La manó de Katniss tembló derramando unas gotas de café antes de que depositara la taza en el platillo.

Katniss inspiró antes de voltear la cabeza y mirarle.

- ¿Qué haces aquí? - preguntó cuando al fin encontró su voz

- Kat, tenemos que hablar - dijo sentándose a su lado en la barra

Estar finalmente a su lado, lo conmocionó. La había echado tanto de menos que no sabía cómo había podido sobrevivir ese mes y medio desde que ella lo abandonara sin siquiera una palabra de despedida.

- No tengo nada que decir y no hay nada que quiera escuchar - dijo evasiva volviendo su mirada al periódico

Sus dedos temblorosos hacían tremolar las páginas.

- Te fuiste sin decirme una palabra, Katniss - argumentó Peeta acongojado - Necesito escuchar de tu boca las razones para dejarme así. Necesito que me digas por qué no me diste la oportunidad de defenderme de lo que pensabas que había hecho.

- Hay hechos que dicen más que mil palabras, Peeta. ¿Crees que necesito tus palabras? - replicó molesta - ¿Crees que quiero escuchar tus disculpas o excusas o lo que sea que quieras decir? Pues no, no me interesa escuchar nada que venga de ti

- Pues yo sí tengo cosas que decir, y sí tienes que escucharme

- Te equivocas, no tengo que hacerlo - espetó cerrando el periódico y levantándose de su asiento

- Espera - rogó poniendo la mano sobre la suya para detenerla - Espera, por favor

Sentir su tacto en su muñeca la estremeció tanto como a él, al tocar nuevamente su piel.

Movió el brazo zafándose de su agarre y le miró con fijeza.

- De acuerdo - aceptó Peeta - Si no quieres hacerlo por mí, ni por ti, al menos lo harás por la fundación. Es importante.

- ¿La fundación? ¿Mi fundación? - inquirió interrogante - ¿Acaso tú y tus abogados habéis encontrado algún resquicio legal por el cual también podréis arrebatármela?

- Claro que no. Nunca lo haría.

- Sí, claro. He escuchado muchos "nunca" y muchos "siempre" de tu parte, Peeta.

- Por favor, Katniss. Si no quieres escucharme, al menos lee esto - dijo entregándole el sobre que llevaba

Katniss tomó la carpeta que él le entregaba mirándolo sarcástica.

- La última vez que recibí un sobre así, me fui a la cama siendo bastante menos rica

- No te va el sarcasmo, Kat - replicó - Llévatelo y léelo. Es importante - dijo levantándose de su asiento y abandonando el bar

Katniss estuvo unos instantes de pie en su sitio mirando hacia la puerta por donde Peeta había salido.

Después de unos instantes salió del bar y se encerró en su despacho del hotel.

Sentada frente al escritorio miraba el sobre como a una bomba a punto de explotar en cuanto se decidiera a abrirlo.

Finalmente se decidió y lo abrió. Lo primero que encontró dentro, fue un documento legal.

No podía entender lo que significaba. Hasta donde entendía, Peeta había donado a la fundación la totalidad de sus acciones de Everdeen Investments.

La Fundación Mags Abernathy era la propietaria del cincuenta por ciento de las acciones de Everdeen. No lo creía posible. Pensó en llamar a Chaff pero no le parecía una hora prudente para molestar a su abogado. Lo hablaría con Peeta. Al fin y al cabo era de él de quien necesitaba una explicación.

Buscó en el sobre y encontró también un ejemplar de la revista TIME. Eso sí la hizo temblar.

En la portada y bajo el titular "Katniss Everdeen. Conocemos realmente a La Heredera", había una foto suya.

Era una foto que le habían sacado para un artículo sobre modelos y actrices que habían comenzado muy jóvenes sus carreras, que la revista había publicado dos años antes.

Con prisa buscó el artículo en las páginas centrales.

Era un artículo de siete páginas, con fotos, entrevistas y copias de diversos documentos.

En él encontró todas y cada una de las portadas escandalosas que había protagonizado a lo largo de los años.

Junto a cada una de las portadas, había una detallada explicación de la realidad.

Desde una entrevista a su gran amigo Gale Hawthorne y su novio, donde explicaba la razón para aquella primera exclusiva, además de la certeza de que nada de lo que se había dicho era cierto, así como el interés de Katniss de ocultarlo para no perjudicarles a ellos; hasta su último escándalo, donde constaba la denuncia policial que la había eximido de todo cargo sobre posesión de drogas.

Había también un largo apartado sobre la fundación y la labor que allí llevaban a cabo.

Annie, Gale, Mark y Jess, además de un par de profesores de la universidad, eran las principales entrevistas. Todos ellos habían participado de una u otra forma en algún artículo denigrante sobre Katniss, y todos estaban allí desmintiéndolos.

Se pasó las siguientes dos horas leyendo el artículo al completo y analizando cada detalle.

Sin dudas había sido requerido mucho trabajo de recopilación para ponerlo a punto, y sin dudas alguien lo habría leído y releído para evitar que se filtrara ni una sola palabra o interpretación que no fuese cierta.

Ese alguien seguramente había sido Peeta.

Guardó los papeles en el sobre y salió del despacho rumbo a la recepción, donde se encontró con Tia.

- Buenas noches, Tia

- Buenas noches, Katniss. Creí que ya te habrías retirado

- No, aún no. Tia, ¿puedes decirme en que habitación se hospeda Peeta Mellark?

- Peeta Mellark - dijo la chica accediendo al ordenador - Oh - sonrió - Es ese bombón que llegó hoy a la tarde - Katniss arqueó una ceja haciéndola sonrojar - Lo siento. Habitación 615.

- Gracias, Tia.

Peeta estaba sentado en una de las butacas de su habitación con un vaso de whisky en las manos.

Había esperado que Katniss le buscara al ver los papeles, pero ya pasaban más de dos horas y no tenía noticias suyas.

Dejó su vaso sobre el bar, dispuesto a irse a la cama, cuando en la puerta sonaron dos suaves golpes.

Katniss estaba allí cuando abrió.

- Hola, Kat - susurró

- Tenemos que hablar - sentenció Katniss entrando a la habitación sin esperar a ser invitada.

La herederaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora