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Se sentaron uno frente al otro. Mia estaba realmente nerviosa, pero no iba a demostrárselo. No le iba a dar la satisfacción de saber que aun la intimidaba. Se miraron en silencio. Ella intentó saber que era lo que él quería. Pero no había nada en su mirada, o en su expresión. Él simplemente estaba muy tranquilo, esperando a que ella explotara de los nervios. Tina entró al living, bastante sorprendida, rompiendo aquel tenso silencio.

-Señor Bennett -dijo y se acomodó un poco el delantal -No lo esperábamos por aquí.

-Tina, querida, ¿Cómo has estado? -le preguntó -Perdón por no haber avisado. Fue una decisión de último momento.

-No se preocupe, señor -miró a Mia. La morena pudo deducir la pregunta en su mirada '¿todo esta bien?', decían sus ojos. Asintió levemente, y la mujer pareció relajarse un poco.

-¿Por qué no me traes una copa de vino, Tin? -le pidió.

-Enseguida -asintió y se fue de allí.

Ellos quedaron en silencio nuevamente. Mia lo miró. Tenía muchas cosas en la punta de la lengua que imploraban escapar de allí.

Anthony se removió en su lugar y comenzó a buscar algo en el bolsillo de su saco. Ella observó cada uno de sus movimientos, hasta que vio la pequeña cajita de habanos. Él iba a fumar.

-Por favor, no fumes -le pidió -No es bueno para mí, y para mi bebé... y no creo que sea recomendable para tus pulmones.

Él suspiró, y guardó la cajita en donde estaba.

-Ni antes de morir uno puede hacer lo que quiere...

-Así es la vida - dijo encogiéndose de hombros.

-¿Qué va a ser? -le preguntó. Mia acomodó la garganta.

-Aun no lo sé -mintió -Preferí no saberlo hasta que nazca.

Él asintió.

-¿Y el padre?

-Trabajando -dijo al instante -Yo necesitaba un poco de aire limpio, por eso he venido.

-¿Has pasado por mucho, verdad niña? -le preguntó.

Ella sonrió con amargura. Era de cínico que le preguntara aquello. Él era uno de los que le había hecho pasar mucho.

-No tienes ni idea -murmuró.

Tina volvió a entrar a la sala, y le entregó la copa de vino a Anthony. Y a pesar de que ella no se lo había pedido, le entregó el licuado que había prometido prepararle. Mia le dio las gracias de manera dulce. La mujer miró a Anthony.

-¿Quiere que le cocine algo de comer?

-No, Tina, no estaré mucho tiempo aquí. Gracias de todos modos.

-No es nada -sonrió con labios sellados -Cualquier cosa que necesiten, estaré en la cocina.

Salió de allí rápidamente. Mia tomó un poco de su licuado y disfrutó de su sabor. Volvió la vista a él.

-Por las noches no puedo dormir -le dijo. Ella alzó las cejas sorprendida. Esperaba escuchar cualquier cosa menos eso -No puedo dejar de pensar en mi muerte... Pensé que sería más fácil -sonrió y bebió un sorbo de vino. Cerró los ojos y suspiró. Ella lo observó detenidamente, analizándolo -Pero la verdad es que me da terror morir -Mia aun no entendía por qué él le estaba diciendo aquello -Me aterra no saber lo que hay después de la muerte, ¿Alguna vez lo pensaste?

-No -respondió al instante.

-Claro que no -sonrió él -Aun eres muy joven...

-Uno nunca sabe cuando le llega el momento.

It's Complicated  » ZaynOnde histórias criam vida. Descubra agora