Complice

847 61 4
                                    

Tengo frío, no paro de castañear los dientes. Es como si penetrara mis huesos y no parara de escarbar cada vez más dentro y doloroso. Me senté en una banca roja a siete cuadras de casa. El parque estaba desierto y aún podía escuchar demasiado ruido. El viento empujando los columpios que chillan con cada sube y baja, los autos en la carretera, entonces lo sentí. No hizo ningún ruido, ni siquiera me advirtió el sonido de sus latidos.

– No te culpo.– se sentó a mi lado.– Si estuviese en tus zapatos tomaría la misma decisión una y otra vez.

Lo mire por encima del hombro, el me imitó y nos miramos sin decir nada. Si no fuera quien es diría que fue romántico.

– ¿Qué es lo que quieres con ella? Antes de que llegara yo no te importaba.

Justin dejo salir una carcajada con sarcasmo antes de quedar en un silencio incómodo. Voltee mi cabeza por un segundo para visualizar al chico que caminaba entre los árboles del bosque a solas. Acaso es esta la señal...

– Ve y haz lo que tienes que hacer. Ahora no entenderás mis razones para acercarme a Nirvana. No me entenderías... una vez cumplas con tu sentencia...– me hizo referencia con su cabeza hacia mi bolsillo donde llevaba la cuchilla con mi nombre. – Tú mente se aclarará, no hará falta explicación.

– ¿Qué si no lo hago?– respondí con mi mirada clavada en el extraño entre los árboles.

– ¿La dejaras morir?– su voz se escuchó ruda– ¿Para qué? ¿Ir al cielo?– se levanto de la banca encarándome así que tome su posición. No me temblaría el pulso al clavarle la cuchilla. – Los asesinos, los miserables como nosotros no entramos al cielo Chad Jones...

Síganme en mi Instagram: @_maconha

El es Virgen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora