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Mia estaba a punto de sentarse en su cómodo sillón para mirar un poco de tele, cuando el timbre volvió a sonar. Frunció el ceño, luego sonrió. Seguramente su primo se había olvidado de algo. Se acercó rápidamente a la puerta y abrió sin antes mirar. La pequeña sonrisa que mantenía en su rostro se desvaneció al verlo allí. ¿Qué hacía él ahí? Sintió que su corazón se retorcía y tuvo el impulso de cerrarle la puerta en la cara... Pero ¿Por qué iba a hacerlo? Él no le había hecho nada malo.

En ese momento las malditas ganas de echarse a llorar la invadieron. Y eso que ya había llorado bastante. Con la pequeña visita de Matt y Madison había logrado dejar de pensar en todo. Pero le hubiese encantado contarle a su primo que no tenía un simple resfriado, sino que estaba embarazada. Pero sabía que aun no era el momento.

-¿Qué... qué haces aquí? -logró preguntarle luego de varios segundos.

-Yo... necesito que hablemos, pero bien -dijo él -¿Puedo pasar?

Ella se quedó quieta en su lugar, hasta que al fin reaccionó.

-Sísísí, pasa...

Se movió para dejarlo entrar. Zayn le agradeció con un leve movimiento de cabeza y entró. El suave aroma de Mia lo invadió. Le había costado tanto acercarse y tocar el timbre. Pero sabía que era lo correcto.

Mia cerró la puerta y se quedó apoyada contra ella unos segundos, luego giró y lo miro.

-Puedes sentarte -le indicó.

El moreno asintió y se sentó en el sillón individual que estaba frente a un gran sillón color arena. Observó atentamente a su alrededor. Todo combinaba y estaba realmente ordenado. Había un suave olor a lavanda, que le recordaba al campo de su abuela. Cuando estuvo allí, no se había puesto a ver lo bonito que era el departamento. Pequeño sí, pero acogedor. Pero claro, ¿Cómo iba a poder si solo había estado pensando en llegar a una cama con ella? Sacudió la cabeza.

Concéntrate, idiota...

Volvió la vista a Mia. Ella tomó asiento frente a él, con mucho cuidado.

-¿Se te ofrece algo de tomar? -le preguntó cordialmente.

-No, gracias -negó él.

Ella asintió y lo miró a los ojos. Zayn la observó detenidamente. Se juró a si mismo que no había cosa que él odiara más que ver el dolor en las miradas de los demás. Y en ese momento podía verlo en ella.

-Primero que nada, quería pedirte perdón por como te dejé solo ayer en el bar. No era mi intención.

-No, no -murmuró él -No te disculpes por eso. Sé que yo tuve la culpa.

Mia apoyó las manos entrelazadas sobre su regazo y comenzó a moverlas nerviosa. No sabía muy bien que decirle. Tragó saliva y se miró los pies.

-Yo sé que debes creer que este bebé no es tuyo y que soy una maldita embustera. Pero te juro que...

-Yo no creo eso -la interrumpió mientras fruncía levemente el ceño. ¿Cuándo él le había hecho sentir eso? -Lo pensé, Mia, y a pesar de que nos conocemos poco, sé que no me estás mintiendo. No tienes necesidad de hacerlo.

-Bien -asintió algo sorprendida -También quiero que sepas que voy a tenerlo, te guste o no. No voy a pedirte que lo mantengas. Ni siquiera es necesario que le des tu apellido. Yo sola podré y jamás vas a tener problemas por nuestra causa...

-¿Qué clase de monstruo crees que soy? -preguntó él sin poder creer todo lo que ella le había dicho. Mia abrió la boca para hablar pero la cerró al instante. Al parecer hoy era su día de meter la pata -Estás hablando de alguien que va a llevar mi sangre, una parte de mí. En ningún momento se me pasó por la cabeza pedirte que no lo tengas. Y mucho menos... no estar en su vida.

It's Complicated  » ZaynWhere stories live. Discover now