Capítulo 19: "Analizando."

Start from the beginning
                                    

—Ah, cierto... Esta noche dormirán aquí unas amigas, quiero recibirlas con los manjares y delicias que tú preparas. Quiero que prepares bocaditos, pero no de esos raros que preparas para los amigos de mamá, sino bocaditos más ¿normales?

—Entiendo, entiendo —dijo sonriendo— ¿Cuántas chicas serán?

—Cuatro —dije suponiendo que Stephy y Leyla no estarían—, y yo, me imagino que a Kate se le antojaran y quizá a Jay también le daré, puede que venga Alex aunque ya casi no está.

—Entonces son para unas ocho personas en total.

—Si, pero has para diez, es mejor que sobre a que falte.

—Bien dicho.

—Ah, y variedad por favor. No quiero cien bocados de los mismos y otros cien de otro y ya está, prefiero que sean diez de uno, diez de los otros y diez de otro.

—Entendido, ¿también la cena?

—Si no es muy molestia.

—Todo estará listo para las siete.

—Sí, eso sería perfecto. Muchísimas gracias, Mario —agradecí palmeando su hombro.

Él simplemente sonrió, giré sobre mis talones y salí del lugar. En el camino, choqué con Antonieta y le pedí que por favor pusiera una gran mesa en la sala de estar, es un salón muy grande equipado con diferentes juegos, una mesa de billar, un plasma conectado a un DVD, Play Station y un Wii.

Un gran lugar, para una gran pijamada.

En la mesa que pedí, se pondrán los bocados que prepare Mario, con un bonito mantel y una sencilla decoración.

Estaba muy emocionada por mi primera pijamada en casa, y aunque los temas que debemos hablar no sean muy gratos, eso no es motivo de arruinar del todo este día.

Subí a mi habitación y como supuse que dormirían aquí, decidí arreglar un poco. Aunque pueda, nunca me ha gustado que Antonieta ordene mis cosas, por lo que ella y el equipo de limpieza sólo se dedican a quitar el polvo y trapear cuando yo se los pido.

Recogí la ropa que estaba en el suelo, o en un lugar no debido, igual mis zapatos y mi cómoda que tenía cosas por doquier.

Después de ello, pedí que limpiaran mientras pasé en el gimnasio unas horas.

Al subir, todo estaba reluciente y faltaba poco para que llegaran. Me di un baño y me puse una ropa más cómoda.

Justamente a las siete horas con cuatro minutos, un mensaje llegó a mi celular indicándome que ya estaban aquí.

Dani y Yuko llegaron juntas y minutos después Cris se hizo presente. Después de cenar, las llevé a la sala de estar donde todo estaba preparado.

Mario se lució con los bocados y Antonieta supo decorar muy bien la mesa con un mantel blanco de base hasta el suelo y uno color magenta por encima con bordados que hacían notar el blanco de fondo.

—Vaya, no pensé que nos recibieras así, gata.

—Quise lucirme, espero que disfruten de todo.

—Y como no, con estas delicias engordaré kilos, querida —comento con gracia Cris con un brownie en la mano.

—Vaya, tu mansión es increíble, en serio tiene ese aire a antiguo clásico.

—Si, Yuko, así es el gusto de mamá.

— ¿Y dónde está ella?

—De viaje, Dani, junto a papá.

Después de haber jugado un rato en las máquinas, nos sentamos en los muebles a solamente conversar.

Infiltrada [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now