Abre bien los ojos

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–¿Nirvana?

–¿Cariño?

Muda. Como si los pudiera escuchar pero no entender. Entre mis brazos una niñita llorosa y temblorosa se aferraba contra mi camiseta. Mis padres estaban en la puerta de mi habitación intentando hablar conmigo ya que desde que salí del interrogatorio no había dicho ni una palabra.

Vero se rehusó a hablar igual pero cuando mis padres intentaron llevarla con ellos comenzó a gritar y a llorar aferrándose más a mi torso. Ahora estaba acurrucada junto a mi sobre mi cama, temblando... de miedo.

Sentí los dedos de mi madre acariciar mi cabello y finalmente la mire a los ojos. Quería llorar, sentí un nudo en la garganta que no me dejaba respirar.

– Mamá...– solloce y ella me abrazo– Tengo tanto miedo mamá.

–Shh...shh– beso mi frente– Lo hablaremos después ahora asegúrate de que Vero descanse e... intenta hacerlo tú también.

Cuando nos dejaron solas, me puse más cómoda y comencé a acariciar la mejilla de Vero.

– Niv, tengo mucho miedo – sollozo

– Vero, a mi lado... en esta familia de la que ahora y siempre haz sido parte... no tienes porque temer. – le bese la frente– Juntas lograremos vencer tus miedos. Jamás tendrás que temer otra vez...

– Extraño a mi mamá – se abrazo con fuerza a mi.

– Ella esta bien Vero, siempre estaré cuidándote. Como te cuida Chad cariño

– Chad ya no me cuida....– sollozo más fuerte. – El se fue. ¡Y no he visto a mamá!– grito lo ultimo.

Estuve consolándola hasta que finalmente se quedó dormida. Para mi era imposible unirme pues no dejaba de pensar en todo... ahora todo era peor.

Me levante y camine hasta la ventana.

–¿Dónde estás Chad? – hablé a la nada.

Se escuchó tres golpecitos en mi puerta y luego papá entró en la habitación. Le hice señas de no hacer ruido y el asintió y con la mano me pidió que saliera de mi habitación. Con cautela cerré la puerta.

– No es momento, ya sé lo dije pero afuera hay un chico preguntando por ti– se cruzó de brazos.

–¿el mismo del hospital?– pregunte ansiosa

–No– respondió – Dijo llamarse Justin

– Gracias papá – me apure a bajar las escaleras pero antes papá me detuvo

– Luego hablaremos de estos pretendientes...– me apunto con su dedo

– No son...– puse los ojos en blanco, me di vuelta y fui hasta la puerta.

– Hola

– Hola...

– Lamentó mucho lo sucedido.

– No lo dudo.– espete

–¿Que pasa?– pregunto confuso

–¿Qué me pasa? ... me adviertes de Chad cuando tú no eres un ejemplo de grandeza...claramente me querías drogar aprovechando que estaba tan débil. Descubro que solo eres un demonio encarnado, mataste a alguien... no dudo que ya supieras toda mi historia con anticipación y ahora estás aquí y lamentas la muerte de la madre de quien querías desaparecer...

– Nirvana tú no sabes nada... hablas y hablas pero no escuchas... yo no tengo nada contra la familia de ese bastardo, en lo contrario la compadezco... no sabes nada de Chad pero lo pintas como el más santo y te equivocas...

–Entonces dime... qué es lo que no sé. Lo que no estoy escuchando.– otra vez el nudo en la garganta.

Sin permiso y con rapidez, me tomo de un brazo y me jalo a su cuerpo estampando nuestros pechos. Cubriéndome con sus brazos en un abrazo. Llore sobre su hombro sin poder contenerme. Lo apreté con fuerza en un intento de asfixiar mis penas. Ya no podía más... este peso era mucho.

– Sé dónde está Chad...

–¿Qué?...– me separé con lentitud de él

– Está en mi casa, hecho una mierda... la culpa se lo está comiendo vivo...

–¿Le contaste lo de su madre?– me altere

– ¡No! Aunque ganas no me faltan. – su expresión y tono me dejo claro el gran desagrado hacia Chad... pero porqué lo ayudaba entonces...

– ¿Entonces de qué culpa hablas? – mi corazón comenzaba a acelerarse – ¿El cree que estoy muerta?

– No, aunque el sí desearía estarlo...

"El sí desearía estar muerto.."

– Espera...el... esta...– no lo podía creer. Cómo era eso posible.

–¿Crees que soy el único capaz de matar a un inocente por conseguir lo que quiere?– su sonrisa fue de sarcasmo– Debes abrir los ojos Nirvana... Chad no es muy diferente a mi... me atrevería a decir que es peor...

– Mientes...–hablo mi testarudo corazón – ¿Que te hizo que es tanto como para que lo odies?

– Esa historia dejare que te la cuente el mismo...– se dio vuelta para macharse pero lo detuve

– Espera... ¿Asesino a un inocente y reencarno?

– Sí, aunque no es ni la mitad de las razones por las que está en mi ático arrancándose los pelos como maniático...

–¿Lo tienes secuestrado?– me exalté sintiendo ira

– ¡No! Lo ayudo por que no quiero que se suicide...

– Pensé que lo odiabas– lo mire extrañada

– Lo despreció por eso sigue vivo... merece vivir con la culpa de todo el daño que ha hecho. Cuando reencarnas recuperas todos tus recuerdos...

– Quiero verlo... Llévame a tu casa, por favor.– le supliqué y el me miro con pena– Necesito hablar con el

– No– se dio vuelta y comenzó a caminar hacia su motora.

– Por favor– le implore– No le digas lo de su madre...

Justin se subió a su moto y encendió el motor...

– Pronto sabrás quien es el malvado de la historia Nirvana...

El es Virgen Where stories live. Discover now