11.

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Todo era oscuridad y silencio, luego escuche una gran carcajada, una que podría identificar entre miles. Entonces abrí los ojos. Estaba sentada junto a Chad en el borde de la piscina, con mis pies metidos en el agua y mi traje de baño y cabello secos. Estaba en shock. Lo mire seria y vi su coqueta sonrisa burlándose de mi.

—¡Eres un imbécil! ¿qué te sucede?—Comencé a pegarle —¡No puedes andar por mi vida causando alucinaciones de muerte, pendejo! —grite furiosa mientras le pegaba.

—Tranquila, hermosa—río mientras me toma de las muñecas y me sujeta con fuerza.

—No me llames así y ya dejame ir —intente soltarme, pero era más fuerte que yo.

—¿Y qué si no te quiero soltar? ¿Qué pasaría?— sus manos apretaron más fuerte y con un movimiento brusco me atrajo a su cuerpo—No puedes contra mi soy un ser superior. Eres solo una débil humana— susurro frío, con una mirada distinta.

— No te tengo miedo, Chad— mentí pero mi tono de voz me delataba

—¿Estas segura de eso?—Me susurra encima de los labios causándome sed de los suyos.

—To..totalmente—murmure con titubeo

En los labios de Chad se dibujo una excitante pero al mismo tiempo tenebrosa sonrisa, de esas que hacen que se me erice la piel. Odio admitirlo pero su cuerpo contra el mío, su boca a centímetros de la mía, me ganaban las intensas ganas de mandar todo a la mierda y besarlo.

—¿Por qué haces esto? ¿Qué ganas molestándome?—pregunte

—Si lo que quieres es que me vaya, bien, pero me extrañarías, hermosa. No puedo dejar que mi chica me extrañe, seria cruel de mi parte— Responde susurrándome lo ultimo al oído.

—¿Tu chica eh?—me pregunto a mi misma—Así que ahora también me posees...—susurro con lentitud

Chad se puso pícaro y quedo envuelto mirando directo a mis ojos y yo centre mi mirada en sus labios, sus rosas y carnosos labios. Con calma me voy acercando más y más a el y siento como sus manos van perdiendo fuerza y poco a poco me suelta las muñecas. Chad mueve su mano hasta mi cintura y pasa su dedo pulgar por mis curvas, su otra mano libre la posa sobre mi mejilla y por un momento pude ver  ternura en sus ojos.

—¿Me quieres besar, Chad?— susurro una vez más y podría jurar que nuestros labios rozaron en ese momento — Lastima que vivas en un mundo de fantasía—espeto y me alejo bruscamente.

Chad que había cerrado los ojos se queda perplejo como estatua y me mira con asombro.

—Buena jugada, hermosa—Ríe con sarcasmo segundos después de salir de su trance.

Me levanto de su lado, tome mis cosas y comienzo a caminar a la cerca. 

—Vete a la mierda Chad—espeto mostrándole mi dedo central mientras me propongo a saltar la cerca.

El es Virgen Where stories live. Discover now