Veintinueve

409 39 4
                                    

Después

Había una vez, una bella mujer y un soldado lleno de cicatrices que se amaron tan indomablemente, que creyeron que sus sueños podrían hacerse realidad, creyeron que su amor era tan fuerte y que podría luchar contra todos y todo.

Sin embargo, aquella fantasía algunas veces no ocurre en la vida real. Algunas veces, las personas son débiles, mienten, engañan, huyen... esto último fue lo que hizo Celeste, al advertir que Thiago la estaba mirando a través del cristal de su ventana.

Ella no lo saludó, no se acercó, ella no le sonrió, solo se alejó del edificio, su figura desdibujándose hasta que Thiago ya no pudo verla más.

Él suspiró, preguntándose si estar en el limbo con Celeste era su destino.

¿Había sido producto de su imaginación? ¿Ella jamás estuvo allí? Él comenzaba a dudar de sí mismo.

—Ellos saben que estoy viva, Thiago. Ellos lo saben —decía Celeste cada noche, sus ojos febriles—. Ellos me llevaran a la muerte de nuevo. ¡Ellos lo harán! ¡Tienen que desaparecer!

Thiago se preguntaba si Celeste continuaba repitiendo tales miedos, se preguntaba si todavía el desasosiego carcomía su interior de tal modo que hasta que el dolor llegaba a sus huesos, se preguntó también si alguna vez dejaría de pensar en ella.

¿Qué se debía hacer para olvidar a alguien que se coló en tu interior, se adueñó de tu corazón, y formó parte fundamental de tu vida?

Fácil, te resignas ante la idea de que, olvidar un amor como aquel, era total e irreparablemente imposible.


Entre Versos y Lágrimas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora