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Regresaba del colegio y como mamá estaba en la biblioteca y papá en su oficina, tuve que caminar a casa. Estaba pasando frente a la casa de los Juilliard cuando vi a la pequeña Vero jugando en su patio delantero. Estaba sentada en una manta y le daba el té a sus ositos de peluche. Sonreí a esa imagen tan tierna y seguí mi camino en la cera hasta llegar a casa, pero unos zapatitos inquietos se escucharon y luego sentí a alguien abrazarme por la cintura.  Me voltee casi apunto de entrar en pánico ya que no estoy acostumbrada a tocar o ser tocada. Tras mi estaba la pequeña Vero con una gran sonrisa en su rostro y dando saltitos de felicidad.

Me puse de rodillas frente a ella y le sonreí.

- Hola, Vero.

- Hola, Nirvana. ¿quieres jugar? Tengo té y galletas.- dijo entusiasta

- Eh.. Ya tengo que ir a casa Vero- quise escaparme del imperativo , pero tierno monstruo frente a mi.

- Solo quería una amiga- susurro con su cabeza baja.

Eso me rompió el corazón y me trajo memorias de mi sola y triste niñez, sin amigos o hermanos a quien molestar.

- Esta bien, no tengo tanta prisa- le sonreí. Vero grito un "¡Si!" Y salió corriendo a su manta para hacerme espacio en ella.

Me senté y pretendí beber té de una taza vacía , comer unas galletas de goma y hablar con animales de peluche.

- Mi hermano dice que eres muy linda, tiene razón- Dijo de la nada mientras me servia más té - ¿Azúcar?- pregunto.

- Sí, por favor- respondí y ella fingió añadir azúcar a mi té. No sé nada del té, pero estoy casi segura que no se le hecha azúcar.- Bueno, tu hermano es muy amable- termine por decir.

- Es el mejor hermano de este mundo- ella casi grito con entusiasmo- Pero nadie lo puede ver, solo yo. Bueno y tu ahora- me susurro por lo bajo como un secreto.

Mi cuerpo se friso.

- ¿Qué quieres decir con que nadie lo ve? - pregunte con voz titubeante.

-El...

- ¡Veronica, ven y recoge estas muñecas!- se escucho Erika desde la casa.

Vero abrió los ojos como plato y salió corriendo para la casa para recoger sus juguetes. Yo aun incrédula de lo que acababa de escuchar y aun confundida sobre a qué se refería. Camine a casa y me encerré para luego subir a mi habitación. Deje caer mi mochila al suelo y me senté sobre mi cama mirando de frente la ventana y después de ella la de el chico que aun tenia las cortinas negras haciendo imposible ver más allá. No entendía. Esto era tan confuso y me mareaba.

Unas horas después mamá estaba en su habitación leyendo y papá tomaba una siesta. Ya el sol había caído y yo seguía en mi misma posición mirando a su ventana. Mi habitación estaba a oscuras y mi ventana abierta esperando verlo. Luego de una larga espera me levante y fui al baño y cuando volví y me senté en mi misma posición, las ventanas del chico estaban abiertas y sentado en su cama igual que yo. Vestía la misma camiseta negra a botones y los mismos jeans azules que tenia desde que llego aquí. Su cabello todo alborotado y sus ojos intensos me miraban como si pudiesen ver más allá del físico.

Me podría sentir asustada, incomoda o asta paranoica, pero cuando los dos estábamos en nuestras habitaciones a oscuras y el mundo guardaba silencio, me sentía tan valiente.

Me levante de mi cama y camine a mi ventana adaptando la misma posición de ayer y el me copio.

- Hola- susurre.

- Hola- respondió.

Mordí mi labio y mire a mis pies sin saber como continuar esta conversación que se sentía tan incomoda.

- Te vi hoy con Vero- continuo- ¿Es una niña muy... ocurrente no?

-No... - sacudí mi cabeza sin terminar mi oración para darme cuenta de lo idiota que fue eso- Es pequeña aun no sabe algunas cosas- termine diciendo.

No sabia que decir, no sabia cómo actuar. Este chico frente a mi era extraño, sexy, oscuro y muy excitante. Tenia tanto que preguntar, tantas dudas y curiosidades a las que el responder, pero cómo empezar ademas es de mala educación.

Creo que perdimos los valores cuando me masturbe pensando en el y el me vio hacerlo. No creo que deberíamos tener pudor alguno, porque vamos el me vio masturbándome y yo pues... Lo veo a la mitad de la noche a oscuras y digo palabras sensuales, además estoy desnuda vamos.

Esto no puede ser necesito hablar, preguntarl...

- Entonces pregúntame, Nirvana- interrumpió mis pensamientos.

¿Acaso estaba pensando en voz alta?  Estoy segura que estaba solo pensando.

El chico frente a mi me miraba con ojos inexpresivos, una sonrisa maliciosa y de vez en cuando mordía sus carnosos labios. Era tentador. Tenerlo frente a mi, ver sus cualidades, querer sentir su cuerpo dentro de mi y morder esos

- Lo que daría por morder ese labio- susurro mientras fijamente miraba mis labios. La piel se me erizo.

Trague saliva, esto se sentía peligroso  e excitante.

- ¿Cuantos años tienes?- me salió de la nada.

Comenzamos con las palabras saliéndose de mi boca, mierda.

-  ¿18 y tu?- respondió a la ligera.

- 19, casi 20- respondí igual- ¿Cómo te lla...

No pude terminar mi pregunta, porque justo a la mitad de ella la puerta de la habitación del chico se abrió y frente a mi el desapareció en un abrir y cerrar de ojos. Erika entro abrazándose a su cuerpo, con paso detenido y lagrimas en sus ojos.

De la impresión me lance a un lado para que no me pudiese ver mirando por mi ventana y me escondí tras las cortinas. Mis manos temblaban igual que el resto de mi cuerpo. No podía aguantar aire, daba bocanadas exageradas. Pánico, apunto del ataque de pánico.

Con nostalgia Erika camino hasta la cama del chico que había desaparecido ante mis ojos, paso su mano por las sabanas y se dejo caer en la almohada, fundiendo su cabeza y llorando. Con solo sollozos de Erika en toda la habitación. En ese, ese momento donde la luz de el pasillo alumbraba su cuarto pude ver que estaba vacío. Solo una cama y varias cajas de carton a la esquina donde al frente decía: " ropa para donar, trofeos para vender, zapatos para vender etc... " Todo en una esquina junto a varios trofeos de natación.

No entendía muy bien lo que pasaba y fuera lo que fuera me asustaba. A toda prisa y sin esperar a que Erika se marchara y el chico volviera, cerré las cortinas, me puse una camiseta y shorts de dormir y salí corriendo fuera de mi cuarto y al de mis padres donde ellos tranquilamente dormían. Como toda una niña de 6 años me acurruque entre ellos y ahí pase la noche.

Estaba asustada, confundida y paranoica. El chico solo desapareció, se esfumo, no era la primera vez que sucedía y luego Erika entro llorando, aun no entendía. No comprendía, no le volvería hablar a ese chico, pero quería respuestas a lo que yo acababa de ver , pero solo había una persona a la que preguntar. Veronica.

El es Virgen Where stories live. Discover now