Capítulo 12: "Se acabó la espera."

Comenzar desde el principio
                                    

—Oh, Carol ¿Qué haces aquí? —pregunta apenas me ve.

—Hola Ally, a mí también me agrada verte —sonrío burlona.

—Lo siento, es que es raro verte en casa...

—Estoy en un trabajo del instituto con tu hermana.

—Ok, hoy no es un día muy común —ríe burlándose de la situación.

— ¿Sabes? Está haciendo un poco de sol y ya siento mi espalda arder.

—Si, si, si... lo siento, pasa —dice ella torpemente.

—Tranquila, no pasa nada.

Reímos un poco mientras ella me guía a la sala, le envía un mensaje a su hermana quien se asoma por las escaleras en una pijama que consistía en una blusa muy corta y pegada al cuerpo, con un short que dejaba ver la parte baja de su trasero.

—Sube, trabajaremos en mi habitación —dice y vuelve al lugar del que haya salido.

—Ven, yo te llevo —se ofrece Ally— y discúlpala por ser así... Tiene dolor de cabeza por lo de anoche, prepárate será una tarde larga.

—Ya lo creo... —suspiro mientras subimos las escaleras y cruzamos algunos pasillos para llegar a su dormitorio.

Nos detenemos en frente de una puerta blanca con filos rosados, en la parte superior cuelga un letrero con el nombre "Leyla". Abro la puerta sin tocar y la veo acostada en su cama, por lo que la remuevo del pie para que note mi presencia.

—Hay una laptop ahí, y todo lo que necesites —dice señalando el escritorio desorneado que se encuentra en una esquina de la habitación.

— ¿No piensas hacer nada? —reproché enseguida.

—Yo planeaba irme con Fausto, el nerd hace lo que le pido en segundos.

—Pues yo no soy Fausto.

—Debiste haberlo pensado antes de querer trabajar conmigo.

—Sólo quería llevarme mejor contigo, pero eso es imposible. Trabajaré aquí pero no pienses que pondré tu nombre en mi trabajo.

—Haz lo que quieras —dice abrazando su almohada.

Como lo he dicho, empiezo mi trabajo de Biología y no tardo mucho. Hago las diapositivas con imágenes y texto y también la investigación que se debe entregar. Leyla no ha hecho más que dormir plácidamente, y por más que me frustre, es mi culpa.

—He terminado.

—Bien por ti.

— ¿No vas a presentar nada?

—Déjame el trabajo ahí, yo le aumentaré más y esa será mi parte.

—Está bien, me voy. Pero me pasas el archivo final para ver cómo queda —pido poniéndome de pie.

—Si, lo que digas.

Me acerco a la puerta pero su llamado me detiene.

— ¿Qué quieres?

— ¿Por qué nos molestaste tanto para ahora querer ser parte de nosotras? —cuestionó con sinceridad, o eso creo.

—Por una razón que quizá algún día les cuente a todas —dije con un pequeño nudo en la garganta.

—Tú no eres parte de este grupo. Saldrás, lo sé.

—Sí, lo haré. Pero aún no —respondí recordando el reto por el cual empezó todo.

Infiltrada [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora