Capítulo treinta y cuatro - Una cita... esta vez una real. PARTE 2.

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——¿Te ha gustado? ——pregunta cuando ya nos dirigimos al auto. La noche está fresca, la brisa fría me choca contra las mejillas haciéndome temblar.

——Me ha encantado, gracias  ——respondo y sonrío en agradecimiento. A pesar de la oscuridad, estoy segura de que él puede verme.

——Me parece bien, pero aún no hemos terminado y lo que viene es mi parte favorita ——comenta abriendo la puerta para mí, no me molesto en reclamarle, sé que lo seguirá haciendo.

——¿Qué? Ryan, son las diez de la noche, vamos a casa ——sugiero cuando ya está maniobrando para salir de allí.

——Solo será un vuelta pequeña ——dice cambiando de marcha.

——¿A dónde? ——pregunto curiosa.

——E…

Lo interrumpo antes de que pueda articular cualquier cosa——. ¡Espera, no lo digas! ¡No digas que es una sorpresa! ——exclamo tapándome los oídos.

——De acuerdo, no lo diré ——dice encogiéndose de hombros como si no le importara. Suspiro agobiada y recuesto mi cabeza contra la ventana de la vieja camioneta, escuchando a Ryan una vez más, tararear alguna canción.

Durante el camino a dónde sea que vamos me mantengo callada, mirando las lámparas pasar rápidamente. Tardo un poco en reconocer el lugar; el corazón me late rápido y tengo que respirar muy profundo.

Los árboles comienzan a desaparecer y a pesar de que el sonido se camufla con el del motor, puedo sentirlo.

——No ——murmuro enderezando la espalda para poder escanear el lugar mejor.

Ryan estaciona el auto y abre la puerta para bajarse. El olor me choca contra la nariz como un golpe en la cara. El rubio abre mi puerta, pero yo no me puedo mover.

——No, no puedo… ——murmuro una vez más, mirando hacia el frente con los ojos bien abiertos.

——¿Qué? Claro que sí. Ven ——dice jalándome del brazo, me aferro al asiento y él me mira con curiosidad——. ¿Qué pasa?

——No entiendes. Yo… yo no puedo bajarme ——digo esta vez más claro.

——¿Por qué no? ——pregunta con el ceño fruncido.

——Yo solo no puedo, llévame a casa ——imploro sin poder dejar de observar lo que hay fuera.

Desde aquí puedo ver las olas chocar contra la arena, el olor a sal me llena las fosas nasales con cada respiro y el sonido del agua me arrulla. Es como si perteneciera a allí, sin embargo, no puedo salir, el lugar me trae demasiados buenos recuerdos. Recuerdos que ahora me atormentan.

——Está bien, estás a salvo aquí ——dice acercándose un poco más. Toma mi cara entre sus manos y me hace mirarlo. Siento como si me apretaran el pecho——. Lisa ——dice y entonces me concentro en su cara, enfoco sus ojos brillantes, tratando de dejar de pensar en todo lo que me asusta.

——No puedo ——niego con la cabeza——. Hace ya tanto tiempo que no vengo aquí, no desde todo lo que pasó.

Es hasta que Ryan pasa su pulgar por mi mejilla que me doy cuenta que estoy llorando. Trago grueso.

——Shh ——sisea——. Yo entiendo, pero ¿sabes?, está muy bonito aquí afuera ——su toque se aleja mientras él camina un par de metros hacia atrás, mira hacia arriba——. Las estrellas están allí, justo donde deberían. Puedo ver Orión, Las Siete Cabritas, Sirio ——dice y levanta un brazo para señalarlas.

11 maneras de morir.Where stories live. Discover now