-¿Te gusta McCain? ¿Delicioso el dolor no crees?- me burle con el afán de divertirme, éste era el momento preciso para cobrarme una a una de sus acciones, y, como bien había dicho McCain en algún momento, yo tenía esquizofrenia y la locura se apoderaba de mi.

- ¡¡Maldita perra!!- gritó frustrado- cuando me quite las amarras verás lo que te espera maldita- gritó con aún más furia.

- Quiero respuestas ahora mismo, y tendrán que darmelas ahora, si quieren mantenerse intactos por unas horas más - los sentencié.-  alguno de los dos puede decirme ¿Cómo demonios esperaban verme la cara de estúpida? - los miré implacable -¿Nadie?- ellos no se inmutaron- bien, Carlo, es tu turno- dije con notable demencia. - tomé de nuevo el martillo y golpeé a McCain en el rostro - ¡¡Ups!! Creo que me equivoqué, pero no te preocupes Carlo también hay para ti- tomé fuerza y velocidad y rompí una de sus rodillas, aquel estruendo que yo le había provocado con el martillo hizo precencia con un leve quejido.

- Valla, eres bastante tolerante, lastima que sólo seas el perro lame botas de este pobre imbécil - alardeé.

- Zorra- gimió.

- Ustedes dos creyeron que era imbécil o estúpida, creyeron que me tragaría aquel cuento de Gian, ¿No es así? - ambos palidecieron.

- Morgan, ¿De que demonios hablas? - Susurró el supuesto Gian desde el muro.

- De tus mentiras, que te prestaste para este jueguito estúpido George - Gian o mejor dicho "George " tragó saliba con dificultad pues si lo habían golpeado.

- No sé De que me hablas- lo miré de cerca poniendo el cañón de mi arma bajo su quijada.

- George Lassarre, ¿creiste que no me enteraría de tu existencia? ¿creiste que caería con tanta facilidad?- lo miré furiosa, George me tomó del cabello con dificultad, quería lastimarme.

- Aún no me conoces imbécil, el que seas mi hermano y gemelo de Gian no te hace conocerme ¿sabes? Es irónico, ahora yo misma quiero matarte.-  sonreí. - ¿McCain? ¿Cuando le dirías a George que todo fue un buen negocio con mi padre?- McCain solo se limitó a mirar.

- ¿Dé qué demonios hablan?- dijo indignado

- Hablamos de que contigo nuestro padre pagó una deuda a McCain, McCain solo te tiene bajo su custodia por eso, nunca te quiso y papá no te abandonó, el sólo quería saldar una deuda que nunca pudo saldar- reí y aprovechando la condición de mi hermano George golpeé sus costillas liberandome de su agarre.

- ¿Qué? -

- Lo que escuchaste, lo siento mucho pero te ahorraré la pena- le dije a George, tomé el arma y apunté a sus ojos clavando el proyectil dentro de su cráneo sin piedad o pena alguna, miré a George caer en el suelo mientras sus vesos hacían un perfecto tapizado del lugar. - Hermoso ¿No crees McCain? - dije vengandome.

- Me importa un comino George - dijo McCain.

- Debería importarte- le advertí - ¿recuerdas a la bella Giselle?  ¿Tu amante?- McCain comenzó a comprender entrando en pánico mucho antes de intentar decir algo. - ella, Giselle fue la madre de dos gemelos hermosos, producto de tu asquerosa sexualidad, uno llamado Gian por ella, porque ella tenía un carácter sublime como él, al otro pequeño lo nombró como su padre, George Bill McCain, mi madre los adoptó recién nacidos en un viaje a Inglaterra, donde tu habías mandado a matar a Giselle para que no te delatase con tu en ese entonces esposa, ¿si recuerdas no?- McCain negó en silencio y sólo se limitó a mirar el suelo. - Bien, el resto ya podrás imaginarlo, los chicos crecieron con nosotros antes de entregarte a George claro, aunque bueno siendo un poquito más realista debo admitir que se necesita demasiada cobardía para no sentir nada más que placer cuando abusas sexualmente de tu hijo y lo torturas hasta la muerte dejándolo a la deriva como un pobre cachorro de la calle, dejar morir a un hijo es una acción bastante.... ¿Cómo decirlo?... Sin escrúpulos y deplorable debo admitir, aunque conociéndote el único que sufrió fue Gian, tu no sentiste nada en absoluto.- el remordimiento de McCain era evidente en sus expresiones faciales, más intentaba disfrazar todo su sentir con una mueca de asco que poco transmitía.

Soy un maldito, lo sé.Where stories live. Discover now