Arreglos de último momento

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Ella se ruborizó.

-Lo siento.

-Está bien. Créeme que no te culpo. Las galletas no saben bien.

-No es eso. Por lo del equipaje. Debí haberte avisado...

-No me interesa qué es lo que yo vaya a usar. Sí lo que tú llevas. Eso tendré que revisarlo. Si encuentro algo que hará que algún hombre te mire...

Ella rió.

-Somos personalidades del cine. Somos muy conocidos. Si llevo una falda o un anorak, no importa qué, van a mirarnos. Y a ti también.

-Exacto. Pero sólo tengo ojos para ti. Mi esposa. Amo decir eso.

Ella sonrió.

-Y a mí me gusta que lo digas.

Él la besó.

-Creo que debemos irnos y buscar a los niños para pasar nuestro último día con ellos. Volveremos en treinta días. Un mes.

-De acuerdo.-Emma salió de la cama y se acercó al armario. Tomó un par de prendas y se las lanzó a Rupert. Luego se vistió ella misma. Cuando volteó, él sonreía.

-¿Qué pasa? ¿Por qué me miras así?

Él se acercó y le tomó las mejillas. Apoyó su frente en la de ella.

-Te miro porque eres hermosa. Y eres mi esposa. Y te adoro.

Ella rompió la distancia que había entre sus labios.

-Te amo, Rupert Grint.

-Y yo a ti, Emma Grint.

Ella sonrió y volvió a besarlo.

***---***---***---***---***

Helena y Will compraron un par de cosas para el desayuno y regresaron al apartamento. Julie les abrió la puerta con los brazos cruzados.

-¿Por qué no me avisaron que se iban?

-Queríamos sorprenderlos ahorrándoles trabajo.

Julie sonrió y los estrechó en un abrazo.

-Está bien. Pero no vuelvan a salir sin avisarme.

-No, abuela Weasley.

-Bien. Ahora veamos. ¿Qué hay para desayunar?

Una hora más tarde, los siete acababan sus desayunos.

Cuando tocaron la puerta, Helena se levantó a abrir.

-¡Tío Dan! ¡Tía Bonnie! ¡Mamá! ¡Papá!-Dijo saludando a los cuatro.

Todos se saludaron. Bonnie miró a sus hijos y dijo:

-Bien, niños. Venimos a buscarlos. Ya han molestado bastante.

Julie negó.

-No, claro que no. Pueden quedarse si quieren. No nos molestan en lo más mínimo. Es más, disfrutamos mucho su compañía. ¡Tengo una idea!

Bonnie rodó los ojos. Las ideas de Julie podían ser de lo más descabelladas.

-Ustedes se van de luna de miel.-Dijo Julie señalando a los recién casados.-Y ustedes pueden irse de viaje a alguna parte por la misma cantidad de tiempo. Y los niños pueden quedarse con nosotros.-Concluyó mirando a Bonnie y a Dan.

Bonnie se tomó la cara con ambas manos.

-No lo sé, mamá... Son cinco y pueden ser mucho problema.

-No lo serán. Se portan de maravilla.

Los niños paseaban sus miradas de Bonnie a Julie y de Julie a Bonnie, como en un partido de tenis.

-Lo tengo.-Dijo Dan de pronto.-Niños, díganme en dónde fue el primer orfanato en que estuvieron.

Los tres se miraron.

-Escocia.

-Perfecto. Entonces, Bonnie y yo viajamos hasta allá para comenzar los trámites de la adopción. Tal vez en un mes y medio la tengamos lista. Mientras tanto, se quedan aquí con sus primos, como quiere Julie. ¿Qué opinan?

Los tres se miraron.

-Yo creo que es buena idea.

-También yo.

-Y yo.

-Entonces eso podemos hacer. ¿Qué crees, Bonnie?-Dijo Julie.

Ella se rindió.

-De acuerdo.

Los niños festejaron.

-Bien. Pero ahora sí nos iremos. Los llevaremos a casa para que busquen sus cosas y las traigan aquí. Mientras tanto, iremos a visitar a un amigo que puede ayudarnos con los trámites. Los regresaremos aquí a la noche e intentaremos planificar todo para irnos mañana... ¿De acuerdo?

-Sí, mamá.-Dijo Daphne.

-Bien. Entonces regresamos en unas horas.

-Y nosotros...-Dijo Emma.-...Pasaremos nuestro último día con ustedes y luego los traeremos aquí.

-Bueno.-Dijo Ryan.

Mark miraba la escena risueño. En tres minutos, Julie ya había organizado un viaje para Bonnie y Dan.

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Will tuvo que hacer un enorme esfuerzo para separarse de los labios de Helena. Aunque un comentario de Arthur los hizo separarse:

-¡Oh, vamos! ¡Se verán más tarde! Incluso pueden quedarse despiertos toda la noche para mirarse como un par de bobos...

Emma sonrió cuando su hija se separó de Will y se acercó a ella.

-Venga, vamos. Arthur tiene razón. Excepto en la última parte. Intenten no desvelarse. Queremos que duerman bien.-Dijo con dulzura.

Helena asintió.

Los cuatro salieron del apartamento en una dirección, y luego Dan y los otros cuatro salieron en otra.

-¿Cómo la pasaron?-Preguntó Emma una vez que estuvieron dentro del coche.

-Bien. Nos hemos divertido.

-Es bueno oír eso. Ahora, ¿Qué quieren almorzar?

-¡Rupert! ¡Son las diez y media!

-Sí. Y tengo hambre.

Los niños rieron. Rupert bajó la voz y miró a Emma para que sólo ella lo escuchara:

-Y no creo que sea necesario que te recuerde por qué tengo hambre.

Emma se sonrojó. Rupert sonrió y le apretó suavemente la rodilla. Luego devolvió la mano al volante.

Helena dijo:

-Hay una nueva librería en el centro comercial.

***

Este capítulo es para @mariapilardepetris.

Para ver si, si la menciono, lee algo más de esta historia.

Y porque me dio una brillante idea sobre Escocia y su romanticismo.

A los demás, ¡Feliz lectura!

Lucía

Junto al río Támesis (Emma Watson y Rupert Grint) [Grintson]Where stories live. Discover now