Mia llegó a la casa cerca de las siete de la tarde y Zayn la estaba esperando con la merienda hecha.
-Mmm, eso huele riquísimo -dijo al entrar a la cocina.
-Estoy aprendiendo a cocinar -dijo él y se giró a verla para saludarla con un frío beso en la coronilla de la cabeza -Mamá me dijo que tengo que hacerlo para poder cocinarle a nuestro hijo, porque todos los padres tienen que saber hacerlo.
Ella sonrió levemente y tomó asiento en la mesada.
-Ella tiene razón, tienes que saber hacer de todo. Él o ella no puede vivir de omelet de jamón y queso.
-¿Cómo te fue con tu madre? -le preguntó mientras volvía a concentrarse en la cocina. Ella suspiró contenta.
-Bien, pasamos una tarde maravillosa. Hablamos mucho y ella... ella me sugirió algo.
-¿Qué cosa? -dijo despreocupado.
Estaba muy concentrado en revolver el relleno de su tarta de fruta.
-Dijo que... sería buena idea que me fuera a vivir con ella y John.
Él dejó de cocinar y la miró al instante.
-No -dijo rotundamente.
-Pero, Zayn...
-Mia, dije que no -la interrumpió -No tienes por qué irte, aquí estás muy bien. Y no tienes quejas para irte tampoco. Porque me he comportado contigo y porque he cumplido con mi palabra. Así que... tú cumples la tuya y te quedas aquí conmigo.
-¿Puedes escucharme un poco, por favor? -le pidió.
-No, no quiero escucharte porque ya sé que es lo que vas a decir -apagó el fuego del horno y lo abrió para sacar unas galletas. Mia sintió que su estomago gruñía. Zayn la miró sobre su hombro y observó que ella se había puesto su viejo suéter de la preparatoria. Él se lo había dado para cuando hacía bastante frío. Le quedaba enorme -No vas a alejarte de mí...
-Odio cuando te pones terco, ¿sabias?
-No, no es terquedad. Solo soy justo. Yo quiero verte todos los días y saber que estás bien a cada segundo. Si te vas, eso no va a poder ser así, y yo voy a estar muy frustrado. Además, ¿Quién va a organizar todos los turnos en el taller? ¿Niall? No lo creo, preciosa...
-No me llames así -lo retó en un murmullo. Él colocó las galletas delante de ella. Mia estiró la mano para tomar una.
-No -la detuvo él -Aun están calientes, van a caerte mal.
-Zayn, ya no tengo cinco años -dijo frustrada y tomó una galleta de todos modos. ¡Por Dios! Odiaba cuando se ponía caprichoso con ella.
-Eres una malcriada, niña... Quiero que me devuelvas mi suéter.
-Ni loca, es mío -aseguró -Tú eres un... eres un... un tonto, niño -mordió la galleta -Está deliciosa, pero le faltaron más chipas de chocolate -dijo enojada mientras tragaba.
Zayn empezó a reír. Ella lo miró divertida y empezó a reír también. ¿Cómo era que habían terminado así? No lo sabían. Él negó con la cabeza y se acercó a ella para acariciar su mejilla. Mia suspiró, había extrañado ese gesto de él.
Las risas disminuyeron y el silencio reinó en el lugar. La mirada chocolate sobre la mirada miel, transmitiéndose palabras en silencio.
-Yo... -dijo él, pero el timbre sonó. Ambos miraron hacia la puerta.
-¿Crees que sea Brittany? -preguntó Mia.
-No lo creo -aseguró Zayn -Hoy Niall iba a llevarla a cenar, ya sabes... aun está juntando puntos por el tema del perro y todo eso.