Cincuenta y tres

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Dentro de unos días, el epílogo *-*

Después

Todos podían comprender las razones por las que Thiago se enamoró de Bliss. En primer lugar, esta era una chica extremadamente adorable y dulce que hacía todo para ayudar a los demás, con aquel espíritu solidario que la rodeaba. Era afectuosa, noble, entregada... su mayor pasión era su carrera como enfermera.

Cada vez que sonreía, su familia y amigos se iluminaban... tenía muchas virtudes, las que todos veían y apreciaban. Pero también tenía defectos: era obstinada, un poco caprichosa y su curiosidad sobrepasaba los límites. A veces ponía las necesidades de otros por encima de las suyas, lo que volvía loco a Thiago, no obstante aún así él no quería que ella cambiara. Era perfecta sin importar qué.

Cuando se enojaba, era un torbellino.

Era extremadamente sensible, emocional, y no temía demostrar sus sentimientos. Lo que más amaba de Bliss era eso, ella no ocultaba nada, no habían máscaras en su rostro, siempre caminaba hacia adelante, mostrando su verdadero ser.

Su timidez era casi adorable, al igual que la manera en la que tendía a desvariar cuando se ponía nerviosa.

Cuando se caía, volvía a levantarse y seguía caminando hacia adelante. ¿Cómo no enamorarse de una persona así, cuando la tenía frente a él todo el tiempo? Imposible. Bliss llenó cada vacío en Thiago, hizo de él una mejor persona, y él hizo lo mismo a cambio.

Aunque eran polos opuestos, sus caminos se atraían y se habían unido, el amor era intenso y cálido, sacando lo mejor de ellos.

Y a partir de aquel momento, cuando Thiago por fin confesó aquellas palabras mágicas, Bliss se iluminó aún más, y Thiago fue testigo de cómo la mujer que más había amado era feliz por su causa, tan feliz que podría explotar de tanta alegría.

Ella reía y lo besaba, incluso se sentó en sus piernas, rodeándolo con sus brazos, besando cada parte de su rostro.

Aquel solo era el principio de todo y se sentía entusiasmado y a la expectativa por aquel futuro que desconocía.

Sabía que volvería a recorrer cualquier camino, por desafortunado que fuese... solo para llegar a ella.


Entre Versos y Lágrimas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora