Capítulo dos - La número 1.

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Estoy parada en frente del número veintitrés grabado en madera. No ha cambiado en nada, la puerta sigue estando del mismo café que se aclaró por los años y aún tiene los agujeros de los clavos que sirvieron para poner banderas en conmemoración del 4 de Julio pasado.

Cuando tomo el pomo de la puerta, la mano me tiembla. Aprieto la bolsa de papel que me han dado en el hospital. Tengo miedo, pero no sé por qué.

Dejo ver el interior de la habitación. Está igual. Las paredes siguen teniendo ese color amarillento que toma el blanco después de varios años, la cama tendida está en el mismo lugar, está cubierta con un edredón rosa pálido que tiene unas florecillas blancas rodeándole todo el borde. Me enferma.

Doy un par de pasos y logro divisar un maletín azul. Más bien, mi maletín. Está colocado a un lado de la cama, junto con una hoja de papel encima. Me acerco y la tomo, leo detenidamente y descubro que es el horario de actividades que me han programado. Los lunes; tengo cita en sicología, los martes; tengo Grupo de apoyo, los miércoles; actividades al aire libre, los jueves; manualidades y los viernes, es mi único día libre, cuándo puedo hacer lo que me plazca.

Dejo la hoja en un sitio de la mesa que hay en la habitación y me doy media vuelta para sentarme de golpe en la cama. Me quedo mirando la pared y después de unos segundos suspiro. Un mes... un jodido mes en este lugar. Tendré tiempo de sobra para acomodar mis nuevas ideas.

Miro hacia un lado y me encuentro con la bolsa café. La observo por un segundo, está arrugada y tiene una abertura en uno de los lados. La tomo y con cuidado, la abro. Saco el pantalón de mezclilla y la blusa vino, es la ropa que llevaba hace dos días, todavía tiene olor a clozapina y muerte.

Recuerdo algo importante y meto la mano en el bolsillo trasero del pantalón. Y la encuentro; está un poco sucia y tiene una de las puntas rota y quemada. También, los trazos de mi letra están corridos por el agua; pero está allí, sana y salva. La lista. He pensado en escribir una nueva muchas veces, pero no sería lo mismo, porque esta lista me acompaña desde el primer día que comencé a buscar mi libertad. Esta lista, sabe todo lo que he pasado, ha vivido cada una de las experiencias junto a mí.

Hay ocho opciones tachadas, lo cual significa fracaso. Han arruinado mis planes ocho veces. Pero creo que eso es un poco obvio ¿no? Estoy aquí, respirando.

Mis ojos se pasan por encima de la primera oración, recordándome la situación.

1. Morir ahogada.

Las palabras se me graban en la cabeza y mis ojos dejan de reproducir la realidad, para trasladarme a ese domingo hace cinco meses.

Son las doce del mediodía y estoy sudando como un cerdo. Es horrible, el calor me está matando y tengo que pasarme el borde de la camisa por la frente cada cinco minutos quitándome el sudor. En la sala principal del hospital no hay ni un alma, todos están en los cuartos de visita, que son un pequeño espacio que dan para que las familias y los hospedados se reúnan, un tiempo juntos, dicen ellos. La tía Susan no ha venido porque trabaja los domingos en una panadería. Su trabajo como maestra de preescolar es regular, así que ganarse un dinero extra no está de más. Al no tener a nadie a quién ver, se me ocurre que puedo poner mi plan en marcha hoy. Es el día perfecto, pues todos están enfocados en la visita.

Estoy sola sentada en el muro de ladrillo frente al lago Florentino. No es tan grande, pero sí suficiente para mí. Miro a mi alrededor pensando en cómo escapar sin que ninguna de las enfermeras que deambula a veces por el patio me vea. Sin moros en la costa, pego un brinco y me bajo del murillo, tengo cuidado para asegurarme de que realmente estoy libre y que no hay nadie observando. Camino disimuladamente y cuando entro a la zona de matorrales que rodean el lago, comienzo a correr con la cabeza agachada. Segundos después lo tengo frente a mí. Hay unos pájaros volando sobre el agua, tienen las plumas entre gris y una tonalidad de café, y unas patas largas al igual que su pico. Son aves de Asturias. Se proponen cazar algún pececillo lento que encuentran por ahí.

11 maneras de morir.Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt