Cuarenta y cinco

309 35 2
                                    

Antes

Dos días después, Celeste se marchó del pueblo.

Recibió la llamada de su abuelo, quien la estuvo buscando durante meses. Ella había insistido en que Thiago la acompañase a la ciudad; no obstante él desechó la idea, no deseaba salir de casa, no podía enfrentar las miradas despectivas de las personas.

Sus huéspedes se habían marcharon tan rápido que Thiago dudó si estuvieron allí en primer lugar; la policía casi lo culpó a él del robo, anunciando que Thiago podría haberse confabulado con su tío para aprovecharse de los turistas y conseguir más ganancias.

Así que Thiago cometió el error de encerrarse a sí mismo una vez más, centrándose en sus penas; pensando siempre en ayudar a Celeste tanto como pudiese, ignorando sus propios problemas. ¿Pero cómo podría ayudarla a ella cuando ni siquiera podía consigo mismo? Se encontraba dentro de un laberinto, perdido, sin dirección, dando vueltas y vueltas, desorientado.

Y cuando Celeste regresó, ya no era la misma.


Entre Versos y Lágrimas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora