Capítulo treinta y cuatro - Una cita... esta vez una real. PARTE 1.

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Las puertas del armario están abiertas, yo acostada en la cama sin tener la más mínima idea de qué ponerme. Se nota que no he nacido para las citas. Escucho la puerta abrirse, me siento rápidamente.

--La cena está lista --dice Tía Susan entrando a mi habitación. Sonrío con inocencia--. ¿Tú no vas a algún lado, o sí?

Trago grueso, no le había dicho porque de seguro comienza a hacerme un montón de preguntas y luego no me deja salir.

--¿Lisa? --pregunta con una ceja enarcada con seriedad. Ahora voy a tener que desembuchar.

--Está bien. Sí, voy a salir --murmuro haciendo un enredo con mi voz, de todas maneras ella entiende.

--¿Dónde y con quién? --pregunta acercándose a mí, esta vez su ceño se frunce.

--Es una sorpresa --digo levantando los brazos y haciendo comillas con mis dedos--. Y con... con Ryan.

Mi tía abre los ojos como platos y luego de pronto sonríe como si fuera la mejor noticia del día.

--Lo sabía, ¡yo lo sabía! --exclama sentándose a mi lado--. Eso es fantástico --dice, la sonrisa sigue ahí.

--Seguro --digo alzando las cejas por su reacción.

Centro mi atención en el asunto de la vestimenta otra vez.

--¿Qué vas a ponerte? --escucho decir a tía y me encojo de hombros mirando detalladamente cada prenda. Ella se levanta y camina hasta el armario para comenzar a pasar la ropa. Saca un pantalón de mezclilla negro y me lo lanza sin mirar, estrellándolo en mi cara; luego hace lo mismo con una camisa de manta color crema larga y fresca, que yo ni siquiera sabía que tenía.

Me pongo de pie y camino hacia el baño, me cambio la ropa. Sorprendentemente queda bien. Me miro al espejo y suspiro, cojo el cepillo y me lo paso un par de veces por el pelo. Cuando salgo, tía Susan, quién me está aún esperando en mi habitación, señala un par de sandalias, me las pongo. Luego se acerca a mí y coge mi cabello para trenzarme un poco de este en una especie de diadema. Cuando termina le sonrío, ella se agacha hasta mí y me besa la frente.

--Ryan es un buen chico --susurra en mi oído.

Sonrío para mí misma cuando estoy sola en la habitación. Me cepillo los dientes y justo después de eso, Fanny toca la puerta y entra sin esperar una respuesta.

--Tu príncipe azul espera abajo --mueve las cejas de arriba abajo rápidamente haciéndome reír. La llamo con la mano, ella se acerca a mí con una sonrisa que yo no puedo no corresponder, la siento en mi regazo por un minuto y le beso la mejilla muchas veces haciéndola reír.

La pongo de vuelta en el piso y entonces corre fuera de mi cuarto. Cojo un abrigo y me meto el celular, las llaves de la casa y dinero en los bolsillos el pantalón.

Estoy nerviosa. Cierro mi puerta y camino hacia las escaleras. Suspiro y bajo sin pensarlo dos veces. Cuando llego a la sala, Ryan está sentado en un sillón y tía Susan en el otro. Cierro los ojos con vergüenza, no quiero ni pensar en lo que le estará diciendo.

Él sonríe apenas me ve y se pone de pie.

--¿Lista? --pregunta y yo asiento. Se pone de pie y se despide de mi tía.

--Te estaré vigilando, muchacho --lo señala mi tía como todo un padre celoso.

--Estaré atento --responde el rubio con una sonrisa mientras acorta la distancia entre nosotros. Mi tía sonríe también.

Salimos de la casa y puedo distinguir la camioneta de Ryan en frente, la misma de esa vez en que nos conocimos, cuando quería que me atropellara; la misma que me llevó a nuestra aventura.

11 maneras de morir.Where stories live. Discover now