Un adiós

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«Querido Thiago, jamás pensé que fuera capaz de escribirte o hablarte de nuevo. No soy valiente y lo sabes. No puedo detenerme frente a ti y pedirte disculpas porque sencillamente soy una mujer sin agallas.

Siempre viste lo mejor de mí, y gracias a eso jamás notaste mis defectos.

Supongo que yo tampoco ayudé, pues hice lo posible por ocultar todo lo malo de mí.

Hasta que ya no pude más.

Han pasado seis años desde la última vez que te vi. Éramos jóvenes, idiotas, pero nos queríamos, lo sé. Ahora, que me enteré que estás a punto de dar un paso muy importante en tu vida, supe que lo único que puedo hacer por ti es escribirte, felicitarte y desearte lo mejor del mundo, porque lo mereces.

Tenía que haberte dicho esto hace seis años, cuando me marché.

Sam fue mi novio desde que tenía quince años. Era mi mejor amigo, la persona que estuvo siempre a mi lado, en los buenos y malos momentos. Cuando perdí a mi familia en aquel accidente, cuando supe que Sam jamás despertaría, morí por dentro. Siempre había algo en mi cabeza que me decía que aquel accidente jamás fue una mala jugada del destino. Y no me equivoqué. Días antes de aquel infortunio, escuché a mi padre discutiendo por teléfono, recibía amenazas de uno de sus clientes, por eso nos fuimos de viaje, para huir.

Regresé a aquel pueblo para ocultarme, porque sabía que aquel hombre haría todo lo posible para deshacerse de mí.

Y cuando me enteré que Sam despertó, corrí hacia él porque sabía que también se encontraba en peligro.

Lo siento mucho, Thiago. Ver a Sam despierto me desconcertó y revivió esa parte muerta de mí. Lo amaba, y te amaba a ti, pero me di cuenta que no estaba siendo justa, me di cuenta que si alargaba la relación, saldrías más lastimado. No merecías a alguien como yo, no merecías toda esa carga. No necesitabas todos mis problemas, no necesitabas a toda esa gente mala persiguiéndote.

Necesitabas paz, algo que alguien como yo no podía brindarte.

Sam y yo llevamos años huyendo. Yo simplemente no quería esto para ti y ahora lo sabes, sabes que la vida puede ofrecerte mucho más porque te has abierto finalmente a la felicidad. Envidio esa parte de ti, Thiago. Eres fuerte, y con ella, eres imparable.

Serás un excelente padre, estoy segura. ¡Gracias por todos esos momentos especiales! Jamás los olvidaré.

Te ama,

Cel».



Entre Versos y Lágrimas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora