos y cada tanto hace algún comentario sobre su día en la escuela y los partidos de béisbol.

——Mamá, ¿crees que podríamos ir a Texas para el campeonato infantil? ——pregunta mi prima después de haber mencionado que si ganaban los próximos tres partidos estarían en las finales.

——No lo sé, cariño ——responde mi tía con una voz apagada.

——Bueno, igual faltan varios partidos, no sabemos si ganaremos ——se encoge de hombros dando otro trago a su bebida para así finalizar. Pone el vaso en la mesa y se acomoda a un lado en la silla que ocupa para luego pegar un brinco directo al piso——. Gracias mamá, ya terminé ——anuncia saliendo por la puerta de la cocina.

Es hora de averiguar que pasa aquí.

——¿No vas a comer? ——me pregunta la mujer rubia tomando el vaso que su hija acaba de desocupar.

——¿Qué pasa? ——pregunto con la voz ronca.

——¿Qué pasa con qué?

——Sabes a lo que me refiero. ¿Por qué llorabas? ——hago otro intento para descubrir qué rayos está sucediendo. El comportamiento de mi tía no es normal, su nerviosismo me da mala espina y la manera en qué esquiva mis ojos me dice que estoy demasiado cerca de descubrirlo.

——No es nada, solo estaba un poco sentimental ——se excusa negando con la cabeza. Recoge el plato frente a mí y lo coloca en el fregadero para lavarlo.

——Mentira ——digo de golpe.

——No me llames mentirosa, Lisa ——dice sin voltear a verme, escucho el agua de la pila correr sobre la vajilla.

——Entonces dime la verdad ——hablo con el rostro serio y mi tono es duro  y frío. Quiero que sea honesta conmigo.

——No pasa nada ——se aclara la garganta y se voltea a verme con una sonrisa fingida atravesándole los labios.

——Por supuesto, entonces tendré que averiguarlo por mí misma ——me pongo de pie golpeando la silla y salgo de allí tan rápido como puedo sin prestar atención a los llamados de mi tía. Me enoja que quieran esconderme cosas como si yo fuera una estúpida. Sí, puede que haya estado en un maldito hospital siquiátrico pero tengo suficiente masa cerebral como para saber que me está mintiendo. Mintiendo descaradamente.

Subo las escaleras de dos en dos y camino hasta mi habitación, cuando estoy dentro me tiro a la cama y me pongo la almohada en la cara, gritando con toda la histeria que tengo acumulada. Primero, el tipo que quiere ayudarme. Idiota. Y ahora, mi tía no me cree lo suficientemente capaz de comprender la situación que esconde. Estoy rodeada de ineptos que me subestiman.

Todo mi alrededor se encuentra oscuro, estoy caminando descalza por un trillo repleto de piedras grandes y filosas. Esto es extraño, ya he estado aquí antes pero no recuerdo bien cuándo. Inspiro, y el aire tiene un olor a húmedo, a… Trato de recordar el olor que en realidad posee el ambiente, pero no me sale. Huele… huele a… Y entonces cuando lo descubro, mis piernas comienzan a temblar.

Huele a ciprés.

Comienzo a correr tan rápido como puedo, mi corazón late rápidamente y estoy segura que no es solo por la carrera que estoy dando. Ellos están aquí. Un dolor punzante me nace en la nuca, pero me limito a mirar el suelo para ver dónde piso, estoy mareada.

11 maneras de morir.Where stories live. Discover now