8.

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Oscuro.

Oscuro.

Oscuro.

Y luego,

Luz.

Desperté, pero no literalmente porque aúnque parecía real, estaba claramente soñando. A mi al rededor todo era oscuro y mientras mi vista se acostumbraba a la falta de luz, podía ver sombras que iban de un lugar a otro. Tenian la silueta de un cuerpo humano, pero no llevaban rostro, ni siquiera llevaban ropa.

Me levanté del suelo que estaba rasposo como si estuviese hecho de millones de pequeñas piedras afiladas. Mi primer instinto fue revisar que no me faltara nada, desde los ojos hasta las uñas. Poco a poco se comenzaron a escuchar voces. Eran millones, todas gritando algo diferente, pero tenían algo en común. El dolor. Algo caía por mi frente, sudor. La temperatura comenzaba a aunmentar y mi cuerpo comenzaba a sudar cada vez más. Cada vez era más insoportable.

Comencé a caminar para buscar una salida, pero pareciera que no daba ni un solo paso. Todo era oscuro y no sabía a donde ir. Entonces a lo lejos en el fondo, entre las sombras y la oscuridad vi una puerta. Era gigantesca y tenía rasguños por todos lados. Había sangre en ella y uñas incrustadas, No era buena idea, pero era la única puerta y probablemente la única salida.

"O entrada" grito una voz dentro de mi.

Haciendo caso omiso a esa voz comencé a caminar hacia ella, con cada paso que daba la puerta se hacía ver aún más gigantesca. Mire mis pies y aunque no podía ver sabía que no tenía zapatos, ignorando eso seguí caminando, pero las piedras comenzaban a cortarme y podría jurar que estaba sangrando. Mis pies comenzaron a doler , pero no podía parar, estaba a pasos de la puerta. Me resbale y caí al suelo. Las piedras se espetaron en mis rodillas y codos y sentí la sangre bajando por mi piel. El dolor era inmenso, más de lo que normalmente doleria, pero eso ya no importaba porque estaba frente a la puerta.

Con dificultad y mis rodillas y codos sangrando me levanté y tome la manecilla de la puerta, pero rápidamente la solté al sentir que estaba ardiendo. Mire mi mano y efectivamente había una gran y grave quemadura en ella, pero debía cruzar esa puerta. Debía escapar de este lugar que cada vez me lastimaba más.

Me preparé y lo más rápido que pude, tome la manecilla y le di vuelta abriendo la puerta. Mis manos ardían, pero al ver lo que había tras ella, el dolor era lo de menos.

Tirados por todos lados habían cadáveres. Mujeres, hombre, niños y bebés. Algunos con los ojos habiertos , pero sin ojos, algunos cuerpos desmembrados y otros con partes de más. Se respiraba un aroma a rata y la temperatura era aún más caliente. En medio de todo eso había una silla de madera roja, tan grande como la puerta que acababa de abrir.

Se escucharon unos pasos, esta vez no eran los míos. Me escondo tras la puerta, pero asomó mi cabeza para ver de donde provenían. Desde la oscuridad se comienza acercar un chico con cabello castaño oscuro y rizos descontrolados. Nadie más podía tener esos cabellos nadie más que Chad.

Chad camino hasta la silla y se inclino ante ella, fue ahí cuando me di cuenta que había alguien, más bien, algo sentado sobre ella.

- Lucifer - Susurro Chad - he venido a hacerte una propuesta.

- ¿Otra propuesta?- pregunto el diablo.

- Sí, mi amo- respondió Chad- En mis noches en la tierra conocí a una chica.

- ¿Y?- lo interumpio el diablo

- Me habías comentado que si lograba conseguir un alma, un alma virgen y que me amara podría recuperar mi libertad. Me dijiste que si lograba robarle el alma podría ir al cielo.

- No entendiste nada imbecil. Te dije que si conseguias una persona con un alma virgen y esa persona te cedía completo control sobre ella podrías robar su alma e ir al pulgatorio, pero si esa persona te cede completo control de su cuerpo y te entrega su alma, podrías ir al cielo.

- ¿Entonces es un trato?- pregunta Chad algo nervioso e impaciente.

- ¿De qué alma hablamos?

- Nirvana Doe.

- ¡No! - se me escapó de los labios.

Chad miró a mi dirección y de inmediato corrió hacia mi. Cerré la puerta y comencé a correr, pero mis pies estaban lastimados, sangraban y no tenía fuerzas. Sentí como una mano me abrazó por la cintura y me empujó hacia ella. Comencé a gritar y patalear, pero la mano tapó mi boca y me arrastraron hasta lo que pareciera una pared.

- ¿Qué haces aquí?- me grito Chad enojado- ¿Acaso sabes en el peligro en el que estas aquí abajo?

Reí sarcasticamente.

-¿Estoy en peligro ha? ¿Acaso estoy en más peligro del que estoy contigo?- le grite mientras intentaba escapar de sus brazos

- Yo nunca te haría daño, Nirvana- se acercó a mi rostro haciéndome parar de pelear casi de inmediato- Jamás.

- ¿Ah no? Dime Chad  ¿qué pasará conmigo después de que robes mi alma?

Chad me miró directo a los ojos por un segundo. Sin hablar, sin moverse sólo me miraba como si buscase algo que aún no encontraba. Esa mirada que solía darme y que me intimidaba, pero al mismo tiempo me enamoraba.

- Yo...- suspiro.

Se fue acercando lentamente a mi, estaba a micrometros de mis labios y a pesar de que no quería ser cazada, moría por probar esos labios.

- Yo jamás te robaria el alma, Nirvana- Terminó por decir.

Terminó con la distancia entre nuestros labios y me beso lentamente. Tal y como sus manos sus labios eran una mezcla de ardor que quemaba, pero era tanto el deseo de besarlo, de poseerlo que soportar las llamas del infierno eran un sueño hecho realidad. Lentamente fue separando nuestros labios y entre ellos susurro...

- Tu me la darás por voluntad propia...

El es Virgen Where stories live. Discover now