Nunca antes se había puesto en ese estado y menos frente a la cariñosa mujer.

- No digas eso – la regañó la mujer mayor –. Tú no eres como ellos. Tu eres mi niñita dulce, que a pesar de todo esto siempre esta alegre, no le desea el mal a nadie, es muy buena con los demás...

- Desde hace mucho tiempo ya no me siento de esa manera mamá Lucy. A crecido en mi un odio hacia todos que no sé cómo explicarlo.

- Estas en la adolescencia, es normal que sientas eso, que tengas sentimientos encontrados acerca de todo.

- No sé qué es normal ni que no lo es. Yo no sé nada acerca de nada. Apenas sé leer y escribir gracias a ti y a Gabe. No sé nada de mí, nada de mi familia, no sabía ni como era hasta ayer que pude verme en un espejo y la persona que vi era una completa desconocida.

Mamá Lucy se levantó y se fue hasta una de las gavetas de la alacena y saco un libro viejo y roto.

- Mira a esta niña – dijo extendiéndole un viejo pedao de papel arrugado. Era una fotografía.

Kendall observó la imagen. Era una pequeña de cabello largo, liso y rubio, con unos ojos azules claros y grandes, unas cejas bastante oscuras y delgadas en comparación con su piel blanca, unos labios pequeños en forma de corazón y unas mejillas sonrojadas.

- ¿Quién es ella? – le preguntó a la mujer mayor. Le parecía familiar.

- Esa eres tú

Kendall se detuvo a ver con más detalles la foto y la pequeña que estaba ahí tenía cierto parecido con ella, en el cabello rubio y los ojos, pero nada más.

Ella era más pálida que blanca, tenía los labios agrietados y resecos, ojeras bajo los ojos, parecía más un fantasma que una persona.

Las lágrimas volvieron a salir de sus ojos.

- Era bonita – sollozó – pero, ¿cómo tuviste una fotografía mía?

- Apareció en los periódicos desde el momento en el que desapareciste – mamá Lucy le agarró las manos.

Kendall no comprendió muy bien a que se referia pero algo no cuadraba en todo eso.

- ¿Desaparecer? ¿De qué estás hablando? James me dijo que mis padres me dejaron a su cuidado antes de morir.

Mamá Lucy se levantó y se dirigió hasta el lado de la estufa mientras murmuraba cosas sin sentido. Estaba nerviosa.

- ¿Qué está pasando mamá Lucy?

- No debí enseñarte esta foto, fue un gran error. Que estupida que soy – se regañó a si misma.

- Mamá Lucy, dime la verdad...eso de que mi familia está muerta... Por favor, habla –le suplicó, poniendose de rodillas.

Una agonia indescriptible se adueñó de su ser y quiso arrancarsela de raiz porque le estaba costando respirar.

- Ponte de pie, corazón – la mujer intentó levantarla pero ella no cooperó –. Si eso fue lo que James te dijo, eso es lo que es.

- Fue una mentira – dijo ella abriendo mucho los ojos. Sentía que todo lo que sabía hasta ese momento no tenía valor alguno. Le habían engañado de la manera más cruel que pudo existir. Por todos esos años odió a sus padres por lo que habían hecho con ella, odió a sus hermanos por abandonarla a su suerte de igual manera.

- Kendall...

- Me mintieron, James... Gabe, él me dijo que había confirmado que mi familia había muerto. Fue toda una mentira – sentía que se atragantaba con sus palabras y creyó que el corazón se le saldría del pecho.

Una Segunda OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora