El es Virgen

26.

Llevaba sus cabellos alborotados y le chorreaba el agua, sus mejillas estaban rojizas y sus ojos con un brillo diferente. Llevaba toda la ropa mojada, me estaba contando de como fue hasta el acantilado y se lanzo al agua, como al principio tuvo miedo pero luego recordó: no se puede morir cuando ya no se respira. Tal vez fui un poco brusca al preguntar, tal vez debí dejar que gozara de sus momentos de felicidad, pero mientras el se alimentaba yo me estaba deteriorando. La ira me lleno el pecho, la rabia ya era irresistible y explote

— Me estás matando — espete y sentí se me iba la vida con esas palabras

Chad enmudeció y sus ojos se volvieron tristes.
¡Como si no gozara de verme sufrir, maldito seas!

—No, dije que no te robaría el alma— fue todo lo que dijo—¿Me amas Nirvana?

— Quisiera poder decir que no, pero mi falta de alimentación, mi fiebre alta, la palidez de mi rostro me delatan, entonces sí. Te amo— no note en qué momento las lagrimas bajaban por mi rostro.

Chad agacho su cabeza y levanto su mirada una vez más hacia mi, pude ver que sus ojos se tornaban rojos y lagrimas se acumulaban.

— No quiero que me ames... Ya no. — Mordió su labio para no seguir hablando pero no lo logro— Yo también me he enamorado de ti, Nirvana. Te lo pido, ya no me ames.

— ¿Era este tu plan?— gruñí. — Contéstame

— Quería robarte el alma y sí , cuando sentí que te atraía supe que me amarías y en ese momento yo solo quería ir al cielo— Sonrió — Pero ahora es .... diferente.

No dije nada más, ya no tenia fuerzas. Entre la oscuridad de mi habitación camine hasta mi cama sintiendo la mirada de Chad clavada en mi, esta noche no dormiría conmigo.

— Te encontrare — susurre mientras mis ojos se cerraban.

A la mañana siguiente al despertar las ventanas de Chad estaban cerradas, mi fiebre había cesado y el apetito me levanto de mal humor...

Me sentía mejor pero...
¿Dónde estaba Chad?