5.

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Ese chico era algo raro, sin duda. Me perturbaba en muchas maneras, pero algo en el me hacia pensar que todos los caminos a el eran equivocados. Probablemente lo eran. Mis instintos nunca me han fallado.

Estaba frente a su casa batallando con que si debería o no tocar su puerta. No era el hecho de ir allá, tocar y preguntar por Veronica o por el chico, si no el hecho de que hace cinco minutos había visto a toda la familia Juilliard, excepto el chico, salir de la casa en su auto y dirigirse al Sur.

Camine unos pasos adelante y luego volví a retroceder. Esto era más difícil de lo que pensé. Mis manos sudaban, mis piernas temblaban, mi corazón palpitaba muy rápido y todo lo que quería en ese momento era volver a casa.

Maldita timidez. Malditos miedos.

Respire y exhale para comenzar a caminar a su puerta cuando alce mi vista, desde la ventana de la sala y a centímetros de la puerta el chico me miraba con seriedad.

Me había visto parada frente a su casa por casi media hora, hablando sola y haciendo muecas.

Tan rápido como pude me di vuelta y comencé a caminar/correr a casa con pura vergüenza en mis mejillas y con mis piernas apunto de fallarme. Entre y ni siquiera salude a mis padres al pasar por la cocina. Solo subí las escaleras de dos en dos hasta mi habitación, cerré la ventana y corrí las cortinas para que no viera para dentro. Estaba más que avergonzada, estaba asustada.

Era una tonta y seguro el pensaba lo mismo. Con eso poco a poco fui cayendo en un pesado y largo sueño.

Donde todo en lo que podía pensar era en lo idiota que era por temer a un simple chico y lo débil que me sentía al solo querer tenerlo dentro de mi.

***

A mitad de la noche se escucharon unos tintineos que me hicieron dar un respingón en mi cama. Caí de ella, toda mi habitación estaba oscura y solo se escuchaba el tintineo en mi ventana. Aun estaba casi dormida y por alguna razón nada de lo que pensaba o hacia tenia sentido, era como estar drogada o en un sueño, pero se sentía tan real. Intente levantarme del suelo con mucha dificultad, mi cuerpo se sentía pesado y mis brazos y piernas muy débiles. Camine entre tumbos hasta la pared donde se suponía que estaría el enchufe de la luz, pero no podía encontrarlo. Tenia miedo, estaba preocupada y temblorosa para añadir el tintineo en ventana no paraba de sonar, cada vez más constante y fuerte.

Mis vellos estaban erizados y solo quería huir de mi habitación, pero cuando fui en busca de la puerta no la encontré. No entendía lo que pasaba ¿Acaso esta era mi habitación? ¿Será esto un sueño?

No me quedo más remedio que ir a la ventana, después de todo esto no puede ser real. Nada de esto era real.

Camine a la ventana dando tumbos y toda mareada, corrí las cortinas y lo que vi me sorprendió. No había nadie del otro lado. El chico no estaba. Solo su habitación vacía como de costumbre, su cama hecha y sus cajas sin desempacar. Pero había algo inusual, su puerta. La puerta de su habitación estaba abierta y la luz de el pasillo alumbraba vagamente su oscura habitación.

Se escucharon unos pasos rápidos y luego el chico apareció en la habitación. Cerro la puerta de un golpe y se sentó en su cama. Con sus manos en la nuca halando sus cabellos y sus rodillas recogidas hasta su pecho se mecía de al frente hacia atrás con desesperación. No entendía lo que pasaba y el aun no me miraba, yo estaba parada frente a mi ventana observándolo todo.

Se escucharon otros pasos y la puerta se abrió de un golpe, su papá entro a la habitación con la cara toda roja y los nudillos sangrantes.

- ¡Ve abajo y pídele disculpas a tu madre, Chad!- grito furioso.

Chad solo se mecía en su mismo sitio y miraba al frente con su mente perdida en otro mundo.

- ¡Eres tan cobarde, eres tan inútil, tan poca cosa!- gritaba Nick sin parar- Se un hombre, ve allá bajo y pídele disculpas a tu madre, Chad. Ruégale por su perdón- su voz cada vez se hacia más gruesa y lagrimas salían de sus ojos.

De un momento a otro el puño de Nick voló en el aire y directo a la cara de Chad. El callo de su cama y se volvió a levantar secando la sangre de su boca.

- !Pégame!- grito Chad a todo pulmón- ¡Pégame! ¡Pégame!- comenzó a repetir mientras el mismo se daba puñetazos en su cara.

Su padre se acerco a el e intento detenerlo de golpearse más, pero Chad lanzo otro puñetazo esta ves a la cara de su padre. Comenzó una pelea donde ellos dos se mataban a golpes.

- ¡Paren! ¡Paren! - comencé a gritar desesperada- ¡Papá los Juilliard están peleando, papá ven!- seguía gritando pero nadie, ellos ni mis padres me escuchaban.

Me acerque a la ventana y como no era tanta la distancia intente saltar, pero algo tras de mi me lo impidió y me empujo de vuelta a mi habitación. Cuando voltee a ver lo que me había parado tras mi estaba Chad. Asustada, volví a mirar a su habitación, pero todo lo que vi fue a su padre sentado sobre la cama de Chad, con sus manos cubriendo su cara y sollozando.

-¿Qué? ¿cómo?...- Estaba tan frustrada y confusa- Esto es un sueño. Esto es un sueño- me comencé a repetir.

Chad se acerco a mi y delicadamente puso sus manos en mis hombros. Su cara estaba perfecta, como si unos segundos atrás su padre no lo hubiese golpeado.

- Tranquila- susurro acariciando delicadamente mi mejilla con sus dedos- Yo te protegeré.

- Tienes que darme respuestas, Chad. Tienes que explicar ¿qué es todo esto? ¿Por... porqué tu papá te golpea? Nece....

Chad me apretó contra su cuerpo en un abrazo, un abrazo donde me sentí completamente segura, sus brazos alrededor de mi cuerpo y su corazón latiendo contra mi oído. Me sentí real.

- No te acerques a los Juilliard, no entres a esa casa, Nirvana. Ellos son peligrosos- susurro entre mis cabellos.

Me aleje de el para poder mirarlo a la cara.

- Tu eres un Juilliard....- di un suspiro forzado- ¿Quien me protegerá de ti, Chad?

- Yo no soy como ellos- se apresuro a decir, tomando mi cara entre sus manos acercando su frente a la mía.

Volví a presenciar ese aroma, cigarro.

- ¿Có..cómo te puedo ayudar? Tienes que salir de ahí antes de que sea demasiado tarde- lo volví a abrazar por la cintura.

- No hay salida, Nirvana- Su voz se comenzaba a disolver en mis oídos. Se me hacia difícil escucharlo.

- Claro que la hay. Te mataran si te quedas ahí dentro.

Chad se separo de mi abrazo y me dio una sonrisa que me hizo dudar de sus buenas intenciones.

Baje la cabeza y cuando la volví a levantar Chad no estaba en mi habitación. Me voltee a ver la suya y en su ventana tal y como de costumbre se recostaba del marco, pero ahora llevaba un cigarro en la mano.

- Buenas noches, Nirvana- susurro.

Y desapareció.

El es Virgen Where stories live. Discover now