18.

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Casa de los Julliard/ horas después de que Nirvana se marchara:

Con manos temblorosas presiono las letras en el teclado de mi móvil. "Ayúdame a encontrar a Chad"  presionó por ultimo enviar y es cuando escucho los pasos de Nick acercarse. Tomo el móvil y lo escondo entre las toallas de baño, la puerta se abre y frente a mis ojos esta Nick con el rostro enfurecido. Su ropa estaba mojada y llevaba una botella de Vodka En su mano mientras con la otra se mantenía aferrado a la columna para no caer.

— ¿Qué hacías?— gruñe y mis piernas comienzan a temblar.

Mi respiración se acelera y las lagrimas se empiezan acumular , el temor que le tengo a este hombre al que solía llamar el amor de mi vida es sobre humano. Al no recibir respuesta, su puño se fue hasta mi cara, golpeándome donde seguro dejaría un moretón. Me tumbe de rodillas al suelo sintiéndome pequeña y vulnerable, tan frágil y poca cosa. Si aquí estuviera Chad ya me habría ayudado. Me toma por los cabellos y me arrastran fuera del baño y me tira sobre la cama con brusquedad.

— ¿¡Estabas hablando con el!?— grita furioso y rogué que Veronica estuviese dormida— ¡Responde perra!— me dio una patada en el costado y me dejo sin aire.

Caí de la cama al suelo raspando mis rodillas mientras intentaba que el aire mi llegara a los pulmones. El dolor en mi costado me hacia sentir que algo estaba roto y las lagrimas bajaban en cascadas.

— Sería incapaz...— susurré esa mentira.

— ¿Incapaz? Si tu eres una puta zorra que no sabe valorar el esfuerzo que yo... ¡Yo solo! Hago por esta familia— grito y acto siguiente me volvió a encestar un puño esta vez en el ojo derecho que al instante no pude abrir por el fuerte dolor.

Grite...grite y grite sin poder controlarme cuando se lanzo encima de mi y sin detenerse comenzó a golpear todo mi cuerpo sin pararse a ver donde plantaban los puñetazos.

— ¡Arruinaste mi vida puta zorra!— La boca me sabía a sangre— ¡Tu y tu hijo bastardo!

Agarre fuerzas de donde no sabia existían

— ¡Callate! No te atrevas hablar así de Chad, de mi hijo...— sollocé entre sus golpes que aumentaron su fuerza con lo dicho. Seguro no podría mostrar mi cara en semanas...

No sé si los golpes cesaron o si solo me quede inconsciente, pero al voltear mi cabeza sobre mi cama sentado vi a Chad mirarme con ojos llorosos...

El es Virgen Where stories live. Discover now