Catorce

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Antes

¿Celeste tenía esperanzas? Sus ojos le indicaban que quizás no.

En breves momentos la descubría observando a través de los cristales de la ventana, su mirada perdida en un punto impreciso, su ceño fruncido, su respiración agitada, el odio en su semblante, sus manos cerradas en puños, hasta que Thiago tenía que intervenir acercándose a ella para conseguir distraerla.

Un día, sin embargo, cuando lo hizo, Celeste se levantó de puntillas, lentamente acercando su rostro al suyo, tomándolo por su camisa, para después devorar sus labios en un sorpresivo y voraz beso.

Pero no había amor, ni pasión, ni emoción, ni siquiera ternura... solo había furia, deseo, placer, júbilo.

Tenía dos opciones: aceptar lo que ella le ofrecía, como cualquier otro hombre lo haría, aceptar que el beso y lo que tal vez venía después, sería solo diversión... o bien podría alejarla.

Thiago sufrió entonces, de un modo desconocido para él. Jamás había previsto que sus sentimientos serían tan profundos, pero lo eran. El amor también duele, en ocasiones destruye, en ocasiones es imposible creer en él, pero cuando una persona lo siente, cuando ha caído profundamente enamorado de alguien, es difícil volver atrás. Tenía una nueva visión de la vida, tenía un sentimiento que no había experimentado jamás; era como si abriese los ojos después de un largo tiempo.

Si ella no sentía lo mismo, debía dar marcha atrás, pues lo que menos deseaba era salir lastimado.


Entre Versos y Lágrimas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora