CAPÍTULO 01: ¿UNA CITA?

Start from the beginning
                                    

Volví a donde se encontraba Brad, ahora era más incómodo todavía.

-¿Y bien? – me preguntó.

-Le he preguntado qué porque no paraba de mirarme – me encogí de hombros – Se ha disculpado por haberme incomodado y se ha ido.

-Oh – dijo – bueno, vamos allá – cogió aire – Te he citado aquí para pedirte una cita.

¡Oh! Que inteligente que ha sonado esa frase ¡dile que no! ¡Parece tonto!

-Me encantaría tener esa cita contigo – sonreí, ignorando por completo a mi magnífica y amable conciencia.

-Genial, ¿nos vemos el jueves después de clase? – Asentí con ánimo – Perfecto – Se acercó a mí y besó mi mejilla. Inevitablemente, me sonrojé, me sonrió y se marchó en su coche.

-Que descortés – Dake apareció de la nada, como siempre, y me rodeó por los hombros, acercándome un poco a él – Ni si quiera se ofrece a llevarte a casa. Y que tonto – rió – "te he citado aquí para pedirte una cita" ¿Es que no sabe más palabras que las tiene que repetir? – Soltó otra carcajada. Le pegué un codazo en las costillas – Auch, eso ha dolido – dijo haciendo una mueca.

-No te metas con Brad, pobrecito.

-Pobrecito – imitó la voz de una niña pequeña.

-¡Yo no hablo así! – gruñí indignada y giré mi cabeza mirando hacia otro lado.

-Ya sé lo que viene ahora, ¿no me vas a hablar verdad? – No respondí – Vale, entonces no te llevo, Eline y yo habíamos quedado para ir a tomar algo.

Bufé con pesadez y lo tomé del brazo caminando hacia su coche. Él rió a fuertes carcajadas mientras yo miraba hacia delante más indignada aún.

-¡Eli! – La llamé, se giró y sonrió en mi dirección – ¡Estoy indignada! ¡Dile a tu novio que deje de imitarme como si fuera una niña pequeña! – ella sonrió divertida, pero frunció el ceño.

Oh, se me olvidó mencionarlo cierto, Dake y Eli eran novios.

-¡Dake! – lo reprendió. Él alzó sus manos en signo de rendición y yo sonreí al lado de mi mejor amiga.

-Ni si quiera siendo novios me defiendes ¿es que acaso no me quieres? – lloriqueó.

-Oh, claro que te quiero, pero ella es mi mejor amiga – sonreí satisfecha y Dake puso cara de indignado - Parece que hoy es el día de la indignación, ¡comed chocolate y sonreíd más! – Eli alzó un trozo de chocolate y acto seguido se lo comió. Negué con una sonrisa en el rostro, esta chica no paraba de comer. Cuando se lo acabó se dirigió a Dake, que estaba cruzado de brazos, me lanzó una mirada cómplice. Yo asentí y ambas corrimos hacia él, y le besamos una mejilla cada una.

Notamos como Dake sonreía y ahora nos rodeaba la cintura con sus brazos.

-Sois unas bipolares – rió.

-Habló – ahora reímos Eli y yo - ¿Sabéis? Tengo la sensación de que el día que vayamos a correr al bosque pasará algo.

-Algo ¿bueno o malo? – Preguntó Dake alzando una ceja.

-No lo sé, solo siento que será algo que nos cambiará la vida.

-¿Aún sigues con eso de las predicciones? Las brujas no existen Aria – dijo mi mejor amiga rodando los ojos.

-Eli, ya lo sé, pero, todo lo que siento, las predicciones que hago, algunos sueños, ya sabes que he acertado siempre.

-Bueno, y según tú, ¿qué pasará dentro de dos semanas? – Dake se sentó en frente mío y apoyó su cabeza sobre sus manos, mostrando interés.

-No lo sé, ha sido una sensación que he tenido cuando la profesora de educación física nos ha informado de la salida. No ha sido un sueño, ni una visión ni nada, solo una sensación.

Últimamente, mi mente experimentaba sensaciones, o soñaba cosas, que días después se hacían realidad. Incluso había tenido visiones pasajeras que se acababan cumpliendo. Eran como Déjà Vu's. Solo ellos dos sabían de mí "problema" o "don", como decía Dake.

-Bueno, el lunes lo comprobaremos, quizás seas vidente – rió Eli, no me molestaba que ella no aceptara lo que me estaba pasando, al contrario, Eline me ayudaba a tomármelo con humor.

-Sí, esperar será lo mejor – Cogí mi bolso - ¿Nos vamos? - Todos asintieron y nos dirigimos al coche de Dake, que me llevaría a casa antes de marcharse con Eli a la suya.

-¡Ya estoy en casa! – dije al cerrar la puerta detrás de mí. Dejé las llaves en el cuenco donde las dejo habitualmente y subí a la planta de arriba - ¿Taira? – Pregunté entrando a su habitación.

-¿Si, hermanita? – Preguntó esperando a que me marchara, estaba leyendo tumbada en su cama.

-Nada, ya veo que estás leyendo – ella asintió – Pediré pizza para cenar – asintió de nuevo y me sonrió – Te avisaré cuando llegue y, Taira – me miró de nuevo con pesadez – He visto tu móvil dentro del libro, si esa lectura es de la escuela, será mejor que te la leas, si haces un esfuerzo quizás te pueda ayudar, yo ya me lo he leído.

-Es que es muy aburrido – se quejó – Mira – me mostró el libro de lado – Me he leído más de la mitad y no lo pillo – dijo con el ceño fruncido.

-Anda déjame un hueco que te ayudo – Taira se movió rápidamente y me hizo un lado en su cama.

Taira era mi hermana menor, algo alocada, como todas las chicas de 14 años. Tenía el pelo completamente negro y unos ojos azules preciosos.

Nuestros padres eran grandes empresarios conocidos por mucha gente en la ciudad, pero se pasaban el año viajando y no los veíamos muy a menudo, nos dejaban solas en casa, y a veces venía la vecina por si necesitábamos algo.

En cuanto terminé de ayudar a Taira me di una ducha relajante, me puse mi pijama de conejitos y bajé a abrir la puerta. Sería el repartidor de pizzas. Efectivamente era él, así que le pagué y le subí a Taira su cena. A ambas nos gustaba leer o ver la tele mientras cenábamos, y en el comedor eso no era posible, así que cenamos en nuestras respectivas habitaciones.

Terminé mi cena y me acosté, hoy había sido un día algo, em... emotivo. 

ASCENDE: La Leyenda #Wattys2019 {EN EDICIÓN}Where stories live. Discover now